Papá, mamá, hablemos de dinero
Para cada edad hay una lección en finanzas que impartir a los pequeños de la casa
El Planeta Novus, es el lugar imaginado y elegido por los autores de Once upon a dime (Érase una vez una moneda de 10 centavos), para actualizar una serie de libros de historietas que la Reserva Federal de Nueva York publica para enseñar a estudiantes mayores de 10 años principios económicos básicos y conceptos como el comercio, el papel del dinero y la banca. Es un librito que se puede obtener directamente desde Internet y cuya versión impresa se puede solicitar por escuelas.
Y es un paso más en una educación básica para los niños que aprenden a entender y gestionar el dinero siguiendo el ejemplo de sus padres, cuidadores y educadores.
Los niños, muchas veces se usa este símil, son esponjas a la hora de aprender y eso ocurre también con las cuestiones relativas al dinero. Aprenden viendo cómo se gana, ahorra, gasta, se toma prestado… y no es un tabú. Por eso, no solo es importante predicar con el ejemplo sino además ser conscientes de que con un niño al lado, se está formando a un consumidor y a una persona que tiene que aprender.
Y según la Oficina de Protección al Consumidor Financiero, CFPB en sus siglas en inglés, esta educación empieza muy pronto. Aunque entre los tres y los cinco años no entienden bien conceptos abstractos, si que desarrollan destrezas que son la base para el bienestar futuro. Entienden que la gente tenga trabajos y para qué, entienden que hay que seguir instrucciones y que los problemas se resuelven. Se puede hablar con ellos de la necesidad de trabajar para ganar dinero, pagar la renta, comprar juguetes…
En esta Oficina explican que a los cinco años ya son capaces de pensar en ahorrar y tener una alcancía (o incluso una cuenta de ahorros) ofrecen la posibilidad de desarrollar “una actitud positiva frente al ahorro”, explica la autora Laura Schlachtmeyer en una guía para padres de la misma CFPB. Los niños, a esta edad ya pueden adquirir interés por la planificación financiera y ser capaces de tener mejor disposición frente al ahorro.
Una de las cosas más importantes es que a esa edad y quizá algo más mayores (cuando no se les pierden las cosas con tanta frecuencia) pueden recibir una mesada regular. Por parte de los padres, los abuelos u otros familialres. No tiene que ser elevada necesariamente pero como Schlachtmeyer explica, la mesada por sí misma no es eficaz si no llega con instrucciones.
Junto con la cantidad de dinero que sea, hay que dar” una orientación sobre el ahorro y el presupuesto” para poner en contexto qué hacer con el dinero y como planificar su uso. “Cuando se proporcionan oportunidades para el gasto y el ahorro, hable con sus hijos sobre sus decisiones”, explica. Hable de cosas de las que merezca la pena esperar para gastar o de ahorrar para conseguir, por ejemplo. Considere el momento como una gran oportunidad para ejercitar unas matemáticas básicas y la importancia de meditar las decisiones (y aprender de los inevitables errores).
De acuerdo a la CFPB, entre los seis y los 12 años, los niños empiezan a asimilar e interactuar con el mundo de las finanzas. Son capaces de comprar sus helados, esperar la devolución de un dinero con el que han pagado algo, pueden determinar cuánto cuesta una cosa con respecto a la otra. Es una ocasión para ayudar a desarrollar hábitos financieros.
Los adolescentes suelen tomar decisiones financieras de una forma relativamente independiente y algunos de ellos incluso han podido ganar algún dinero en trabajos de verano o algún que otro fin de semana. Es importante que tengan cada vez más independencia para que sus decisiones sean más personales y por lo tanto reflexionar mejor sobre las consecuencias de ellas. No obstante, como padres y educadores no deben faltar nunca los consejos y las orientaciones. Los padres siguen siendo la clave.
A tener en cuenta
La Oficina de Protección al Consumidor Financiero sugiere un par de cosas a tener en cuenta:
- Los niños aprenden del comportamiento de los mayores, se les enseñe o no a propósito. Predique con el ejemplo.
- No se preocupe por lo que no sabe. La mayoría de las personas no saben lo que no saben pero en cuestiones prácticas de gestión y ahorro siga educando a sus hijos con lo básico.
- De explicaciones. Muchas veces los niños ven algo pero sacan conclusiones equivocadas, por ejemplo, que la tarjeta de crédito o débito es dinero ilimitado. En cuestiones de dinero, es importate que no deje nada al azar y de explicaciones o repase en voz alta lo que ha pasado.