Editorial: En defensa de DACA
Trump debe dar tranquilidad a esos jóvenes
No hay buenas noticias en inmigración desde el arribo de la administración Trump. Pero no se puede ignorar que en medio de un clima de arrestos y deportaciones, todavía hay miles de personas que siguen acogiendo al programa DACA.
Pasaron cinco años desde el anuncio durante el gobierno de Barack Obama, del programa para proteger contra la deportación a los menores de edad que fueron traídos a Estados Unidos por sus padres indocumentados.
Por el momento el proceso de otorgamiento y extensión de esta protección no se vio afectado con el cambio en la Casa Blanca. En los últimos meses se aprobaron más de 17,000 beneficiarios nuevos y se extendió por dos años la protección a más de 100,000 de los cerca de 742,000 dreamers.
Lo que sí empeoró considerablemente son los esfuerzos de las autoridades de inmigración para buscar excusas con el propósito de quitar esta protección a quienes la tienen.
Hasta ahora se deportaron a 43 jóvenes por estar convictos o haber tenido un pasado supuestamente pandillero. Más de 670 están en proceso de remoción. Hoy quienes pierden DACA o no lo renuevan, pasan a ser una prioridad de deportación. Antes la atención estaba puesta en la captura de los indocumentados que eran peligrosos.
Hace unos días el juez federal Mark H. Cohen, emitió una decisión importante en el caso de Jessica Colotl, a quien se le quitó la protección arbitrariamente y bajo una información equivocada. Cohen determinó que las autoridades no habían dado al tribunal el motivo para tomar la decisión de quitarle el amparo de DACA a Colotl y negarse a renovarla.
Esto es muy esperanzador.
La derecha antiinmigrante cuestiona a Trump por mantener lo que llaman una “amnistía”, en vez de cumplir la promesa electoral de eliminar DACA desde el primer día. El presidente expresó en varias oportunidades una ambivalencia respecto a perseguir a estos jóvenes.
Esto es una buena señal porque le da cobertura los proyectos de ley H.R.1468 y H.R.496/S.128 que esperan en el Congreso.
El primero, que cuenta con el respaldo de 16 republicanos, les otorga a los dreamers un estado legal. El segundo, que también tiene apoyo bipartidista, los protege hasta que haya una reforma migratoria integral.
Trump le dice a los dreamers que “estén tranquilos”. Eso no es posible cuando se están buscando motivos para quitarles DACA y su situación depende de una orden presidencial en medio de un clima hostil para los indocumentados. Entre la protección y la deportación hay una línea débil.
Se necesita leyes que protejan de una vez por todas a estos jóvenes. Hay muchos legisladores que los quieren deportar, hay otros tantos que valoran su aporte y el que no sean responsables de su situación legal.
Es urgente actuar en su defensa.