En EEUU, cadena perpetua para dos Zetas; en México, un pueblo destrozado por ellos
Los integrantes del grupo criminal son acusados de matar a un agente del ICE
MEXICO – Juan Manuel Maldonado Amezcua, alias “Zafado”, 36 años, y Jesús Ivan Quezada Piña, también conocido como “Loco”, de 29, a quien el gobierno estadounidense dio en las últimas horas cadena perpetua por el homicidio de un agentes encubierto del ICE, dejaron en México una factura que todavía cobra con sangre y violencia en un empobrecido municipio y sus alrededores.
Se trata de Río Verde, una región enclavada en la sierra Tarahumara en San Luis Potosí, donde el par de sicarios condenados a miles de kilómetros operaban a su anchas bajo el mando de Julián Zapata Espinoza, El Piolín, donde extorsionaban, secuestraban, asesinaban con impunidad hasta que se les fue la mano con el agente estadounidense en 2011.
“Los agentes especiales de HSI, Jaime Zapata y Víctor Ávila, estuvieron en México para proteger y servir a nuestro país cuando fueron emboscados por estos criminales despiadados, que ahora pasarán el resto de sus vidas en la celda de una prisión”, dijo el secretario de Justicia Auxiliar Interino estadounidense.
Pero del otro lado de la frontera nada ha cambiado en la región donde se empoderaron esos asesinos, según documentó el investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, José Guadalupe Rivera, en un estudio encargado por las autoridades municipales preocupadas por la agudización de la violencia: en 2010 hubo 187 asesinatos; para 2016, alcanzó la cifra de 286.
En 2017 la prensa local ha documentado hechos de todo tipo relacionados con la presencia del crimen organizado, de incendios de negocios a robos, secuestros, riñas de pandillas y el asesinato de choferes, policías, transportistas, líderes campesinos y comerciantes.
La raíz de este problema -concluyó el investigador Rivera- está ralacionada a la falta de políticas sociales y económicas para reducir la desigualdad, pero, principalmente a la falta de justicia y el reconocimiento de esta carencia.
“El debilitamiento y descomposición de las instituciones de seguridad y procuración de justicia, lo que ha generado un incremento de la impunidad y falta de competencia para investigar los delitos por parte de las instituciones de seguridad y procuración de justicia del país’’.
Después de matar al agente estadounidense, “El Safado“, de 30 años, siguió como si nada con sus actividades delictivas y fue aprehendido poco después mientras mantenía secuestrada a una persona en una casa de seguridad en la colonia Ciudad 2000 (en la capital potosina) hasta que EEUU pidió su cabeza y la Policía Federal lo detuvo.
Tras su captura se supo que mantenían cautivas a otras víctimas de secuestro, en el fraccionamiento San Ángel, en la misma ciudad. Ahí fueron detenidos cinco presuntos delincuentes y se logró la liberación de tres víctimas más.
A la banda se le confiscóuna granada de fragmentación, dos fusiles de asalto AR-15, calibre 223, cuatro armas largas AK-47, 35 cargadores para AK-47, 595 cartuchos útiles de diversos calibres.
Dos años antes, Julián Zapata Espinoza, El Piolín, el líder de la banda había estado preso en un penal ante el juez cuarto de distrito en San Luis Potosí pero había sido liberado “por falta de pruebas’’.