Esposa de Luis Bracamontes declarada también culpable de muerte de dos policías
En total, Janelle Monroy fue acusada de asesinato, intento de asesinato, robo de vehículo y posesión ilegal de arma de asalto
Janelle Monroy, esposa de un inmigrante indocumentado culpable de los asesinatos de los alguaciles Danny Oliver, de Sacramento, y Michael Davis Jr., de Placer, fue declarada culpable de asesinato, intento de asesinato, robo de vehículo y posesión ilegal de un arma de asalto.
Monroy, esposa del mexicano Luis Bracamontes, declarado culpable la semana pasada por la muerte de los oficiales, fue culpada por un jurado en Sacramento, California.
La mujer, de 41 años y nacida en Arizona, enfrenta la posibilidad de una cadena perpetua en su sentencia final, programada para el 23 de marzo.
Bracamontes, de 37 años y quien ha sido deportado cuatro veces del país, podría ser sentenciado a la pena de muerte en el juicio final que debe comenzar el 5 de marzo.
El 24 de octubre de 2014, Bracamontes disparó a la cabeza a Oliver cuando el oficial se acercó a Monroy, que estaba junto a un vehículo estacionado frente a un motel, para pedirle su identificación.
El hispano y su mujer se dieron a la fuga, robaron varios automóviles y dispararon contra varias personas, incluido un conductor que recibió cinco disparos pero sobrevivió.
Al finalizar el día, cerca de la ciudad de Auburn, al noreste de Sacramento, el mexicano dio muerte al agente Davis e hirió a otro alguacil antes de ser capturado.
Aunque la hispana fue descrita por los abogados de la defensa como una “víctima de la violencia de su esposo”, el jurado la encontró culpable de 10 cargos graves, incluido el de transporte del rifle de asalto AR-15 con el que resultó muerto Davis.
El día en los asesinatos, Bracamontes y Monroy se encontraban en Sacramento luego de viajar desde Utah, donde residían.
Por mal comportamiento en la corte que asumió el proceso, Bracamontes fue expulsado permanentemente después de que dirigiera exabruptos a los familiares de las víctimas, al jurado y al propio juez, Steve White, aunque continuó escuchando el juicio mediante una transmisión de audio.