¿Por qué Enrique Peña Nieto esperaría hasta diciembre para divorciarse?
Los rumores de un divorcio entre Peña Nieto y Angélica Rivera cobran fuerza en México
MÉXICO – Los rumores sobre un posible divorcio del presidente Enrique Peña Nieto, de 52 años, de su esposa Angélica Rivera, de 49, fueron una constante a lo largo del gobierno. Pero en la medida en que se acerca el fin del sexenio 2012-2018, los cuchicheos pasaron de las revistas del corazón, la farándula y los chismes, a las columnas políticas.
En una reciente publicación, el diario El Universal prácticamente dio como un hecho la separación como una estocada al romance que arrancó en 2008 al estilo de una telenovela de Televisa -donde trabajaba Rivera como protagónica de culebrones- cuando Peña era gobernador del Estado de México y el soltero más cotizado de México, tras la muerte de su primera mujer.
Según el articulista Salvador García Soto, quien firmó la columna como un “trascendido”, hace dos años que Angélica Rivera “La Gaviota” no vive en Los Pinos, presuntamente por un acuerdo entre ella y el presidente, luego de que los asesores de Peña acordaran que no era conveniente un divorcio mientras el mandatario estaba en función.
“Ella radicaba ya desde hace algún tiempo entre sus departamentos en Miami y en una casa que adquirió en Los Ángeles, donde estudia actuación una de sus hijas”, detalló posteriormente García Soto en una entrevista promovida en el mismo diario, donde se especula que el rompimiento de la pareja presidencial sería después de diciembre.
La figura del divorcio todavía pesa en los presidentes de México, debido al concepto tradicional de familia que prevalece en la sociedad mexicana, explica Nicolás Loza, analista político de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
“No sería el primer presidente de México que tiene una situación de este tipo. Entre los últimos podemos referirnos a José López Portillo, quien estaba casado con Carmen Rivero y consuma su divorcio apenas termina su administración, para casarse con Sasha Montenegro, luego hubo rumores de la mala relación de Ernesto Zedillo”.
En el caso de Peña y Rivera –quienes juntos tienen seis hijos, ninguno en común—las habladurías comenzaron por algunas actitudes de aparentes desplantes de la pareja en público, por los que el presidente tuvo que salir a dar la cara en algunas entrevistas de televisión. “No tengo ni idea. Mi esposa y yo nos preguntamos: ¿a quién se le ocurrió que tenemos problema alguno? ¡Qué va. Ninguno! No sabes cuánto nos reímos”, dijo en septiembre de 2015.
En los últimos días, Peña no ha hecho lo mismo para revertir los rumores atribuidos a una amiga de La Gaviota.
“Son tantos los reveses y es tan baja su popularidad de Peña que cualquier asesor sensato le debe decir, si es el caso, que un divorcio sería un pésimo cierre para su sexenio y es mejor esperar… la figura de la Primera Dama todavía es importante para la sociedad por razones culturales si no reglamentarias”, explica Loza.