Editorial: El huachicoleo en México
La cifras del fraude son impresionantes. El robo llegó a los $3,250 millones de dólares anuales.
El año pasado, en México los ladrones de combustible se robaron el equivalente a casi todo el presupuesto que en 2019 se destina a la Agricultura. La magnitud de este crimen que está combatiendo el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador es una fuerte indicación de los cambios que se deben hacer.
Es común que cada presidente mexicano abra su gestión con un acto espectacular para combatir la corrupción. Algunos gobiernos priistas arremetieron contra líderes sindicales que crecieron a la sombra del partido. López Obrador (AMLO) fue más allá.
Su combate al robo de gasolina apunta tanto a lo más alto de la corrupción en Pemex como a lo más bajo del hurto, en donde las mafias locales “ordeñan” los oleoductos en lo que se conoce como huachicoleo.
Este delito creció en los gobiernos panistas y priistas que estaban al tanto del robo pero no hacían nada en su contra, aunque los números de Pemex no cuajaran. Tampoco las autoridades locales actuaban, cuando veían la venta ilegal de combustibles desde vehículos estacionados al borde de una carretera.
La cifras del fraude son impresionantes. El robo llegó a los $3,250 millones de dólares anuales. El número de las tomas “clandestinas” alcanzó aproximadamente a las 15,000, según Pemex. Esta cantidad representa cerca del 7% del valor anual de las ventas internas petrolíferas. Hay 33 personas denunciadas por este delito, 588 personas acusadas y 8,482 investigaciones en curso, de acuerdo a las autoridades federales.
Tres funcionarios de la dirección de Pemex ya fueron acusados de fraude, 13 empresas franquiciatarios de Pemex son investigadas y otras 14 compañías tienen las cuentas congeladas.
Los reportes periodísticos señalan que casi un 80% del fraude fue cometido a gran escala. A través de facturaciones en los centros de almacenamiento, la sustracción de buquetanques, estafa en gasolineras y el huachicol en gran escala. También hay delitos financieros, como lavado de dinero, ligados a esta maniobra.
Se estima que este problema está principalmente en siete estados, aunque en Puebla está lo que se considera el “triángulo rojo” en donde la pobreza juega un papel. La mortal explosión en Hidalgo refleja la peligrosa costumbre de la población de aprovechar la pérdida de un oleoducto para abastecerse, a falta de otros recursos.
El combate a la corrupción tiene muchos frentes. Entre la investigación civil y la vigilancia militar de los ductos hay un plan de ayuda económica a 91 municipios que atraviesan los oleoductos.
La lucha contra el huachicol es difícil. Se necesitó cerrar oleoductos importantes, lo que causó un desabastecimiento que fue aprovechado políticamente en contra de AMLO. Después vinieron los sabotajes al servicio.
No obstante, este es un buen comienzo para recuperar el dinero robado a los mexicanos. Pero para que sea efectivo AMLO necesita la ayuda popular para reportar al huachicoleo, en vez de arriesgar la vida aprovechando el delito.