Tu trabajo: ¿por placer o por dinero?
Podemos ver nuestra actividad diaria como un empleo, como una carrera o como una vocación.
La visión que tenemos acerca de trabajar cambia con el paso del tiempo: de niños lo podemos ver como el enemigo que nos separa de nuestros padres, en la juventud es la mejor salida para ganar unos pesos que nos den la oportunidad de darnos un gusto y en la vida adulta puede resultarnos tan atractivo o desagradable como el valor que le demos.
Según un estudio publicado en el Journal of Research in Personality, en 1997, las personas suelen ver su trabajo desde tres perspectivas: como un empleo, una carrera o una vocación.
Para las primeras su labor se transforma en un mal necesario y lo realizan como una forma de cumplir con otros objetivos, les significa una carga que solamente se hace más liviana cuando reciben la remuneración económica, sin embargo, no es algo que disfruten y por el contrario, lo sufren.
En la segunda categoría su labor se traduce en una oportunidad para lograr mejores posiciones tanto en lo económico y lo profesional, es por eso que están dispuestos a sacrificar su vida privada, porque asumen que su recompensa la obtendrán a partir de que su posición económica, laboral y social se impacte favorablemente.
Mientras que los que lo miran como una vocación son tal vez los más afortunados porque lo realizan con placer, saben que lo que hacen tiene un impacto para sí mismos y con respecto a la sociedad, por eso para ellos el aspecto económico no es lo prioritario pues ven en su labor una extensión positiva de su existencia.
Sonja Lyubomirsky, autora del libro La ciencia de la felicidad, Editorial books4pocket, explica que posiblemente caigamos en la tentación de asumir que algunas ocupaciones son susceptibles a resultar más atractivas que otras, y aunque es una posibilidad, “los investigadores han comprobado que las personas son sumamente hábiles para adaptar su empleo a fin de convertirlo en algo que les proporcione el máximo de compromiso y de sentido.
Por ejemplo, las entrevistas a 28 personas que integraban el equipo de limpieza de un hospital revelaron que a algunos de ellos les desagradaba limpiar, les parecía que no requería de demasiada habilidad y hacían la mínima cantidad de trabajo; otros en cambio transformaban el trabajo en algo más elevado y significativo… mejoraba la vida cotidiana de los pacientes, los visitantes y las enfermeras”.
La autora explica que ver el trabajo desde esta perspectiva los llevaba a fluir mejor en él, se planteaban desafíos, como buscar hacerlo con mayor eficacia o cómo contribuir a que los pacientes sanaran más aprisa haciéndolos sentir más cómodos. Así, realizaban otras tareas como arreglar los cuadros que adornaban las paredes o colocar flores donde consideraban que hacían falta.
Al respecto, recomienda buscar acciones en el trabajo que nos ayuden a detectar la trascendencia que tiene más allá de los beneficios personales.
Quizá para una vendedora de una tienda departamental le sirva conocer que ayudar a una persona a encontrar un vestido adecuado, no se limita a que luzca una linda prenda, sino que puede ser el vestuario que la acompañe en una noche importante como su graduación de la universidad o a otra, a la boda de su hijo. Si aprende a verlo de esta forma descubrirá que su labor es más importante que el simple hecho de cubrir una cuota de venta.
El mismo efecto tiene para un alto ejecutivo de un banco encargado de autorizar un crédito: no es sólo ejercer su poder de decisión, posiblemente le ayudará a solucionar a alguien el pago para la compra de su casa o la posibilidad de atender una enfermedad. Sin importar a qué nos dediquemos la esencia de la labor que realizamos tiene un sentido más profundo, que va a aparecer en la medida en que nos pongamos en los zapatos de quienes reciben los beneficios, empezando incluso por el propio hogar.
Para leer
Gente tóxica
Bernardo Stamateas
Editorial Vergara
Para ver
Wall Street
Dirige Oliver Stone
Estados Unidos, 1987
“Conocerte a ti mismo, esculpe tu carácter”.
Bojorge@teleton.org.mx