Heroína y armas en un billar del Sur
Darío Jorge Herrera tenía un billar y un puesto de tacos, pero su gran negocio era la venta de heroína y armas. Agentes del ATF lo arrestaron en su billar la semana pasada.
En medio de dos tortillas envueltas en papel celofán, Darío Jorge Herrera entregó una onza de heroína a su comprador.
La transación de esa “mulita de droga”, a un costo de 950 dólares, se llevó a cabo la tarde del 17 de noviembre de 2011 en un salón de billares del Sur, propiedad del mismo Herrera, de 45 años de edad.
Lo que esa tarde Herrera no sospechaba, ni lo sospecharía durante los próximos seis meses, era que su comprador era un informante confidencial de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF).
Desde noviembre agentes federales encubiertos le estuvieron siguiendo la pista a Herrera, hasta que el pasado miércoles fue arrestado en su propio billar, localizado en el 8419 South Central Avenue, acusado de ser un peligroso traficante de armas y drogas en esa zona de Los Ángeles.
Una declaración jurada de un agente de la ATF que colaboró en la investigación revela la forma que en varias ocasiones Herrera le vendió heroína y armas al informante secreto.
El 16 de marzo pasado, señala esa declaración que forma parte de la acusación formal presentada ante la Corte Federal de Distrito en Los Ángeles, el informante habló por teléfono a Herrera solicitando dos onzas de heroína y armas.
Ese día el informante llegó al lugar acordado, en la intersección de avenida Central y 40th Place, donde lo esperaba Herrera adentro de un vehículo para entregarle una bolsa con la droga a cambio de 1,400 dólares.
Herrera también le mostró tres pistolas y cuatro rifles, uno de ellos con el número de serie borrado, por las cuales pagó 3,700 dólares.
Durante varios meses Herrera estuvo vendiendo heroína infiltrado de la ATF, además de 31 armas de diferentes tipos y calibres.
En la investigación también participaron el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) y la Agencia Federal Antidrogas (DEA), cuyos agentes realizaron un cateo al negocio de Herrera donde se decomisaron siete libras de heroína y siete armas de fuego más.
Residentes del lugar donde se supone Herrera tenía su centro de operaciones, se sorprendieron del arresto, ya que dijeron se trata de una persona muy amable y tranquila.
“También tiene un puesto de tacos aquí cerca”, comentó un vecino del billar, al cual recientemente le cambiaron la fachada para anunciar el taller Ricardo’s, donde se realizarían pruebas de deteccción de smog para automóviles.
El mismo billar está contiguo al templo Church On The Way Outreach Ministry y rodeado por otras tres iglesias.
“Esta investigación está lejos de terminar”, declaró el agente especial Steven Bogdalek, quien el pasado 23 de abril fue nombrado jefe de la oficina del ATF en Los Ángeles. “Ahora determinará de dónde provenían esas armas y cómo terminaron en posesión de Herrera”.