Incrementan los crímenes de odio contra latinos en Los Ángeles
La ciudad angelina tiene la mayor concentración de grupos de odio en el país.
California es el estado con el mayor número de organizaciones de odio en el país, y el área de Los Ángeles tiene la mayor concentración de grupos racistas y extremistas en Estados Unidos, de acuerdo con un reporte anual de inteligencia.
El reporte del Centro Legal Sureño para la Pobreza (SPLC) determinó que en California operan 72 organizaciones extremistas de odio, pero en el área de Los Ángeles, si se le ve por separado, operan 54 organizaciones de ese tipo.
La cantidad de grupos de odio en Los Ángeles es mayor que la mayoría de los estados, equivale al total en todo el estado de Texas y solo lo supera el segundo estado con más agrupaciones extremistas, Florida, con 68 grupos.
En Los Ángeles hay organizaciones racistas, supremacistas, de ideología nazi, de extrema derecha, otras que al cobijo de la segunda enmienda promueven armarse masivamente, de teorías conspirativas sin bases, anti musulmanas, y de una ideología desapegada de la realidad, como Q’Anon.
Otras organizaciones, como los Proud Boys o muchachos orgullosos, no radican directamente en Los Ángeles, pero se enfocan en el área angelina para manifestarse.
California tienen tres capítulos de Proud Boys –solo lo supera Florida con seis capítulos—en Fresno, Sacramento y Anaheim, pero la facción del condado de Orange y a menudo desde Fresno se reúnen en Los Ángeles.
El pasado 6 de enero, mientras cientos de seguidores de Donald Trump tomaban la sede del congreso, docenas de integrantes de Proud Boys se concentraban en Los Ángeles simultáneamente al asalto al Capitolio.
Berlinda Nibo, de 25 años de edad, tenía que pasar ese día cerca de ese grupo que protestaba frente a la alcaldía de Los Ángeles para llegar a su casa, pero el grupo la atacó, le roció el rostro con gas pimiento y la insultó repetidas veces mientras al menos un sujeto la abrazaba para inmovilizarla desde la espalda.
“Solo caminaba y me agredieron por mi color de piel”, dijo la joven a La Opinión, “me gritaron la palabra ‘N’, y de pronto ya me rodeaban y comenzaron a darme empujones”.
“Me decían que ‘todas las vidas importan pero las vidas negras no importan”, recordó. Berlinda llevaba una peluca y una mujer del grupo de seguidores de Trump se la arrancó. La joven les gritó que la dejaran, que no la empujaran, y entonces “uno de ellos se puso muy violento y me pegó en el rostro”
Dijo que, después de ese golpe, muchos tomaron una actitud más agresiva, le escupieron, le rociaron el rostro con gas. Fue entonces que el sujeto la tomó por la espalda, presuntamente para impedirle que, de defenderse, sus agresores se creyeran motivados a golpearla.
El sujeto que la detenía le decía “que me tranquilizara porque querían matarme”, recordó la joven.
La policía todavía busca al hombre que golpeó a Berlinda en el rostro y a otro involucrado en el ataque.
Berlinda dijo que “como estaban, tal vez sí pensaron en matarme; no sé qué está pasando en el mundo, yo solo me dirigía a mi casa”.
El informe del SPLC destaca que el número de organizaciones de odio ha bajado en el país de 940 a 838, pero ahora son más radicales, hay gente sin grupo pero movilizada y por primera vez tienen un líder que les es común: el expresidente Donald Trump.
El centro no respondió a lo inmediato a una solicitud de La Opinión, pero en declaraciones escritas explicó que “la proliferación de plataformas extremistas en internet permite ahora a las personas participar en movimientos potencialmente violentos como Q’Anon y Boogaloo sin ser miembros de algún grupo en particular”.
“Es un fenómeno que borró los límites entre grupos de odio e ideologías de extrema derecha, lo que contribuye a fusionar un movimiento más amplio pero menos afiliado a grupos que rechazan las instituciones democráticas y a la sociedad pluralista”, informó.
El número de grupos nacionalistas blancos disminuyó de 155 a 128, y hay un “continuo colapso del Ku Klux Klan –de 47 1 25 grupos– a medida que los extremistas más jóvenes se trasladan a grupos supremacista blanco más nuevos”.
Las organizaciones ahora coinciden en emplear el internet en forma cifrada y, sea como grupos o como individuos, buscar una dirigencia unificada.
“La insurrección del Capitolio demostró cómo la campaña de Trump y el movimiento MAGA ofrecieron a las personas una especie de camaradería que podían obtener al ser miembros de un grupo de odio o antigubernamental, donde el propio Trump era una fuerza radical”, dice el centro.
La Oficina de Investigaciones Federales (FBI) todavía no elabora su reporte de crímenes de odio del 2020, pero el más reciente terminado en el 2019, destaca dos puntos clave.
Ha sido el año con más crímenes de odio en más de una década y sobresalen por número e intensidad los crímenes de odio contra los latinos.
En cuanto a lo que en adelante se podría esperar, el reporte de inteligencia del SPLC dice que “uno de los legados más perdurables y perniciosos de la era Trump es el éxito de la derecha radical en la construcción de una realidad alternativa, reforzada por una corriente interminable de desinformación y teorías de conspiración infundadas”.
Contexto histórico
El director de la organización Derechos Plenos para los Inmigrantes en Los Ángeles, Juan José Gutiérrez dijo por su parte a La Opinión que es importante entender el contexto histórico.
Desde la época de la Gran Depresión, a fines de los años treinta, al sur de California llegaron comunidades de raza blanca que habían sido discriminados en estados como Oklahoma y Arkansas, identificados como “los okies”, que empezaron a discriminar a los latinos y a las comunidades de color.
Desde ese tiempo proliferaron en grupos como el Ku Klux Klan, y continuaron en organizaciones similares que derivaron de entonces; solo se apaciguaron durante las movilizaciones pro los derechos civiles en los años sesentas.
“Ahora lo que pasa es que esa población blanca siente que está perdiendo sus privilegios y además sabe que en el sur de California ya es una minoría demográfica”, dijo el abogado egresado de la Facultad de Derecho Loyola en Los Ángeles.
“Es una población que además está muy enojada porque desde hace tiempo el partido Republicano no ha ganado una elección en California y es una opción cada vez más lejana”, comentó.
Gutiérrez dijo que la llegada de Trump a la Casa Blanca polarizó a esa comunidad blanca enojada, al nivel de que “lo importante ya no es si hay tantos o más grupos supremacistas y extremistas en el sur de California, sino que es un movimiento lleno de coraje porque siente que pierde sus privilegios de ser blanco”.
El dirigente destacó que no todos los blancos son supremacistas, de la forma en que hay latinos que por ignorancia apoyan a los supremacistas blancos.