Unidos en el amor y en enfermedad de COVID: parejas que viven para contarla
Viven para contar su experiencia con el COVID y como su relación se fortaleció
La pandemia de COVID no solo puso a prueba el matrimonio de 24 años de Erica y el diácono Jesús Bravo sino el de José y Yosahaira Bravo con 4 años de casados. Ambas parejas de casados pasaron por el infierno de ver a sus cónyuges enfermos del virus, pero se recuperaron y la traumática experiencia los dejó más unidos que nunca.
Durante el Día de San Valentín, el día que se celebra el amor y la amistad, y también es considerado el Día Mundial del Matrimonio, La Opinión presenta las historias de cómo tres parejas angelinas han enfrentado la crisis de salud y económica que nos ha traído el coronavirus.
En la casa de los Bravo, viven 5 adultos, Erica y su esposo el diácono Jesús; José y Yosahaira; Natalie, hija de Erica y Jesus; y los 3 menores nietos, en un departamento de dos recámaras y un solo baño en Los Ángeles.
Por eso no fue extraño que cuando uno se enfermó de COVID, los demás le siguieran. El coronavirus le pegó a Jesús Bravo, esposo de Erica; a su nuera Yosahaira; a su hija Natalie de 29 años; y a dos nietos José Jr. de 2 años e Isaías Jesús de 1 año.
Nadie se explica como Erica, la matriarca del hogar, su hijo José de 25 años y su nieta Lexie Rose, hija de Natalie, quien va a cumplir 2 años, no se contagiaron.
“La primera en salir positiva fue mi nuera Yosa, pero yo no. Luego los dos niños salieron positivos. Entonces fue como un shock descubrir que el virus estaba en la casa, y que mi hija y mi esposo también lo tenían”, dice Erica.
“Pusimos en marcha un plan familiar de aislamiento a todos los enfermos en un cuarto, pero no fue fácil porque los niños no querían estar encerrados ni usar mascarillas. Y fue todo un reto estar desinfectando y limpiando todo constantemente”.
Lo más difícil fue vencer el temor. “Te llega el miedo, la incertidumbre. Te preguntas qué va a pasar. ¿No van a poder respirar? ¡Nos vamos a morir!”.
Erica relata que su esposo se debilitó mucho. “De repente, como que no podía respirar, y le dolía hacerlo. No me decía nada porque no me quería preocupar”.
Durante esas semanas de noviembre, cuando enfermaron y se pusieron en cuarentena, dice que mucha gente les llevó comida y la dejaba en la puerta de su casa. Tampoco faltaron los donativos de pañales para los niños.
“Son momentos en los que te quiebras, y solo puedes confiar en Dios y su misericordia“.
A sus 49 años de edad, el diácono Jesús dice que se sorprendió de que le pegara el coronavirus porque nunca se enfermaba ni padece ninguna condición crónica de salud. Pero sí se preocupó cuando lo diagnosticaron positivo. “Soy el único que trabajo en la casa, y faltaban dos semanas para pagar la renta”.
Además, le preocupaba contagiar a su esposa. Y definitivamente no quería angustiarla. “Viví unos días muy estresantes. Los niños gritaban y lloraban. La fiebre me subía y me bajaba. Me dio diarrea. Se me quitó el apetito. Cuando hablaba, me cansaba”.
Fueron los cuidados y medicamentos que les dio su esposa, los que dice, lo ayudaron a recuperarse. “No nos quitábamos la mascarilla ni para dormir”.
Reconoce que contagiarse de COVID y estar encerrados, les generó momentos de tensión y roces en la familia.
“Después lo platicamos y superamos, porque no se trata de mostrar una cara de felicidad todo el tiempo. En las pruebas, hay que apoyarnos, saber solucionar y pedir perdón”.
El diácono de la Iglesia Católica Santa Agatha en Los Ángeles, quien trabaja en una compañía de producción de discos, dice que el amor a Dios y a la familia los ayudó a salir adelante.
Y aunque el COVID, ha sido uno de los más grandes desafíos que han enfrentado en sus 24 años de casados, han sufrido de todo.
“Hemos tenido problemas de falta de dinero, operaciones, salud, trabajo”.
Recuerda que una vez cuando se lo llevaron de emergencia al hospital con la apéndice reventada, y su esposa fue a verlo después de la operación, ella le confesó que la acababan de despedir del trabajo.
“No te preocupes. Dios provee”, le dijo.
El diácono Jesús dice que en la pareja siempre hay diferentes puntos de vista, y va a ver momentos difíciles. “Cuando sintamos que vamos a tronar, hay que hablar y recordar que nos animó a casarnos o por qué me enamoré de esa persona”.
Precisa que en el matrimonio cuando uno cae, el otro te debe levantar. “Si vemos al otro caído, hay que darle ánimo. En vez de pelear hay que apoyarse en las penas, preocupaciones y retos”.
Erica interviene para decir que si bien el COVID nos ha encerrado, no debemos tomarlo como una cárcel sino como una oportunidad de conocernos mejor y trabajar en el matrimonio “El amor es una planta que hay que regarla constantemente”. Y pide poner en práctica la cita bíblica: “El amor es servicial, paciente, bondadoso, generoso, lo soporta todo, todo por amor”.
El matrimonio joven
José Jesús Bravo Jr. y Yosahaira Bravo acaban de vencer a la pandemia, el más grande reto de sus cuatro años de casados.
“Me pasaba rezando por mi esposa. Pensé que iba a morir, y ella es todo para mi, mi mundo. Luego cuando me avisan que nuestros dos niños también estaban positivos al COVID, me preocupé mucho”, dice José.
No se explica como Yosahaira, su esposa de 24 años de edad, se contagió de COVID, mientras que él, durmiendo a su lado, salió negativo a la prueba.
“Yo tuve que hacerla de enfermero. Cuidarla a ella y a los niños. Darles sus medicinas, sus tés”.
Yosahaira dice que lo que más le molestó de infectarse de COVID y ponerse en cuarentena, fue separarse de sus niños y no poder continuar amamantando al más pequeño de sus hijos, de tan solo 8 meses de edad en ese momento. “Ellos lloraban y fue devastador”.
También reconoce que fue sorprendente de ver como los papeles se invirtieron entre ella y su esposo, ya que ella era quien normalmente se hacía cargo de ellos, y ahora era José quien los cuidaba y alimentaba. “Él estaba nervioso y preocupado”.
Una vez que vencieron a la pandemia, José dice que se siente agradecido con Dios por sobrevivir al coronavirus.
Y coinciden en que el año 2020 puso estrés en las parejas. “No podíamos salir a citas, pero tratamos de tener más comunicación, ser creativos, organizando días de campo con los niños”, dice Yosahaira.
Agrega además que la pandemia ha sido una oportunidad para estar más tiempo con la familia, construir lazos y apreciar las pequeñas cosas.
José, quien supo desde los tres meses de conocer a Yosahaira, que era el amor de su vida y la persona correcta, dice que aunque ahora no se puede viajar, siempre hay que echar mano de la imaginación. “Uno puede ponerse a ver un video de Cancún e imaginar que está allí”, dice.
48 años de casados
María de 70 años y Carlos Chiche de 74 años celebrarán 48 años de casados en la Iglesia Cristo Rey de Hollywood, el 14 de febrero. Son padres de Regina, Diego, Juan Carlos, Mónica, Christine y abuelos de 7 nietos.
“Si Dios lo permite, vamos a ir a la Iglesia a dar gracias por nuestro matrimonio”, dice María.
Felizmente nadie en su familia se ha visto afectado por el coronavirus. Pero como Carlos tiene un trasplante de pulmón, y padece de Parkinson, lo están cuidando mucho y evitan salir. “Lo bueno que puede caminar y escuchar”.
María también se hace cargo de cuidar a su hijo Juan Carlos de casi 50 años, quien es una persona con necesidades especiales.
Pese al doble trabajo de cuidar a su esposo y a su hijo, esta madre dice sin reparos que el 2020 ha sido uno de los mejores años de su vida.
“Hemos estado más unidos. Hemos podido platicar más. Ha sido una bendición no solo porque hemos estado libres de COVID sino porque todos nuestros hijos tienen trabajo”.
También su fe y servir a la Iglesia – asegura – les ha dado mucha fuerza. “Si hubo un momento hace años en los que pensamos en una separación, pero recapacitamos, yendo a pláticas y a la Iglesia; y ahora estamos más unidos”, dice Carlos.
Al enterarse de que la pandemia ha dado pie a que muchos matrimonios terminen, Carlos dice que esta época no es tiempo de pensar en separarse sino de unirse.
“He aprendido a comprender a mi esposa, a tener humildad y callar cuando es necesario. Antes ella me decía una cosa, y yo le repetía tres. Cuando llegamos al matrimonio, nos dijeron que era de por vida. Así que hay que tener conciencia de seguir unidos.
María dice que a ella le ha funcionado mucho la oración por su esposo y sus hijos. “Estamos más unidos que nunca y agarrados de la mano de Dios”.
Bendición virtual
Con motivo del Día Mundial del matrimonio, este domingo 14 de febrero, a las 10 a.m. en la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, el arzobispo José H.Gómez bendecirá a los matrimonios en una misa en inglés. La misa en español será celebrada por el sacerdote Brian Nunes al mediodía. Debido a la pandemia, la capacidad está limitada a 130 personas.
En años anteriores, la Catedral ha invitado a las parejas a celebrar sus aniversarios a partir de los 25 años de casados, y renovar sus votos en una misa especial. Los matrimonios recibían un certificado de conmemoración. Esta vez a causa de las restricciones sanitarias, solo habrá una bendición presencial y de manera remota para quienes se unan a la misa de manera virtual en: facebook.com/lacatholics y https://www.facebook.com/olacathedral/