Qué es el “muro azul del silencio” de EE.UU. y por qué se “tambaleó” en el juicio por la muerte de George Floyd
Un código de conducta define las relaciones de la policía de Estados Unidos entre compañeros y también con el público, un síntoma del sistema que ahora está en entredicho.
Existe una especie de código entre policías en Estados Unidos, que marca la relación entre los agentes pero también la de ellos con la ciudadanía.
Es el llamado “muro azul del silencio”, el “entendimiento verbal e implícito de que nunca hay que traicionar a un compañero, cueste lo que cueste“, explica DeLacy Davis, exsargento del Departamento de Policía de East Orange de Nueva Jersey, en entrevista con BBC Mundo.
Davis, que trabajó durante 20 años en el cuerpo y es hoy activista y fundador de Black Cops Against Police Brutality(agentes negros contra la brutalidad policial), lo tiene claro: el muro azul es un síntoma de un problema mayor en el país, que este mes se pone en evidencia en el juicio por la muerte del afroestadounidense George Floyd.
El proceso, en el que se acusa al exagente blanco Derek Chauvin de asesinato, ha vuelto a poner el foco en el sistema policial y el racismo en EE.UU. y, según algunas fuentes, ha hecho que el muro azul se tambalee.
¿Por qué?
Las imágenes de George Floyd siendo sometido por Chauvin durante casi 9 minutos mientras clamaba por su vida dieron la vuelta al mundo el año pasado y provocaron la mayor oleada de protestas raciales en la historia reciente de EE.UU.
Como consecuencia, el juicio por su muerte, que comenzó este mes y en el que Chauvin negó las acusaciones, ha acaparado gran atención nacional e internacional, llegando algunos activistas a señalar que “es todo Estados Unidos el que está siendo juzgado”.
Uno de los momentos más destacados del proceso fue la intervención del jefe de policía de Mineápolis, Medaria Arradondo, que condenó el comportamiento de su exsubordinado.
Arradondo aseguró que las acciones de Chauvin no estaban en línea con la formación que reciben y “sin duda alguna no forman parte” de sus valores ni de su ética. El año pasado describió lo sucedido como un “asesinato”.
Sus declaraciones, sumadas a la rápida y dura condena de otros agentes en el país tras difundirse las imágenes de Floyd bajo la rodilla de Chauvin, son extremadamente inusuales.
“Es una de las pocas veces en mi vida que he visto a un jefe de policía y a la mayor parte del liderazgo hablar contra un agente, especialmente uno caucásico“, subraya el exsargento Davis.
Todo ello llevó a que diversas voces, como The Washington Post, consideraran que el muro azul se quebró en el juicio a Chauvin, aunque eso no “absolviese a la policía”, precisó el diario en un editorial.
Sin embargo, algunos matizan esa conclusión.
“Lo ocurrido apunta a que el muro se está desmoronando, pero hay otra manera de verlo, y es que, dadas las singulares características del caso, era especialmente importante para la policía distanciarse de ello”, apunta Michelle Phelps, profesora asociada de sociología de la Universidad de Minnesota especializada en el rol de la policía y la percepción de la sociedad sobre el mismo.
“En cierto modo, están cerrando filas y defendiendo a los suyos, convirtiendo a Chauvin en el chivo expiatorio“, señala en declaraciones a BBC Mundo.
Para Phelps, la policía, especialmente en EE.UU. pero también en otros contextos latinoamericanos, ha socializado la percepción de su trabajo como increíblemente peligroso, “lo que significa que otros agentes están acostumbrados a defenderse y se considera muy arriesgado no hacerlo”.
“De forma muy literal: necesitas que te cubran las espaldas para que no te disparen”, ahonda.
“Pero el riesgo real que tiene un agente de EE.UU. de ser disparado de servicio es muy, muy bajo, pero esa percepción del riesgo constante define sus interacciones con los ciudadanos y entre ellos”.
A los agentes de policía se les está permitido usar la violencia, es parte de su trabajo; pero cuando un sospechoso acaba muerto, rara vez son condenados en Estados Unidos.
Entre 2005 y 2017, de miles de tiroteos policiales (se estima que alrededor de 1.000 veces cada año un agente dispara y mata a alguien en EE.UU.), solo 29 policías fueron condenados por asesinato u homicidio involuntario, según un informe publicado por Philip Stinson, de Bowling Green State University.
Por otro lado, su trabajo no se ha vuelto más peligroso en términos de asaltos con armas de fuego contra la policía, según un estudio publicado en Criminology & Public Policy, si bien siguen corriendo riesgos.
Entre 2014 y 2019, 1.467 agentes fueron disparados en 1.185 incidentes. De ellos, 249 acabaron en muerte. De media, según el mencionado estudio, 245 agentes son disparados al año, 42 de ellos de muerte.
Un síntoma
En cualquier caso, el llamado muro del silencio (o por qué los agentes se muestran tan reacios a denunciar a un compañero de forma interna o externa) es visto por los expertos como una consecuencia más de la desigualdad, el racismo y la violencia policial, que no deja de sumar víctimas en el país.
El último de ellos es el de Duarte Wright, un joven afroestadounidense que murió por un disparo de la policía el pasado domingo tras ser parado por una supuesta matrícula expirada. El caso sucedió a poca distancia de donde se celebra el juicio contra Derek Chauvin y volvió a elevar las tensiones raciales.
El jefe de policía de la localidad de Brooklyn Center, donde se produjo el suceso, aseguró que fue un “trágico accidente”, argumentando que la agente que le disparó quería utilizar su táser en lugar de su pistola.
“No hay nada que pueda decir para aminorar el dolor”, manifestó.
El exsargento Davis condena esa reacción y lo ve un claro ejemplo de “cómo se activa el código de conducta”.
“La primera reacción del jefe de policía, que ahora ha dimitido, es decir que fue un accidente. Él no estaba allí. ¿Cómo lo sabe? Ahí es cuando ves su deferencia con el agente y no con el ciudadano, que es el que paga el salario del agente”, apunta.
“La fundación de la policía está basada en la esclavitud, y el poder y el control sobre las personas negras. Ese código de silencio es el síntoma. La raíz es el problema de la falta de respeto de aquellos que consideramos que no tienen poder”, añade.
La investigadora Phelps va más allá y apunta a “la desigualdad estructural masiva en Estados Unidos, que pesa sobre las divisiones raciales”.
“Y a eso añádele un estado del bienestar débil. Lanzamos a la policía a gestionar los problemas que resultan de todo eso”, advierte.
“Lanzamos a agentes novatos a los peores vecindarios, donde nunca vivirían con sus familias pero de alguna manera pensamos que es aceptable que tengamos a miembros de nuestra comunidad viviendo con esas altas tasas de violencia, de consumo de drogas, de personas sin hogar, desempleadas, y le decimos a la policía: aquí está tu placa, tu porra y tu pistola, ve y arréglalo”.
“Los policías sienten que el país está contra ellos, porque sienten que se les está pidiendo que limpien los problemas de la sociedad y se les pisotea luego cuando se revela en qué consiste realmente eso, y hasta cierto punto lo comprendo. Estamos pidiendo a los agentes cosas imposibles porque no estamos proveyendo el apoyo necesario a esas comunidades”.
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