Pisan tierra desconocida
El duelo de hoy es apenas la segunda visita de Estados Unidos a Rusia
MOSCÚ, Rusia (EFE). El madridista Denís Chérishev, jugador del Real Madrid Castilla, es el principal atractivo del amistoso que la Rusia de Fabio Capello disputará hoy ante Estados Unidos.
Chérishev, de 21 años y que milita en el equipo español desde hace una década, tiene todas las papeletas de debutar con la camiseta roja de su país.
El futbolista se siente muy orgulloso de haber sido convocado por Capello, pero no se conforma con estar en el banquillo ante los estadounidenses, un equipo asiduo en los últimos mundiales.
Chérishev, que ascendió la pasada temporada a la Segunda División con el Castilla, fue convocado por Mourinho durante la pretemporada, con lo que se convirtió en el primer ruso que viste la elástica del Real Madrid.
Otro Chérishev que no cabe en sí de felicidad es el padre del jugador, Dmitri, que militó durante varias temporadas en el Sporting de Gijón español.
“Se lo merece por el gran trabajo que ha hecho. Si ocurre finalmente, pues sería algo muy bonito ya que yo también debuté hace 20 años contra el equipo de Estados Unidos con la selección de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes”, dijo.
A su vez, Capello parece que tiene intención de dar la oportunidad a otras jóvenes promesas y a futbolistas poco habituales, tanto en la portería o en la defensa, como en la delantera.
Estados Unidos llega a Moscú dirigido desde el pasado año por el alemán Jurgen Klinssman.
La tradicional rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética, ahora Rusia, ha estado casi inédita en los campos de futbol, a diferencia de otros deportes, en los que han luchado por la supremacía mundial.
El amistoso que disputarán rusos y estadounidenses en el estadio Kubán de Krasnodar, ciudad en el sur de Rusia, será el noveno choque entre las selecciones absolutas de ambos países.
Los números favorecen claramente a Rusia con cuatro victorias, tres empates y un sola derrota.
La breve historia entre los dos comenzó el 2 febrero de 1990, cuando los soviéticos ganaron 1-3 a Estados Unidos en Palo Alto, California.