Negocios latinos se encaminaban a la recuperación, pero ómicron les puso freno
Propietarios de la pequeña empresa dicen que les hace falta personal; trabajadores esenciales buscan protección ante la pandemia
A pesar de que solamente ha retornado el 80% de sus clientes, Teresa y Leo Razo, propietarios del restaurante “Cambalache “en Fountain Valley y “Villa Roma” en Laguna Hills confían en que podrán recuperarse de las pérdidas económicas que han sufrido durante la pandemia de covid-19.
“Yo lo veo como si hubiéramos sufrido una parálisis, ahora estamos en terapia, mejor dicho, en rehabilitación” dijo Teresa Razo, originaria de Guadalajara, Jalisco.
Desde 2020, ellos han acumulado pérdidas que rondan un millón de dólares, pero mantienen el 90% de sus empleados. El resto decidió marcharse.
Aunque no es el caso de los esposos Razo, los propietarios de pequeños negocios en California y en todo el país están teniendo problemas para encontrar trabajadores.
Lo más crítico es que las grandes empresas están compitiendo fuerte para hacerse de la mano de obra existente en el mercado, ofreciendo bonos al firmar un contrato o aumentar el salario mínimo por encima de los $15.00 vigentes en California.
“Esta situación derivará en que los grandes empresarios se llevarán a quienes estén dispuestos a ser desleales con quienes trabajaban anteriormente por años”, expresó a La Opinión, el economista Carlos Guamán.
“Están actuando como un pulpo que se quiere tragar a todos los pequeños negocios y están a la caza de los empleados libres que identifican a través de las redes sociales o plataformas como Indeed o LinkedIn”, añadió Guamán.
Hacen falta empleados
En efecto, un estudio del Centro de Investigación NFIB que publica los datos de las Tendencias Económicas de las Pequeñas Empresas (SBET) señala que, en medio de la pandemia, los propietarios de pequeñas empresas están teniendo problemas de escasez de personal.
“El 26% de los pequeños empleadores actualmente experimentan una escasez significativa de personal y otro 22% experimentan actualmente una escasez moderada de personal”, indica el reporte.
Agrega que el 24% informó tener una leve escasez de personal y otro 24% dijo que no tenían falta de trabajadores.
De esos pequeños empleadores que experimentan una escasez de personal, el 23% ha perdido significativas oportunidades de ventas y el 28%, una pérdida moderada debido a la escasez de personal.
Es el caso de Lupita Ávila, propietaria de la estética “Thalia’s Beauty Salón & Jewelry”, ubicada en el 404 norte de la avenida Grand, al norte de Santa Ana.
“Tenía 10 empleadas, pero ahora solamente somos cuatro trabajadoras; algunas agarraron desempleo y no quisieron regresar a trabajar o se mudaron a otros estados donde la renta es más barata”, dijo la mujer originaria de San José de Gracia, Michoacán.
Ávila narró a La Opinión que, si no hubiera sido por la ayuda del gobierno estatal y federal, ella no habría podido solventar el pago de siete meses de alquiler del inmueble donde tiene su negocio.
“Los $15,000 de ayuda fueron única y exclusivamente para pagar el alquiler”, dijo. “Esa era mi deuda desde que explotó la bomba del covid-19”, afirmó.
A pocos pasos de su negocio, “Birriería y Pupusería Jalisco” el salvadoreño William Álvarez y su esposa Rosalba no tienen problemas de personal, ya que reciben la ayuda de una hija adolescente y su empleada Josefa Muñoz, experta en la preparación de pupusas.
“Es un negocio familiar; esa fue la razón por la que no pude recibir ningún tipo de ayuda del gobierno”, expresó William. “Me dijeron que debía tener seis o más empleados”.
Sin embargo, la pandemia le pegó fuerte en las finanzas.
Dice que hasta ahora solamente ha recuperado un poco más de la mitad de los aproximadamente $130,000 que perdió como consecuencia de los estragos de la pandemia.
“Nosotros venimos a trabajar a este gran país y vamos a salir adelante”, dijo el hombre nacido en el Departamento de Usulután, en El Salvador. “Aquí no triunfa el que no le quiera echar ganas”.
Mejor protección
Los deseos de los pequeños empresarios latinos por superar la crisis económica se da, además, en momentos que los defensores de los derechos de los trabajadores piden que la licencia por enfermedad pagada suplementaria por Covid-19 retorne a California y, a la vez, a medida que los contagios por la variante ómicron inundan de pacientes los hospitales.
Steve Smith, director de comunicación de la Federación Laboral de California, dio a conocer en un comunicado dicha petición que es respaldada por una coalición de legisladores demócratas.
La licencia por enfermedad expiró en septiembre de 2021, la pandemia continúa y los trabajadores solamente han tenido acceso a los tres días de enfermedad pagados que exige el estado.
“La ausencia de licencia por enfermedad pagada ahora dará como resultado situaciones en las que las personas tendrán que ir a trabajar o habrán ido a trabajar a pesar de los riesgos para la salud”, expuso la asambleísta Wendy Carrillo.
“Eso no es lo que somos como estado. Existe una oportunidad para nosotros, no solo de extender la licencia por enfermedad de covid-19, sino también de garantizar que tengamos una recuperación económica segura y que estemos poniendo a nuestras comunidades en primer lugar a lo largo de este proceso”, indicó la legisladora de Los Ángeles.
Dos semanas de licencia por enfermedad con pago suplementario por covid-19 garantizan que los trabajadores puedan tomarse el tiempo libre que necesitan para recuperarse, cuidar a un familiar enfermo, vacunarse y brindar cuidado de niños si las escuelas cierran.
“Dos tercios de los trabajadores con salarios bajos no tienen licencia por enfermedad remunerada”, dijo el secretario ejecutivo y tesorero de la Federación Laboral de California, Art Pulaski.
“Eso significa que se ven obligados a tomar una decisión imposible: ir a trabajar enfermos o irse sin el salario que necesitan para mantener sus hogares; esa es una elección que nunca deberíamos obligar a los trabajadores a tomar”, añadió.
Hasta el momento, más de 6.3 millones de californianos se han contagiado de coronavirus y más de 76,000 han muerto desde 2020.
“Al igual que nuestros trabajadores, nosotros queremos apoyar a nuestra comunidad”, dijo Teresa Razo.
“Mi esposo Leo y yo pensamos que llegaríamos a perder el negocio, pero mientras batallamos con la pandemia pudimos repartir medio millón de comidas a la gente…, sí, hubo una parálisis en el trabajo, luego entramos en terapia, y ahora vamos hacia la rehabilitación confiando en Dios”.