Range Rover Electric se somete a temperaturas extremas para maximizar el rendimiento

De cara a la evolución de sostenibilidad y tecnología, la próxima generación de Range Rover Electric figura como referente de lo que se debe hacer de cara a la movilidad eléctrica, pues bajo la visión de rendimiento alta gama y lujo, este vehículo está siendo sometido a pruebas exigentes de temperatura con el objetivo de sacar el mayor rendimiento posible.

En ese sentido, los primeros prototipos hacen de las suyas en algunos de los escenarios más extremos del mundo: glaciares del Círculo Polar Ártico y ardientes desiertos del Medio Oriente. En este contexto desafiante, la transmisión totalmente eléctrica demuestra su capacidad para adaptarse y sobresalir, marcando el inicio de una nueva era en la conducción eléctrica de lujo para Range Rover.

Estos modelos de prueba son sometidos en los entornos más desafiantes del planeta, donde los primeros ensayos se han dirigido hacia la evaluación de dos elementos fundamentales del vehículo: la batería y la unidad de propulsión eléctrica.

Dichos elementos comprenden la transmisión, motor eléctrico y electrónica de potencia. Así, las pruebas se han llevado a cabo en condiciones de temperatura extremadamente frías, descendiendo hasta los -40 °F (-40°C). Es importante destacar que tanto la batería como la EDU están siendo ensambladas internamente por Jaguar Land Rover por primera vez en la marca.

Pruebas de cara al rendimiento eléctrico

Las pruebas realizadas en los lagos congelados de Suecia han revelado el rendimiento del nuevo sistema de propulsión totalmente eléctrico de la marca Range Rover, avance que promete elevar aún más el desempeño del Range Rover en superficies con baja adherencia.

Así, el software desarrollado internamente por Jaguar Land Rover permite un control preciso de la velocidad de la unidad de propulsión eléctrica, facilitando una gestión del deslizamiento de las ruedas y reduce la necesidad de intervención del sistema antibloqueo de frenos (ABS).

Esto se traduce en una maximización de la tracción en una amplia variedad de superficies, acompañada de una respuesta y refinamiento sereno. Estos avances contribuyen significativamente a mejorar la experiencia de conducción del Range Rover, ofreciendo sensación de mayor control y seguridad.

Además, este sistema opera con el control de estabilidad y los sistemas del chasis. “Range Rover con propulsión eléctrica significa el lujo, el refinamiento y la capacidad habituales de Range Rover, además de una propulsión totalmente eléctrica casi silenciosa; con viajes suaves y relajados sin esfuerzo”, afirma Thomas Mueller, director ejecutivo de ingeniería de producto.

Temperaturas extremas: enemigo de las baterías de vehículos eléctricos

La temperatura es clave en el rendimiento de las baterías de los autos eléctricos, pues en condiciones extremadamente frías, como las que se encuentran en inviernos severos, pueden experimentar una disminución en su capacidad de almacenamiento de energía y en la eficiencia de la entrega de potencia.

Esto se debe a que las reacciones químicas dentro de la batería se ralentizan a temperaturas más bajas, lo que reduce la disponibilidad de energía para alimentar el motor eléctrico y otros sistemas del vehículo.

Por otro lado, en climas extremadamente cálidos, como los que se encuentran en regiones desérticas, las altas temperaturas pueden provocar un aumento en la resistencia interna de las baterías, generando mayor estrés térmico y acortando su vida útil.

Además, el calor excesivo puede comprometer la integridad estructural de las celdas de la batería y aumentar el riesgo de fallos, desencadenando en incendios o explosiones. Por lo tanto, pruebas como las que realiza Range Rover son vitales para implementar sistemas de gestión térmica eficientes que mantengan las baterías dentro de un rango de temperatura óptimo, asegurando un rendimiento consistente y seguro del vehículo eléctrico en cualquier clima.

En respuesta a estos desafíos, Range Rover está desarrollando la unidad de propulsión eléctrica, capacidad de la batería, transmisión, motor eléctrico y electrónica de potencia para prevenir la congelación y mejorar el rendimiento en condiciones frías. Finalmente, el diseño de la arquitectura de la batería y su ubicación dentro del vehículo también pueden influir en su capacidad para resistir y adaptarse a cambios de temperatura.

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