“Tuve que bajar mi nivel de vida por completo”: los trabajadores en EE.UU. que se endeudan para comprar comida
Los estadounidenses gastaron en promedio más del 11% de sus ingresos en alimentos el año pasado, incluidas las comidas en restaurantes, una proporción más alta que en cualquier otro momento desde 1991.
Stacey Ellis, una demócrata de Pensilvania de toda la vida, debería ser una votante segura para el presidente estadounidense Joe Biden.
Pero después de cuatro años de aumentos de precios en el país, dice que su apoyo terminó. Cada vez que compra en el supermercado recuerda cómo, según su perspectiva, las cosas cambiaron para peor.
Ellis trabaja a tiempo completo como asistente de enfermería y tiene un segundo empleo a tiempo parcial.
Aun así se ve en la necesidad de economizar. Cambió de tienda, eliminó artículos de marca y se despidió de su sándwich favorito de Chick-fil-A.
Los ahorros no han sido suficiente.
En ocasiones, Ellis toma préstamos a corto plazo, con tasas altas de interés, mientras lidia con los precios de los alimentos, que han aumentado un 25% desde que Biden asumió la presidencia en enero de 2021.
“Antes de la inflación”, dice, “no tenía ninguna deuda, no tenía tarjetas de crédito, nunca solicité un préstamo ni ninguna de esas cosas. Pero desde que empezó la inflación, he tenido que degradar mi vida por completo”.
El alza en los precios de los comestibles superó el aumento histórico del 20% en el costo de vida que siguió a la pandemia, presionando a los hogares de todo el país y alimentando el descontento económico y político generalizado.
“Soy demócrata”, asegura Ellis, quien vive en Norristown, un suburbio de Filadelfia.
“Me encanta votar por ellos. Pero los republicanos están hablando mucho en este momento y los demócratas están susurrando”.
“Quiero que alguien me ayude, que ayude al pueblo estadounidense”, añade. “Joe Biden, ¿dónde estás?”.
Preocupación generalizada
Para el presidente, que ya enfrenta dudas del electorado por su avanzada edad, el asunto del costo de vida representa un desafío importante, que amenaza con disminuir la participación entre sus partidarios en una elección que podría decidirse, como las dos últimas, por varias decenas de miles de votos en unos cuantos estados clave.
En todo el país, los estadounidenses gastaron en promedio más del 11% de sus ingresos en alimentos el año pasado, incluidas las comidas en restaurantes, una proporción más alta que en cualquier otro momento desde 1991.
El aumento de los precios de los alimentos ha afectado especialmente a los hogares más jóvenes, de bajos ingresos y de minorías (partes clave de la coalición que ayudó a Biden a ganar la Casa Blanca en 2020).
Pero las preocupaciones sobre el tema son generalizadas.
Una encuesta del Pew Research realizada a principios de este año encontró que el 94% de los estadounidenses estaban al menos algo preocupados por el alza de los precios de los alimentos y los bienes de consumo.
El resultado fue casi idéntico a dos años antes, a pesar de que ha disminuido la inflación que afectó a Estados Unidos y otros países después de la invasión rusa en Ucrania que comenzó en 2022.
El apoyo a Trump
Dylan García, un guardia de seguridad de Brooklyn de 26 años, dice que nunca ha tenido tantas dificultades para comprar alimentos como ahora.
En lugar de la comida fresca y de marca que solía disfrutar, ahora se abastece de fideos ramen y verduras congeladas, y sólo come dos veces al día porque no puede permitirse más.
En la caja, utiliza habitualmente esquemas de “compra ahora, paga después”, que le permiten pagar la factura a plazos, pero que le han llevado a acumular deudas.
“Estoy atrapado en un bucle”, afirma.
“Se ha convertido en una inseguridad sacar mi teléfono en la caja registradora y tener que usar estos programas. Cuando me ven, es vergonzoso”.
García, quien también es un votante demócrata, dice que su precaria situación financiera le ha hecho perder la esperanza en la política y no planea ir a las urnas en las elecciones de noviembre.
“No creo que el gobierno se preocupe por nosotros y no creo que le importe”, opina.
Los republicanos acusan a Biden de engañar al público sobre el alcance del problema de la inflación.
Según ellos, el presidente dice de forma incorrecta que la inflación ya estaba en el 9% cuando asumió el cargo. Era del 1,4%.
Katie Walsh, una maquilladora de Pensilvania, votó por Trump en 2020 y dice que lo hará nuevamente, por su historial económico.
La mujer de 39 años cuenta que su familia lucha por mantenerse al día con la inflación, especialmente desde que su negocio se desaceleró, a medida que la gente presionada por los precios más altos ponía un límite a algunas actividades.
“Sé que es un bocazas”, dice sobre Trump. “Pero al menos sabe cómo gestionar la economía”.
La economía está mejorando
Los analistas dicen que está claro que la economía es importante para los votantes, pero no están tan seguros de que sea decisiva en las elecciones de noviembre.
En 2022, cuando la inflación estaba en su peor momento, a los demócratas les fue mejor de lo esperado en las elecciones de mitad de período, ya que las preocupaciones sobre el acceso al aborto llevaron a sus partidarios a acudir a las urnas.
Esta vez, cuestiones como la inmigración y la capacidad de Biden de ocupar el cargo ocupan un lugar destacado en la mente de muchos votantes, mientras que las tendencias económicas parecen avanzar en la dirección correcta.
Los precios de los comestibles aumentaron sólo un 1% en los últimos 12 meses, dentro de lo habitual históricamente; e incluso bajó un poco el costo de algunos productos, como el arroz, el pescado, las manzanas, las papas y la leche.
A medida que grandes cadenas como Target, Amazon y Walmart anuncian recortes en los precios estas últimas semanas, hay señales de que la situación podría continuar mejorando.
Algunos analistas también esperan que los salarios, que experimentaron una subida pero no a la par de los precios, finalmente se recuperen este año, proporcionando un mayor alivio.
“Estamos en el camino correcto”, dice Sarah Foster, que sigue las tendencias de la economía para Bankrate.com.
“El crecimiento de los salarios se ha desacelerado, el crecimiento de los precios se ha desacelerado pero, ya sabes, los precios se están desacelerando a un ritmo mucho mayor que los salarios”.
Stephen Lemelin, de 49 años y padre de dos hijos que reside en Michigan, un estado que también es un campo de batalla electoral, dice que quedó sorprendido luego de ver que los precios recientemente bajaron en el supermercado.
El veterano militar dice que su apoyo a Biden, que obtuvo su voto en 2020, nunca ha estado en duda, dado que ve a Trump como una amenaza para la democracia.
“A nadie le gustan las altas tasas de interés o la alta inflación, pero eso no está bajo el control presidencial”, dice.
“Si sabes de política, en realidad sólo hay una opción”.
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