La inmunización infantil contra el VIH podría brindar protección a futuro
Una vacuna infantil contra el VIH muestra potencial para proteger de por vida, activando respuestas inmunes tempranas en primates jóvenes, según un estudio
Investigadores de Weill Cornell Medicine abre nuevas perspectivas en la lucha contra el VIH, sugiriendo que la inmunización en la infancia podría convertirse en una herramienta clave para la prevención de esta enfermedad a lo largo de toda la vida.
La investigación, publicada el 30 de agosto en Science Immunology, destaca cómo una serie de seis vacunas, basadas en una proteína modificada de la superficie del VIH, desencadenaron respuestas inmunitarias iniciales en primates no humanos jóvenes, un paso crucial hacia la protección completa contra el virus.
El VIH sigue siendo una de las principales amenazas para la salud pública mundial, con infecciones que afectan de manera desproporcionada a los adolescentes. Según datos de 2022, aproximadamente 140,000 jóvenes de entre 10 y 19 años se infectaron con el virus, representando una fracción significativa de las nuevas infecciones.
Este aumento en las tasas de infección entre adolescentes subraya la urgencia de desarrollar estrategias de prevención efectivas que puedan implementarse desde la infancia.
La Dra. Sallie Permar, profesora de pediatría y directora del Departamento de Pediatría de Weill Cornell Medicine, explica que vacunar a los niños pequeños en lugar de esperar hasta la adultez tiene sentido, ya que el riesgo de infección por VIH aumenta considerablemente con la actividad sexual durante la adolescencia.
Además, investigaciones previas han demostrado que los sistemas inmunológicos de los bebés y niños pequeños son más efectivos en la generación de respuestas inmunitarias robustas en comparación con los adultos.
Ataque al sistema inmunitario
El VIH ataca principalmente a las células T CD4, esenciales para el sistema inmunitario, dejándolas vulnerables a infecciones oportunistas que pueden ser mortales sin tratamiento. La meta a largo plazo es encontrar una forma de inducir la producción de “anticuerpos ampliamente neutralizantes” que puedan atacar y neutralizar el virus antes de que logre infectar las células T CD4.
Estos anticuerpos se dirigen a una proteína crítica en la superficie del VIH, bloqueando su capacidad para entrar en las células y diseminando la infección.
En el estudio, los investigadores comenzaron con una vacuna experimental previamente desarrollada que utilizaba proteínas de pico de la envoltura del VIH. Los científicos John Moore y Rogier Sanders, ambos destacados en el campo de la microbiología e inmunología, se propusieron mejorar esta vacuna mediante la modificación de la proteína viral.
Los cambios introducidos fueron diseñados para activar un conjunto específico de células B, las cuales son responsables de la producción de anticuerpos que protegen a las células T CD4.
El equipo de investigación administró la vacuna modificada a cinco primates jóvenes en una serie de tres dosis iniciales, comenzando apenas una semana después del nacimiento. Luego, los animales recibieron tres dosis adicionales que contenían la versión original de la proteína de envoltura del VIH, completando el esquema de vacunación a las 78 semanas de edad, un equivalente humano de entre cuatro y cinco años. Como comparación, otros cinco primates recibieron únicamente la vacuna con la proteína de envoltura original en las seis dosis.
Los resultados mostraron que la exposición inicial a la proteína modificada inició la respuesta inmune en la dirección deseada, pero fue necesario reforzarla con la versión original de la proteína viral para alcanzar su pleno potencial.
De los cinco primates que recibieron la vacuna modificada, tres desarrollaron anticuerpos que se asemejan a los precursores de una respuesta ampliamente neutralizante, lo que representa un avance significativo. Sin embargo, estos anticuerpos no fueron completamente efectivos contra todas las cepas del VIH, aunque un animal mostró signos prometedores de desarrollo de una respuesta neutralizante madura.
El siguiente desafío, según los investigadores, es determinar cómo desencadenar de manera confiable una respuesta completamente neutralizante en etapas tempranas de la vida, alineada con los calendarios de vacunación infantil. La identificación de la combinación óptima de proteínas virales es crucial para avanzar en este objetivo y podría marcar un cambio radical en la estrategia global de prevención del VIH.
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