Descubren vínculo entre la sudoración excesiva y la piel sensible
Un estudio muestra que la sudoración excesiva y la piel sensible están conectadas, afectando áreas más allá de donde ocurre la hiperhidrosis
Un equipo de investigación ha identificado una conexión significativa entre la sudoración excesiva, una afección conocida como hiperhidrosis primaria, y la piel sensible.
Los hallazgos de este estudio, liderado por Adam Friedman, jefe de dermatología de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad George Washington, y Linqing Zhang, de Virginia Tech, fueron publicados en el Journal of the Drugs and Dermatology el 30 de septiembre.
Mediante el uso de modelos de aprendizaje automático, los investigadores analizaron datos de una encuesta a más de 600 personas afectadas por la hiperhidrosis primaria.
Esta afección afecta a personas que sudan hasta cuatro veces más de lo necesario para regular la temperatura corporal, incluso en condiciones de temperatura ambiente normal y sin actividad física. La hiperhidrosis tiende a concentrarse en áreas específicas como las manos, los pies, la cara y las axilas, lo que crea situaciones incómodas para quienes la padecen.
El estudio no solo reafirma lo debilitante de esta afección, sino que también destaca una correlación notable con la sensibilidad de la piel. Las personas que sufren de piel sensible tienden a experimentar sensaciones incómodas como picazón, ardor y una sensación general de tirantez al estar expuestas al calor, sudor, productos para el cuidado de la piel e incluso situaciones de estrés. De acuerdo con los hallazgos, quienes tienen hiperhidrosis son más propensos a desarrollar este tipo de sensibilidad que la población general.
Un aspecto interesante es que la sensibilidad de la piel no se limita únicamente a las áreas afectadas por el sudor excesivo, lo que sugiere que la sudoración en sí misma no es el factor causal de dicha sensibilidad.
Esto plantea interrogantes sobre los mecanismos que vinculan ambas condiciones. Friedman sugirió que la causa subyacente puede estar relacionada con señales nerviosas anormales que, además de provocar sudoración excesiva, también afecten la forma en que la piel responde a diversos estímulos. Este enfoque neurofisiológico podría abrir nuevas vías para el tratamiento tanto de la hiperhidrosis como de la piel sensible.
Sensibilidad en la piel
El estudio también reveló que la gravedad de la hiperhidrosis tiene un impacto directo en la sensibilidad de la piel: cuanto más grave es la hiperhidrosis, mayor es la probabilidad de que el paciente experimente problemas de sensibilidad. Las manos se identificaron como una de las zonas donde la sudoración excesiva es más común.
Además, aquellos que presentaban ambas afecciones informaron que tenían una reacción más frecuente a los productos para pieles sensibles, lo que indica que los productos disponibles en el mercado no siempre proporcionan el alivio esperado.
La importancia de estos hallazgos radica en que proporcionan a los dermatólogos una mejor comprensión del vínculo entre estas dos afecciones. Según Friedman, este nuevo conocimiento puede ayudar a los profesionales de la salud a identificar, manejar y educar a los pacientes que sufren de ambos problemas.
Al estar mejor preparados para reconocer la coexistencia de hiperhidrosis y piel sensible, los dermatólogos podrían adoptar un enfoque más integral en el tratamiento, ayudando a mejorar la calidad de vida de sus pacientes.
Otro aspecto relevante es el potencial de estos resultados para guiar futuros desarrollos en el ámbito del tratamiento dermatológico. La identificación de mecanismos compartidos entre la sudoración excesiva y la sensibilidad de la piel puede facilitar la creación de nuevos enfoques terapéuticos que ataquen ambas afecciones simultáneamente.
Sigue leyendo:
El Covid empeoró la depresión entre los jóvenes del sur de California
Alimentos ultraprocesados alteran silenciosamente el metabolismo
Luisiana exige que medicamentos para abortar se guarden bajo llave