‘Revisen su cuerpo’, aconsejan sobrevivientes de cáncer de mama

Octubre es el mes de la concientización del cáncer de seno, y un recordatorio de la prevención

Dalia Jiménez, sobreviviente de cáncer de mama.

Dalia Jiménez, sobreviviente de cáncer de mama. Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia

Dalia Jiménez se descubrió una bolita en el seno derecho al salir de la regadera, no se asustó porque pensó que podía ser grasa o alguna cuestión hormonal; y tres meses atrás se había hecho su revisión médica anual y todo había salido bien.

Pero cuando le practicaron una biopsia y otros estudios, y le dijeron que tenía cáncer de mama en su etapa dos, triple negativo, por su mente se cruzaron los peores pensamientos.

“Al saber que tienes cáncer, te entra mucho miedo, piensas que te vas a morir”, dice esta madre de dos hijos de 20 y 13 años, originaria de Ciudad Obregón, México, quien lleva 19 años viviendo en Los Ángeles.

Dalia dice que el miedo la acompañó con cada estudio al que se tenía que someterse, pues no sabía qué más podía surgir.

Dalia Jiménez perdió su cabello durante los tratamientos contra el cáncer de mama.
Crédito: Dalia Jiménez | Cortesía

En el proceso de los tratamientos, se quedó sin su larga cabellera, perdió peso y sus energías disminuyeron considerablemente.

“Después de recibir 16 quimioterapias y pasar por una cirugía para remover la bolita y 33 radiaciones, estoy libre de cáncer”, dice Dalia.

Todo fue muy rápido, se detectó la bolita en la mama en febrero, el 3 de mayo le hicieron la cirugía y en agosto la dieron de alta.

Dalia Jiménez durante su tratamiento contra el cáncer de mama.
Crédito: Dalia Jiménez | Cortesía

“Yo tenía dos trabajos, en una fábrica de cerámica que tuve que dejar porque me lo prohibió el doctor, y en un salón haciendo masajes reductivos y faciales. En la actualidad, solo conservo este último”, dice.

Aunque no está al 100% de su plenitud física porque por momentos se cansa, está muy contenta porque siente que al superar el cáncer, ha vuelto a nacer.

“Aún no sé porque me dio el cáncer de mama. En mi familia no hay antecedentes, y yo soy una persona que siempre me cuidé y estaba muy sana. Así que no lo podía creer, cuando me dijeron que tenía cáncer”, dice.

Dalia Jiménez durante su tratamiento contra el cáncer de mama.
Crédito: Dalia Jiménez | Cortesía

En base a su experiencia, Dalia aconseja a otras mujeres, hacerse sus exámenes físicos cada año, y a revisar sus senos.

Tóquense su cuerpo. Nadie más que nosotros lo conocemos; vayan al médico a revisarse cada año. No pospongan esa visita al doctor por miedo a faltar al trabajo. Al final, si nos enfermamos, ya no vamos a poder ir a trabajar”.

Platica que lo único que ha cambiado en su vida, por consejo de su médico ha sido consumir más alimentos verdes, tomar jugos verdes y comer lentejas.

 “Más que nada para fortalecer mi sistema inmunológico y recuperar mis fuerzas”.

Dalia revela que ella no tenía seguro médico cuando se descubrió la bolita en el seno, pero le recomendaron ir al Centro Valley Breast Care y Women’s Health Center, una organización sin ánimo de lucro en Los Ángeles, donde la ayudaron de inmediato con todo. 

Para conocer más de esta organización, visita su página web: www.valleybreastcare.org. Teléfono 818-782-3255. Tienen dos centros uno en Van Nuys y otro en el bulevar Olympic.

Dalia Jiménez antes del cáncer de mama.
Crédito: Dalia Jiménez | Cortesía

El Mes del Cáncer de Mama

Octubre es el mes de la concientización del cáncer de mama, por lo que el Departamento de Servicios Sociales del condado de Los Ángeles, recuerda que  MediCal cubre los estudios de cáncer, incluyendo mamografías, radiaciones y quimioterapia. Puedes programar un mamograma en Benefits Can account; o llamar a la Healthcare Consumer Alliance al 888-804-3536 para hablar con un defensor de la salud.

Dalia Jiménez, libre de cáncer de mama. (Araceli Martínez/La Opinión)

¿Podemos evitar el cáncer de seno?

La American Cancer Society dice en su página web que no hay una manera segura de prevenir el cáncer de seno, pero recomienda algunos pasos para disminuir el riesgo.

  • Mantener un peso saludable, balancear lo que comemos con actividad física. El aumento de peso está ligado con un riesgo de cáncer de mama sobre todo después de la menopausia.
  • Realizar actividad física entre moderada e intensa con regularidad. 300 minutos a lo largo de la semana semana es lo ideal. Una actividad moderada puede ser una caminata rápida y una actividad vigorosa es lo que te hace sudar y que aumenten los latidos del corazón.
  • Evitar el consumo de alcohol, ya que aún las pequeñas cantidades presentan un riesgo.
  • Las mujeres que amamantan tienen un beneficio adicional de reducir el riesgo mientras que las que usan terapia hormonal después de la menopausia aumentan sus posibilidades.

La Fundación de Investigación de Cáncer de Mama señala que las mujeres latinas tienen más probabilidades de ser diagnosticadas a una edad más temprana y con enfermedades más agresivas, como el cáncer de mama triple negativo, que tiene menos tratamientos específicos. También tienden a ser diagnosticadas en etapas más avanzadas.

El doctor Ilan Shapiro, corresponsal médico de las clínicas de salud Altamed, afirma que esta tendencia mayor de las latinas a sufrir de cáncer de mama, y a descubrirlo en etapas avanzadas, tiene que ver con que desgraciadamente no tenemos acceso a los cuidados rutinarios preventivos, y menos aún al seguro médico.

“Esto último está cambiando en California, donde prácticamente ya todos pueden tener acceso a un seguro médico como MediCal, y las herramientas para prevenir el cáncer de mama y otras condiciones, están ahí”, dice

Agrega que la falta de prevención junto al hecho de que vivimos en áreas y barrios muy contaminadas con químicos y los problemas de peso en nuestra comunidad hacen que todo se conjunte para convertirse en una bomba de tiempo que desata el cáncer.

“Mis recomendaciones son: hacerse los exámenes físicos anuales y hacerse sus mamogramas, revisar con su médico su historial de salud para ver si hay alguien en la familia que tuvo este cáncer, conocer nuestra anatomía y si detectamos algo irregular como una bolita, no esperar sino ir cuando antes al médico; y por último, mi consejen es que controlen su peso”.

Tere González escribe un libro sobre su experiencia con el cáncer de mama. (Cortesía Tere González)

Toca la puerta dos veces

Tere González, es una mexicana, madre de diez hijos, abuela de 25 nietos y bisabuela de seis, radicada en North Hollywood, a quien el cáncer de mama ha tocado a su puerta dos veces.

“La primera vez que me lo detectaron fue en 2015 cuando tenía entre 58 y 59 años. Durante una revisión de rutina, la doctora descubrió que tenía una bolita en el pecho derecho y me mandó a hacer un mamograma”.

Dos años después, fue dada de alta, tras recibir quimioterapias, radiaciones y ser sometida a una cirugía.

Pero en 2022, el cáncer de seno le apareció esta vez en el pecho izquierdo.

“Me di cuenta cuando me estaba enjabonando en el baño, y sentí una bolita que se movía”.

Esta vez, el diagnóstico fue terrible. “Me dijeron que era un tumor muy grande e inoperable y me pusieron en cuidados paliativos pues según los doctores, yo estaba en las últimas”.

Desesperada, Tere por su cuenta empezó a tomar suplementos para fortalecer su sistema inmunológico. Grande fue su sorpresa cuando tras varios estudios, los doctores le dijeron que el tumor ya no estaba.

“De cualquier manera, la doctora me convenció de removerme los dos senos para evitar que el cáncer volviera, pero uno no tiene garantía, ya que puede regresar a cualquier otra parte del cuerpo”.

Durante su primera experiencia con el cáncer de seno, Tere escribió un libro al que llamó “El Cáncer no Mata”, ya que ella está convencida que la actitud tiene mucho que ver para la prevención y sanación.

“Cuando los médicos me dijeron que ya no había nada que hacer con el cáncer, me puse a bailar, a cantar y a viajar. Dije, el tiempo que me quede, quiero ser feliz”.

Tere González con su libro sobre su experiencia con el cáncer de seno. (Fotos Tere González)

Si bien ha hecho cambios en su alimentación como consumir más jugos verdes y comida orgánica así como evitar los productos enlatados y la carne, dice que una actitud positiva es lo que más ayuda a la salud.

Mi consejo para evitar el cáncer de mama, es ir al médico a revisarnos y explorarnos nosotras mismas, pero también es muy importante ser positivos y tomar la vida más a la ligera, no preocuparnos tanto”.

Y a sus 68 años, Tere ha pedido a su familia que si el cáncer retorna, ya no la lleven al hospital y la dejen morir en paz en su casa.

“El cáncer no duele, lo que duelen son los tratamientos. Yo ya estoy muy cansada de eso, y no quiero volver a un hospital. Mi hijo más chico tiene 24 años, y yo, ya terminé mi misión como madre. El tiempo que me quede libre de cáncer, lo quiero vivir a plenitud”.

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