Niños y jóvenes que tuvieron Covid-19 son más propensos a la diabetes

Niños con COVID-19 tienen un 50% más de riesgo de diabetes tipo 2. Los obesos duplican ese riesgo. La obesidad y el confinamiento influyen en este fenómeno

Virus del COVID-19 puede permanecer en el cuerpo más de un año después de la infección

Inicialmente se pensaba que la COVID-19 era una enfermedad transitoria, pero cada vez más pacientes, incluso aquellos previamente sanos, continúan experimentando síntomas a largo plazo. Crédito: fizkes | Shutterstock

Un nuevo estudio ha puesto de relieve un vínculo entre la infección por coronavirus en niños y adolescentes y el desarrollo de diabetes tipo 2. La investigación, publicada en la revista JAMA Network Open, muestra que los menores que han contraído el coronavirus tienen un 50% más de probabilidades de ser diagnosticados con diabetes tipo 2 en comparación con aquellos que padecieron otras enfermedades respiratorias.

Este riesgo se acentúa especialmente en los niños con obesidad, quienes duplican las probabilidades de desarrollar la enfermedad, lo que subraya las graves consecuencias a largo plazo del COVID-19 en la salud infantil.

El estudio se llevó a cabo utilizando registros médicos de más de 60.000 niños y adolescentes de entre 10 y 19 años. Los datos fueron recolectados entre enero de 2020, antes de que se declarara la pandemia, y diciembre de 2022, lo que permitió analizar el impacto de la infección por coronavirus en comparación con otras enfermedades respiratorias comunes, como la bronquitis o el resfriado estacional. Los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos: aquellos que habían dado positivo en la prueba del coronavirus y aquellos que habían sido diagnosticados con otras infecciones respiratorias. Luego, se rastrearon los diagnósticos de diabetes tipo 2 dentro de un periodo de seis meses tras la infección inicial.

Uno de los hallazgos del estudio fue que el riesgo de desarrollar diabetes no se limitó solo a los niños que contrajeron COVID-19. Sin embargo, la incidencia fue significativamente más alta en este grupo en comparación con aquellos que sufrieron otras infecciones respiratorias. En particular, los niños obesos mostraron una vulnerabilidad aún mayor, con un aumento del 100% en las probabilidades de recibir un diagnóstico de diabetes tipo 2. Este aumento dramático ha generado preocupación entre los expertos, quienes advierten sobre las posibles repercusiones de la pandemia en la salud pública, especialmente en las poblaciones más jóvenes.

El estudio no abordó si los niños habían recibido vacunas contra el coronavirus, ya que algunos de los registros utilizados datan de antes de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. aprobara las vacunas para los niños menores de 12 años en octubre de 2021. Por lo tanto, es difícil determinar en qué medida la vacunación podría haber influido en la aparición de la diabetes tipo 2 en este grupo de edad. Además, otros factores relacionados con la pandemia, como el confinamiento prolongado, la disminución de la actividad física y cambios en los patrones alimenticios, también podrían haber contribuido a este aumento en los diagnósticos.

Steven M. Willi, director del centro de diabetes del Hospital de Niños de Filadelfia, aunque no participó en el estudio, comentó al Washington Post que estas correlaciones deben seguir siendo investigadas antes de llegar a conclusiones definitivas. Willi señaló que la diabetes tipo 2 ha aumentado en los últimos años, pero que el impacto directo del COVID-19 en esta tendencia aún necesita más pruebas científicas. En su opinión, factores adicionales, como el estrés crónico y la interrupción de las rutinas diarias durante la pandemia, podrían haber jugado un papel en el aumento de los casos de diabetes.

Este estudio también forma parte de una creciente evidencia de que las infecciones respiratorias, incluido el coronavirus, pueden desencadenar enfermedades autoinmunes. Aunque el COVID-19 es la más reciente en llamar la atención, no es la única enfermedad con estos efectos.

El virus de Epstein-Barr, más conocido como mononucleosis, ha estado vinculado durante mucho tiempo con otras enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide. De manera similar, la bronquiectasia, una enfermedad pulmonar crónica, también ha sido relacionada con afecciones autoinmunes como el síndrome de Sjögren y la policondritis recidivante.

Los resultados de este estudio subrayan la necesidad urgente de seguir investigando los efectos a largo plazo del coronavirus en la salud infantil. Los expertos advierten que, aunque las tasas de infección por COVID-19 han disminuido, las secuelas en la salud de los niños, en particular en aquellos con factores de riesgo preexistentes como la obesidad, podrían manifestarse en los próximos años.

A medida que se sigan acumulando datos y los científicos continúen explorando las complejas interacciones entre las infecciones virales y el desarrollo de enfermedades autoinmunes, se espera que surjan nuevas estrategias para mitigar estos riesgos en las poblaciones más vulnerables.

Sigue leyendo:

En esta nota

covid19
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain