Descubren que el alzheimer daña el cerebro en dos fases distintas

Nuevo estudio revela dos fases en el Alzheimer, sugiriendo diagnósticos y tratamientos más tempranos antes de la aparición de síntomas evidentes

Los ojos podrían revelar si padeces de Alzheimer, según una nueva investigación

Esta enfermedad comienza en el cerebro décadas antes de los primeros síntomas de pérdida de memoria. Crédito: Quality Stock Arts | Shutterstock

Un análisis detallado de la actividad genética de células cerebrales en personas fallecidas con Alzheimer ha revelado un nuevo entendimiento sobre la progresión de esta devastadora enfermedad. Investigadores de la Universidad de Washington y el Instituto Allen de Ciencias del Cerebro han identificado dos fases clave en el desarrollo del Alzheimer: un lento incremento de la inflamación, seguido de una degeneración más rápida, lo que ha transformado la comprensión científica del proceso degenerativo.

En la primera fase, que ocurre antes de que se manifiesten síntomas clínicos como la pérdida de memoria, se presenta un aumento gradual de la inflamación en las células cerebrales. Este hallazgo es crucial porque sugiere que podría haber una ventana para intervenir tempranamente, antes de que los síntomas sean evidentes. A diferencia de lo que se pensaba previamente, esta etapa inicial tiene un alcance limitado, lo que ofrece una oportunidad para el diagnóstico y tratamiento en etapas mucho más tempranas de lo que actualmente es posible.

La segunda fase de la enfermedad, en contraste, es más agresiva y se caracteriza por la acumulación de placas y ovillos de proteínas en el cerebro, lo que resulta en un daño severo a las neuronas. Esta acumulación coincide con un deterioro cognitivo significativo, afectando la capacidad de la persona para recordar, hablar y comprender su entorno. Este descubrimiento también reafirma el papel central del giro temporal medio, una región cerebral que gestiona funciones esenciales como la memoria, el lenguaje y la visión, como un área crítica donde la enfermedad se desarrolla.

El equipo de investigación basó sus conclusiones en el análisis genético de células individuales en los cerebros de 84 personas que fallecieron con Alzheimer, con una edad promedio de 88 años. Al comparar estos cerebros con los de personas sin la enfermedad, los científicos pudieron identificar diferencias fundamentales en la actividad genética que contribuyen al daño cerebral, en la primera fase, las neuronas inhibidoras son las primeras en verse afectadas. Estas células, cuya función principal es regular la actividad de otras neuronas, son cruciales para la cognición. Los investigadores sugieren que el daño a estas neuronas podría desencadenar problemas en los circuitos neuronales que, con el tiempo, contribuyen a la progresión de la enfermedad.

Hasta ahora, las investigaciones sobre Alzheimer se habían centrado principalmente en las neuronas excitatorias, las encargadas de activar otras células neuronales. Sin embargo, este nuevo enfoque sobre las neuronas inhibidoras abre un camino de investigación completamente nuevo. Si bien las neuronas excitatorias han sido ampliamente estudiadas en relación con el Alzheimer, las neuronas inhibidoras, que “apagan” la actividad neuronal, no se habían vinculado directamente con la enfermedad de esta manera.

Además de contribuir a una comprensión más profunda del Alzheimer, este estudio ha generado avances importantes en el desarrollo de un mapa cerebral accesible al público, conocido como Seattle Alzheimer’s Disease Brain Cell Atlas (SEA-AD). Este recurso es un esfuerzo para crear un mapa completo del daño neuronal causado por el Alzheimer, permitiendo a la comunidad científica rastrear más detalladamente cómo progresa la enfermedad. Al hacerlo, se espera que los investigadores puedan identificar mejor los mecanismos que detienen o aceleran la destrucción de las neuronas.

Con este avance, la comunidad científica está comenzando a reconocer la importancia de las fases iniciales de la enfermedad, que antes se desconocían en su totalidad. El uso de tecnologías más avanzadas ha permitido desentrañar complejidades previamente ocultas, ofreciendo una nueva perspectiva sobre cómo el Alzheimer interactúa con otras enfermedades y los factores desencadenantes de la enfermedad en diferentes partes del cuerpo.

Los resultados de esta investigación, según el Dr. Richard Hodes, director del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento del NIH, “alteran fundamentalmente la comprensión científica sobre cómo el Alzheimer daña el cerebro y guiarán el desarrollo de nuevos tratamientos”. Aunque no participó directamente en el estudio, Hodes destaca que estos hallazgos representan un cambio significativo en la lucha contra la enfermedad, ya que podrían permitir intervenciones más tempranas y, con el tiempo, la creación de terapias más eficaces para detener la degeneración neuronal antes de que el Alzheimer se apodere del cerebro.

La investigación, aunque no resuelve el misterio completo del Alzheimer, ofrece esperanza para millones de personas y sus familias que se ven afectadas por esta enfermedad. A medida que se continúen investigando las fases iniciales y los mecanismos de daño cerebral, el futuro del tratamiento del Alzheimer podría estar en un punto de inflexión hacia avances que, hasta ahora, parecían lejanos.

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