Sobrevivientes de eventos cerebrovasculares tienen mayor riesgo de demencia
Un estudio revela que sobrevivir a un accidente cerebrovascular aumenta un 80% el riesgo de demencia. Urge prevenir complicaciones cognitivas posictus
Un reciente estudio publicado en Neurology ha puesto de manifiesto una conexión inquietante entre los accidentes cerebrovasculares y la demencia, destacando la necesidad de mayor atención médica e investigación en esta área. Según los hallazgos, los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares presentan un riesgo un 80% mayor de desarrollar demencia en comparación con aquellas personas que nunca han sufrido este tipo de episodios. La investigación, liderada por el Dr. Raed Joundi, profesor adjunto de medicina en la Universidad McMaster de Canadá, evaluó datos de casi 175,000 pacientes en Ontario y ofrece nuevas perspectivas sobre las consecuencias cognitivas de los accidentes cerebrovasculares.
Durante un seguimiento promedio de seis años, el 19% de los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares desarrollaron demencia, en comparación con el 13% de las personas que no habían experimentado este tipo de evento. Además, el estudio reveló que el riesgo de demencia varía con el tiempo. Es especialmente elevado en el primer año tras el accidente cerebrovascular, siendo 2,5 veces mayor que el de la población sin antecedentes de estos eventos. Este riesgo disminuye con el tiempo, pero sigue siendo notablemente más alto incluso 20 años después.
Los investigadores analizaron accidentes cerebrovasculares causados tanto por bloqueos en el flujo sanguíneo al cerebro como por hemorragias cerebrales. A través de un diseño cuidadoso que incluyó la comparación con un grupo control de personas sin antecedentes de accidente cerebrovascular, se identificaron aproximadamente 3,3 casos de demencia por cada 100 personas-año entre los sobrevivientes, frente a 1,9 casos entre los controles. La métrica de años-persona permitió cuantificar con precisión el impacto del accidente cerebrovascular a lo largo del tiempo.
Más allá de los datos estadísticos, este estudio también subraya la importancia de considerar otros factores de riesgo, como la edad, el sexo, la hipertensión y la diabetes. Incluso al controlar estas variables, el riesgo de desarrollar demencia en los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares seguía siendo significativamente alto, situándose en un 76% más de probabilidades. Este hallazgo recalca la necesidad de intervenciones personalizadas y enfoques preventivos dirigidos a esta población vulnerable.
Un aspecto clave que destaca el Dr. Joundi es la necesidad de cambiar el enfoque de las investigaciones futuras. Si bien gran parte de los estudios sobre accidentes cerebrovasculares se han centrado en prevenir eventos recurrentes, estos resultados evidencian que es igualmente crucial abordar las secuelas cognitivas. “Es vital desarrollar estrategias que no solo reduzcan el riesgo de un segundo accidente cerebrovascular, sino también mitiguen la posibilidad de desarrollar demencia”, señaló Joundi en un comunicado.
El impacto de este hallazgo trasciende a nivel global, ya que las tasas de demencia están aumentando y los avances en la atención médica han permitido que más personas sobrevivan a accidentes cerebrovasculares. Este fenómeno hace aún más relevante comprender cómo estos eventos afectan el cerebro y contribuyen al deterioro cognitivo progresivo.
Los resultados del estudio también arrojan luz sobre el periodo crítico que sigue a un accidente cerebrovascular, cuando el cerebro se encuentra más vulnerable. Esta ventana temprana podría representar una oportunidad para implementar intervenciones preventivas y terapias dirigidas a preservar la función cognitiva. Sin embargo, estas estrategias aún están en etapas iniciales de investigación.
En conclusión, los hallazgos presentados en este estudio refuerzan la necesidad de un enfoque multidisciplinario para la atención de los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular. Si bien los avances en el tratamiento han mejorado las tasas de supervivencia, la prevención de complicaciones a largo plazo, como la demencia, sigue siendo un desafío importante. A medida que las tasas de accidentes cerebrovasculares y demencia continúan en aumento, estas investigaciones ofrecen una base sólida para desarrollar programas de prevención e intervención que podrían transformar la vida de millones de personas.
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