Bacterias intestinales potencian respuesta a inmunoterapia en cáncer ovárico

Un estudio de Roswell Park revela cómo el microbioma influye en las respuestas a inmunoterapia en el cáncer de ovario, abriendo nuevas estrategias terapéuticas

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El estado de nuestra microbiota intestinal puede tener un impacto en la nutrición, la piel e incluso los pulmones. Crédito: fizkes | Shutterstock

Un innovador estudio liderado por el Roswell Park Comprehensive Cancer Center ha arrojado luz sobre las complejas interacciones del eje tumor-inmune-intestino y su impacto en las respuestas a la inmunoterapia en pacientes con cáncer de ovario recurrente.

Publicados en la revista Nature Communications, estos hallazgos destacan el papel crítico del microbioma humano, el conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo, y establecen las bases para futuros ensayos clínicos que podrían mejorar significativamente los resultados de los tratamientos disponibles.

El cáncer epitelial de ovario, junto con los cánceres de las trompas de Falopio y el cáncer peritoneal primario, se encuentra entre las neoplasias ginecológicas más mortales, con una tasa de supervivencia a cinco años inferior al 50%.

La mayoría de los fallecimientos se producen debido a la resistencia al tratamiento estándar, especialmente en casos recurrentes refractarios a la quimioterapia basada en platino. Actualmente, las pacientes con esta forma de cáncer enfrentan una grave limitación de opciones curativas, subrayando la necesidad urgente de avances en este ámbito.

La investigación se basó en un ensayo clínico de fase II llevado a cabo en Roswell Park, encabezado por la Dra. Emese Zsiros, experta en oncología ginecológica. Este ensayo involucró a 40 pacientes con cáncer de ovario recurrente y evaluó una innovadora combinación terapéutica que incluyó pembrolizumab (Keytruda), bevacizumab (Avastin) y ciclofosfamida (Cytoxan).

Terapia de segunda línea

Los resultados fueron alentadores: el 95% de los pacientes mostró respuestas positivas, desde remisiones completas y parciales hasta estabilización de la enfermedad, junto con una mejora en el tiempo hasta la progresión de la enfermedad y la preservación de una alta calidad de vida.

Estos logros llevaron a la Red Nacional Integral del Cáncer (NCCN) a actualizar sus directrices, recomendando esta combinación como una terapia de segunda línea para casos de cáncer de ovario resistentes al platino.

Sin embargo, el objetivo del equipo liderado por la Dra. Zsiros fue más allá de evaluar la eficacia de este tratamiento. Buscaban comprender las razones detrás de la variabilidad en las respuestas clínicas observadas entre las pacientes.

Para ello, analizaron muestras biológicas recolectadas previamente, incluyendo sangre, heces y tejido tumoral, mediante herramientas avanzadas de perfiles moleculares, inmunológicos, microbiológicos y metabólicos.

El análisis reveló un aumento significativo en las células inmunitarias T y B, claves en la lucha contra el cáncer, tras el tratamiento. Además, en las pacientes que lograron respuestas excepcionales, se identificaron patrones en los microbiomas que interactuaban con el metabolismo de aminoácidos y lípidos, procesos relacionados con el crecimiento tumoral.

Un descubrimiento crucial fue la identificación de especies bacterianas específicas presentes en pacientes con mejores respuestas, lo que sugiere que modificar el microbioma mediante probióticos, antibióticos o incluso trasplantes fecales podría potenciar la eficacia del tratamiento.

El estudio también identificó la proteína CD40 como un prometedor objetivo terapéutico. Este hallazgo ha dado pie a un nuevo ensayo clínico liderado por la Dra. Zsiros, que busca evaluar la adición de una terapia dirigida a CD40 a la combinación de pembrolizumab y bevacizumab. La esperanza es que esta estrategia amplíe aún más las posibilidades de éxito para las pacientes con cáncer de ovario recurrente.

Con el continuo desarrollo de investigaciones basadas en estos descubrimientos, el futuro del tratamiento del cáncer de ovario recurrente podría cambiar radicalmente. Este enfoque multidisciplinario, que combina inmunoterapia, modificaciones del microbioma y terapias dirigidas, brinda una renovada esperanza para mejorar las tasas de supervivencia y la calidad de vida de las pacientes.

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