Miles de jóvenes bloquean la autopista 101 en protesta contra las deportaciones masivas de Trump
La manifestación inició en la Placita Olvera, pero luego se extendió hasta una de las vías principales del centro de LA
Miles de manifestantes latinos bloquearon por horas la autopista 101, en el centro de Los Ángeles, provocaron un caos vial y de tráfico, cuando salieron a repudiar la represión del presidente Donald Trump contra los inmigrantes y sus agresivas políticas de deportación.
Enarbolando banderas de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia y otros países, los manifestantes bloquearon el acceso en las calles Broadway, Spring, Main, Los Ángeles, Temple y Alameda, en medio de ensordecedores bocinazos y recibiendo mensajes de solidaridad de los automovilistas que quedaron atrapados debajo de los puentes del centro de Los Ángeles.
“Todos somos seres humanos y Trump es un fu*&ng idiota” dijo Abby Cox, una mujer anglosajona que bajó el cristal de su auto e hizo una señal de corazones a los ruidosos manifestantes.
Contraria a otros automovilistas desesperados, ella sonrió a los inesperados intrusos entre los carriles de la autopista, una de las más ocupadas en el sur de California.
“No me molesta para nada tener que esperar para avanzar, porque toda esta gente está luchando por los derechos que les quiere arrebatar un presidente estúpido y toda la gente que le rodea”, añadió.
La multitud comenzó a reunirse en torno a la Placita Olvera como a las 12 del medio día, desde donde marcharon por la Avenida Alameda hacia la calle Aliso, y en la entrada a la autopista por la calle Los Ángeles se internaron peligrosamente a la autopista 101.
“Por favor, evite la autopista 101 en DTLA (Centro de Los Ángeles) entre la I-110 y Mission Rd., mientras trabajamos para eliminar una protesta de la autopista”, dijo la Patrulla de Carreteras de California (CHP) en una publicación en X, aproximadamente a las 13:50 horas. “Acceder a las carreteras o caminos estatales para protestar es ilegal y extremadamente peligroso porque pone a los manifestantes, automovilistas y socorristas en gran riesgo de lesionarse”.
La advertencia fue ignorada. Ninguna autoridad se atrevió a aplicar la ley.
Embarazada se una a la protesta
“Nunca tenemos que olvidar de dónde venimos”, declaró Alejandra, esposa del salvadoreño Marcos Méndez, quien llevaba en hombros a su hija Aaliyah, de dos años.
Aun con su embarazo, Alejandra, de origen mexicano, dijo que su bebé, quien nacerá en algunos meses, se enterará de que su madre salió en defensa de sus abuelos que llegaron a Estados Unidos para darle una vida mejor a sus hijos y que, por miedo a ser deportados, no salieron a las calles a luchar.
En el inicio de su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, Trump declaró una crisis en la frontera sur con México sobre la inmigración sin documentos y promulgó una numerosa serie de órdenes ejecutivas para deportar a miles de personas en situación irregular.
Ondeando la bandera de El Salvador, Rafael Estrada, estudiante de medicina, dijo que él salió a protestar “para levantar la voz de nuestros abuelos inmigrantes y nuestros papás que han construido una oportunidad para nosotros en este país”.
A Rafael lo acompañó su novia Melissa, de origen mexicano, quien comentó que todo el pueblo hispano debe recordarle al presidente Donald Trump que “este país es de inmigrantes, que todos necesitamos una oportunidad de ser mejores personas en la vida y que un papel no define nuestra humanidad”.
“Yo pienso que lo que está haciendo es puro odio y racismo”, expresó.
Aproximadamente, a las 2:00 de la tarde, el número de manifestantes aumento en miles y el caos vial se disparó; muchos se estacionaron en doble fila sobre las calles e impidieron que muchas personas tuvieran que buscar atajos para continuar su camino.
Escasa presencia policial y momentos de tensión
Sin ningún temor y ante la escasa vigilancia policiaca, jóvenes caminaban entre los carros estacionados en la autopista.
La Opinión pudo atestiguar dos momentos de gran tensión cuando un automovilista anglosajón lanzó improperios a los manifestantes y uno de ellos le lanzó una piedra hacia una de las ventanillas de su camioneta.
Más tarde, un conductor asiático tuvo la mala suerte de toparse con la protesta a bordo de su automóvil Tesla. Su automóvil fue rodeado por decenas de personas que aterrorizaron al conductor, mientras gritaban ¡Jódete, Elon Musk!
De inmediato, alguien con mayor cordura pidió a los jóvenes que le permitieran retirarse por el carril derecho, haciéndoles razonar que el hombre no tenía nada que ver con su protesta.
“Nuestra familia trabaja más que tú, presidente”, ¡Viva la raza!”, “Nosotros construimos sus casas. Cortamos su césped. Limpiamos sus hogares. Cocinamos su comida. ¡Nosotros pagamos impuestos!, eran algunos de los mensajes en las pancartas de los manifestantes.
Valeria Mejía portaba un cartel que decía: “Para mis padres que vinieron sin nada y me dieron todo”.
La chica, hija de madre mexicana y padre hondureño declaró a La Opinión que estaba en la protesta porque subrayó que ningún ser humano es ilegal.
“Nosotros somos inmigrantes que queremos una buena oportunidad; mi papá creó su propio negocio de construcción y nunca le quitó el trabajo a nadie”.
Maquinaria de deportación en marcha
La maquinaria de deportación que ha creado el presidente Trump ha incluido la movilización de tropas a la frontera con México y ha utilizado aviones militares para repatriar a cientos de inmigrantes que cruzaron recientemente la frontera; ha desplegado agentes de ICE, de la Patrulla Fronteriza y múltiples agencias federales, incluidas las del departamento de Justicia, con el afán de aumentar los controles de inmigración.
Por si fuera poco, la incertidumbre, el miedo y el pánico que ha causado la administración Trump a la comunidad se incrementa con el anuncio de los planes para ampliar la retención de los inmigrantes, recurriendo a bases militares, incluida la que se encuentra en la Bahía de Guantánamo, Cuba, que tiene capacidad para albergar a 30,000 personas.
“Tenemos que vencer ese odio que se ha desatado contra nosotros”, manifestó Jonathan, un técnico de computadoras, quien prefirió no dar su apellido. “Tenemos que enseñarle a este señor [Donald Trump] que somos la voz de nuestros padres y decirle que estamos peleando por ellos, y que vamos a seguir haciéndolo, pero tenemos que unirnos entre todos los latinos para lograr un cambio grande”.
Ese cambio grande, de acuerdo con Allison Cabañas, sería que las personas entendieran el verdadero significado del ser humano.
“El odio nunca hace grande a una nación”, decía el cartel que ella traía en sus manos.
“Me da mucha tristeza y siento dolor por todas las personas que estamos aquí protestando”, agregó. “Hasta yo, que tengo papeles, igual que mis padres tengo miedo, y creo que todo se basa a lo que una persona entiende o no lo que es la humanidad”.
A su lado, Sonia Duarte externó a La Opinión que sus padres le dieron estudio, un techo donde dormir, comida, y la fortaleza para luchar por la vida en Estados Unidos.
Con lágrimas rodando por sus mejillas manifestó que le duele en el alma la incertidumbre que están viviendo millones de familias hispana.
“No es justo. Es una injusticia todo lo que está haciendo este presidente. Si lo tuviera frente a mí, le diría que pase una reforma migratoria, una amnistía, porque hay mucha gente que necesita ayuda; cuando vienen a Estados Unidos solamente lo hacen por un mejor futuro”.
En general, la demostración fue pacífica y tuvo saldo blanco. El Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) no reportó ningún arresto, y desde el aire, un helicóptero vigiló la protesta.
El espíritu de lucha
Jorge Mario Cabrera, portavoz de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes (CHIRLA), reaccionó a la manifestación, diciendo que “es necesario e importante que la comunidad tenga ese espíritu de lucha y que la exprese de manera pacífica porque el momento que viven nuestras familias lo amerita, porque están siendo intimidadas”.
Cabrera indicó que “todos en la comunidad debemos estar alertas y apoyarnos mutuamente, manteniendo la seguridad de todos los involucrados [en las marchas]. Nosotros, en CHIRLA, celebramos esta reacción ante el atropello a nuestras familias”.
El activista y defensor de los derechos de las personas consideró que ha habido intentos por movilizar a miles de personas como sucedió en la “Marcha del Millón” de inmigrantes en 2006, cuando la comunidad se alzó en protesta contra la Ley Sensenbrenner, que criminalizaría a todos los extranjeros.
“Sí, ha habido intentos, pero ninguno con la urgencia que estamos viviendo hoy”, enfatizó Cabrera. “Vienen bastantes días difíciles y la lucha debe hacerse de manera coordinada, pero, a la vez, con mucha pasión y mucho entendimiento de lo que sucede, porque esto va para largo”.
Ya pasaban las cuatro de la tarde y la manifestación en las autopistas seguía.