Marchan por la dignidad de inmigrantes
Líderes de distintas denominaciones cristianas salen a marchar en LA para pedir compasión a la administración Trump
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Cientos de defensores comunitarios salieron a marchar por los derechos de indocumentados en LA. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia
A las recientes protestas de estudiantes y marchas de activistas comunitarios que han salido en defensa de la humanidad de los inmigrantes se sumaron decenas de clérigos y pastores de distintas denominaciones cristianas, quienes fueron parte de la “Marcha de la Dignidad: Invocando el poder del amor y la no violencia para resistir la crueldad”.
Una gran coalición formada por organizaciones religiosas, laborales y de derechos de los inmigrantes realizó la convocatoria para expresar su disgusto y rechazar el enfoque de línea dura de la Administración Trump hacia los inmigrantes, que resulta en redadas inhumanas y crueles que impactan a comunidades en todas partes de Estados Unidos.
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“Pedimos que [Donald Trump y su administración] no asocien el nombre de Jesucristo ni de un Dios que es justo y misericordioso”, dijo Guillermo Torres, director del programa de inmigración de la organización Liderazgo Comunitario por la Justicia Económica (CLUE) de Los Ángeles.
Desde la histórica intersección de las calles Olympic y Broadway, cientos de personas religiosas participaron en la marcha pacífica, donde hicieron un llamado a la solidaridad con los inmigrantes, en contra de contra la marginación, la criminalización y deshumanización del ser humano.
En referencia a los evangélicos que asesoran a Trump y a los electores de esa denominación que votaron masivamente a favor del presidente republicano, Torres declaró que “deberían arrepentirse y defender la fe de la manera en que debe practicarse: amando al prójimo, porque claramente Dios está con las personas que son oprimidas, los pobres y los inmigrantes”.
Migrar no es un crimen
El líder religioso de CLUE subrayó que migrar de un país a otro no es un crimen.
“Migrar es un resquicio para huir del hambre y la violencia, y lo que están haciendo es desconectarse de la humanidad de un ser humano. Y ese es un crimen contra Dios”, dijo.
“Somos la voz de los que no pueden gritar”, “Mis sueños no son ilegales” o “Trump para la guerra contra los inmigrantes”, fueron solo algunos de los cientos de mensajes de rechazo al mandatario republicano que busca acelerar las deportaciones de cientos de miles de personas.
Trump amplió el uso de la “deportación expedita” desde un radio de 100 millas de una frontera a todo el resto de los Estados Unidos, en su afán de querer expulsar a más de un millón de inmigrantes admitidos en el país durante el mandato del expresidente Joe Biden.
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“¡El que no brinque es migra!”, entonó con alegría Jaime Edwards, junto a sus feligreses, el reverendo canónigo, quien copreside el Grupo de Trabajo del Santuario de la Diócesis Episcopal de Los Ángeles.
El grupo de trabajo estuvo activo durante la primera administración de Trump y “se desvaneció” durante el mandato de Biden.
Este año han vuelto a la actividad para la llamada “Sagrada Resistencia 2.0.”
No hay ciudadanos de segunda clase
La marcha pacífica comenzó a ritmo de música regional mexicana cuando se escuchó la canción de “El Rey”, interpretada por el extinto “Charro de Huentitán”, Vicente Fernández.
Sobre el tractocamión que lideró a la multitud, Carlos Rincón, pastor de una iglesia pentecostal en el este de Los Ángeles efectuó una invocación para bendecir a los participantes de la “Marcha por la Dignidad de los Inmigrantes”.
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Dijo que todos se habían reunido “en el nombre de Dios, con un solo propósito, movidos por el amor, la justicia y la verdad: “Nos alzamos en unidad para afirmar lo que las escrituras declaran: la dignidad de cada ser humano, creada por Dios, no depende de un estatus legal ni de una política del momento”.
Rincón hizo alusión al libro de Números 15:15 que indica: “No habrá más que una norma para vosotros y para el forastero residente. Es decreto perpetuo para vuestros descendientes: igual será delante de Yahveh para vosotros que para el forastero”.
“Hoy declaramos esa verdad en una época en la que nuestros hermanos inmigrantes son señalados y criminalizados”, dijo el pastor, quien señaló que, ante el temor y la incertidumbre “proclamamos lo que Dios ya estableció: no hay ciudadanos de segunda clase en el reino de Dios”.
Dicha invocación fue repetida en el idioma Maya Quiché, por parte de Yessenia Cux, ya que en Los Ángeles hay una población aproximada de 1.5 millones de migrantes mayas de Guatemala y México.
“Yo les diría a mis hermanos inmigrantes que no pierdan la fe”, manifestó Lucy Boutte, representante de la comunidad católica de la región pastoral del valle de San Gabriel.
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“Dios todavía tiene sus manos sobre todos nosotros y algo bueno tiene que salir de lo que están pasando los inmigrantes; vamos a respetar las leyes, pero también deben informarse de sus derechos y saber qué hacer si [agentes de inmigración] vienen a tu casa o te paran en la calle. Hay que estar bien informados”.
No al trato inhumano
La demostración de rechazo al trato inhumano que se le está dando a las personas y la separación de familias es algo que le concierne a Juana Martínez, una costurera de 72 años que acudió a apoyar en la marcha.
“Hemos entregado nuestra vida para hacer grande a este país y nos merecemos un trato digno”, subrayó la mujer en su marcha a paso lento, pero seguro.
Mientras tanto, Onésimo Gómez, originario de la ciudad de México, ondeaba la bandera de su país y una de Estados Unidos.
“Son mis dos banderas”, declaró. “Una del país donde yo nací, y la segunda, donde nacieron mis hijos. Amo a los dos países, pero aquí nos ha tocado tener un mal gobernante”.
Numerosos contingentes del Sindicato Unite Here Local 11, miembros de los RevComms y su enorme pancarta: “En nombre de la humanidad rechazamos aceptar una América fascista”, y de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes (CHIRLA), hicieron acto de presencia.
“Van a ser no una, ni dos marchas, sino muchas”, expuso Angelica Salas, directora ejecutiva de CHIRLA, quien dijo sentirse emocionada por la manera audaz y valiente en el despertar de los jóvenes estudiantes del LAUSD, quienes abandonaron las clases para salir en defensa de sus padres inmigrantes.
“Vamos a tener que seguir saliendo a las calles”, añadió. “Hoy acompañamos a los lideres religiosos y, desde ahora, nos vamos preparando para la gran demostración el 1 de mayo. Con todos los ataques a nuestra comunidad, vamos a tener que salir todos, hasta que paren esos ataques”.
Por su parte, Ada Valiente, pastora de Maywood Church/We Care enfatizó que el llamado de la marcha por la dignidad de los migrantes “ha sido un llamado al poder del amor y la no violencia para resistir la crueldad”.
“Demostramos que nuestra gente es digna y se le tiene que tratar con respeto a cada uno de ellos, con amor y compasión, pero también expresamos nuestro descontento y el lenguaje agresivo de la retórica que se está usando en contra de nuestra comunidad”.
La marcha de los lideres religiosos concluyó frente al edificio de la alcaldía de Los Ángeles.
Marchan en Pacoima
Desde el parque Ritchie Valens hasta el edificio del ayuntamiento de Pacoima, cientos de manifestantes salieron a las calles para mostrar unidad y rechazar las políticas antiinmigrantes emanadas desde la Casa Blanca.
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Dos automóviles clásicos iban al frente de la multitud aproximada de 500 personas, quienes fueron resguardadas por patrullas y oficiales en motocicleta.
“Viva la raza” fue el grito que más se escuchó durante el recorrido de casi una milla de distancia, además de ¡Raza, sí! ¡Migra, no!, en repudio a las redadas de inmigración que se han suscitado en diversas áreas del sur de California.
“Las realidades que nuestra gente enfrenta a diario son prueba de la necesidad de que nuestras comunidades se organicen para [obtener] nuestro propio poder”, declaro Kat, una integrante del grupo People’s Struggles (La Lucha del Pueblo).
La Lucha del Pueblo es una organización dedicada a reconstruir las comunidades fracturadas “con herramientas revolucionarias”.
“Debemos aprender a alimentarnos mutuamente dentro de nuestras propias comunidades y aprender a protegernos comunidad de la migra y de la policia”, dijo la activista. “Los dos son parte del mismo sistema abusivo y explotador que fractura nuestras familias”.
“¡La migra! ¡La policia! ¡La misma porquería!” gritaron durante la denominada “La Gran Marcha”, en la que participaron diversas organizaciones comunitarias que defienden los derechos civiles y humanos de los inmigrantes.
“Nos tienen encadenados por el miedo, encerrados en una jaula, diciéndonos que esperemos, que nos comportemos, que obedezcamos”, enfatizó la doctora Vanessa Bustamante, presidenta del Partido Nacional de la Raza.
“Pero somos hijos del fuego y de la lucha, nacidos de la lucha, criados en la luz sin papeles, sin fronteras que nos encuentren” añadió.
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La oradora indicó que, durante demasiado tiempo los políticos han intentado hacer creer a la comunidad inmigrante de que el poder está fuera de ellos, que deben esperar, suplicar, cumplir con las leyes y vivir con miedo a ICE, o a la violación de leyes diseñadas para mantenerlos en silencio y asustados.
“Hoy les decimos que no somos un pueblo de miedo. Somos un pueblo de poder. ICE no sólo es sobre la deportación”, subrayó la doctora Bustamante.
“Se trata de dominación. Son una herramienta de supremacía, de capitalismo, de colonialismo, destinada a hacernos sentir pequeños, desechables”, agregó. “Pero no somos ninguna de esas cosas. Somos los constructores de esta tierra. Nosotros somos las semillas, por muchas veces que intenten enterrarnos”.
Ron Góchez, miembro de la Coalición de Autodefensa Comunitaria expresó que el pueblo de Los Ángeles está intentando parar “que la migra siga secuestrando a nuestra gente”.
“Son secuestros lo que están haciendo, porque llegan a las casas de nuestra gente, a la fuerza tumban las puertas”, describió y relató que, en las áreas de Filipino Town, Pico-Union y el sur centro de Los Ángeles, los agentes de inmigración hicieron lo que quisieron.
Góchez dio a conocer que, en el país, hay aproximadamente 6,000 agentes de ICE, y que, si la comunidad se organiza podrían defender a todos los inmigrantes en todas las comunidades.
“El poder está en nuestras comunidades, no en ellos”, afirmó el líder social. “Podemos defendernos si tomamos ese poder en nuestras manos”, indicó.