Cómo los Guerreros Buscadores de Jalisco realizaron el hallazgo de un centro de “adiestramiento y exterminio” en el Rancho Izaguirre
Un miembro del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco relata cómo fue el hallazgo de restos humanos y otros indicios de posibles víctimas en Teuchitlán

En el hallazgo del 5 de marzo había unos 40 miembros de Guerreros Buscadores de Jalisco en el lugar. Crédito: AFP | Cortesía
Las llamadas anónimas eran frecuentes y decían que cerca de Teuchitlán encontrarían algo.
Aseguraban que en ese municipio localizado a una hora de camino de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en el oeste de México, había un predio llamado Rancho Izaguirre en el que hubo actividades criminales y que los buscadores de desaparecidos por la violencia deberían ir allí.
Así, los miembros de Guerreros Buscadores de Jalisco, un colectivo que se formó el año pasado en ese estado asolado por la violencia del crimen organizado, decidieron ir a ver qué había.
“La gente nos manda mensajes y tenemos que acudir, porque no podemos quedarnos con la duda”, le cuenta BBC Mundo Raúl Servín García, un miembro de ese colectivo.
Con un grupo de unas 40 personas llegaron hasta el Rancho Izaguirre. Sabían que seis meses antes ahí hubo un enfrentamiento de la Guardia Nacional con criminales y que la Fiscalía de Jalisco realizó algunas investigaciones.
“El lugar no tenía cintas de acordonamiento, ni sellos del gobierno, ni cadenas ni candados. Nos la jugamos, la verdad. Porque pudo haber personas armadas adentro…. Pero afortunadamente no había nadie”, explica Servín.
El hombre de 53 años ha estado buscando a su hijo desaparecido, Raúl Servín Galván, desde 2018. Desde ese año se registró un aumento en las desapariciones en Jalisco, un estado que acumula más de 18,000 personas no localizadas en los últimos seis años.

Como otros padres, madres y activistas, acuden a este tipo de lugares con la esperanza de encontrar alguna pista del paradero de sus seres queridos.
Pero lo que encontraron en el Rancho Izaguirre, un predio con indicios de haber sido un sitio de entrenamiento del crimen organizado, no era algo que hubiesen visto en el pasado.
“Nos causa impacto, dolor, tristeza. Porque muchos lloramos al pensar que a lo mejor puede ser nuestro familiar”, señala Servín.
“Hombres y mujeres nos quebramos”
Al ingresar al Rancho Izaguirre, el grupo de los Guerreros Buscadores se dividió entre las tres bodegas que encontraron.
“Yo encontré muchísimos casquillos de bala. Otros vieron aros aprehensores y cargadores de armas. Y otros nos avisaron que había mucho calzado, mucha ropa, de todo tipo”, explica.
Como colectivo, los buscadores han recibido instrucción básica sobre excavaciones, localización de indicios y anatomía humana. Solo emplean picos, palas y una “varilla vidente”, un instrumento que les ayuda a saber si un terreno ha sido excavado y si hay algo inusual en él.
“Un compañero encontró primero restos humanos quemados y dijo que posiblemente habría más. Y entonces nos dimos a la tarea de excavar más”, asegura Servín.

Hacer hallazgos como estos, incluso para quienes han tenido experiencias similares como los miembros de Guerreros Buscadores, es algo que conmociona.
“Hombres y mujeres nos quebramos. Tantísimas cosas se nos pasan por la cabeza. Yo no solo por mi hijo, sino por los demás. Cómo un cuerpo completo queda reducido ya quemado. No te puedes imaginar todo lo que sentimos en ese momento”, explica Servín.
En el sitio fueron encontrados más de 400 objetos personales, entre zapatos, ropa y mochilas. Según la investigación de la Fiscalía de Jalisco, había seis grupos de restos óseos “en cuatro espacios”.
Se corroboró “una modalidad que no había sido utilizada por el grupo criminal: además de calcinar los restos, éstos fueron ocultados bajo una losa de ladrillo y una capa de tierra”, según las autoridades.

¿Qué ocurrió ahí?
La dimensión de qué pasó en el Rancho Izaguirre es algo que no está plenamente esclarecido hasta ahora.
El predio había sido escenario de un operativo contra la delincuencia de la Guarida Nacional en septiembre pasado que se saldó con 10 detenidos y la liberación de dos personas secuestradas. Luego quedó bajo resguardo de la Fiscalía de Jalisco, que hizo una investigación de varias semanas para encontrar más evidencias de delitos en el lugar.
El sitio había quedado abandonado desde entonces. El fiscal estatal Salvador González aseguró que no hay indicios de que hubiera actividad criminal desde octubre pasado hasta el hallazgo de los buscadores el 5 de marzo.
Eso ha generado más enfado y frustración entre el colectivo de Guerreros Buscadores de Jalisco, pues ellos con poco trabajo dieron con los restos humanos.
“Es lo más triste. Que la Fiscalía hubiera recorrido el terreno por dentro y no se diera cuenta de que había restos quemados. Los tuvieron que haber pisado. A nosotros caminar ahí nos dio el indicio”, señala Servín.

Si bien los buscadores hallaron un gran número de zapatos, prendas de vestir y otros objetos personales, aún no está claro cuántas personas estuvieron ahí ni desde cuándo. Por las características del lugar, con espacios de entrenamiento físico, remanentes de armamento y unas listas de sobrenombres, se cree que pudo haber sido un sitio de reclutamiento para la delincuencia.
“La llamada anónima nos dijo que por ahí habían pasado unas 280 personas, pero en realidad no sabemos a cuántas personas les quitaron la vida. Los huesos están reducidos casi a nada. Pero pueden haber sido sepultados en el rancho o en el perímetro de afuera”, señala Servín.
Por ello han catalogado a este sitio como un campo de “adiestramiento y exterminio”.
Tampoco había señales de quiénes eran responsables. En el enfrentamiento de septiembre, la Guardia Nacional se enfrentó a miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación, según reportes de ese momento.
La Fiscalía de Jalisco informó el jueves que han encontrado indicios de fragmentos óseos en el predio, pero que sus equipos de expertos constataron “que no existen estructuras que fungieran como hornos”.

Los buscadores, por el contrario, dicen que ellos encontraron un tipo de fosa que, si bien no tiene capacidad de cremar un cuerpo, sí tiene el objetivo de deshacerse de evidencias.
“Nosotros los llamamos hornos porque encontramos un lugar donde queman a las personas. Ellos esperaban ver otro tipo de hornos. Pero nosotros vimos que construyeron en la tierra, con muros de ladrillo, y ahí los quemaban en la tierra y luego los tapaban”, asegura Servín.
Ante las dudas sobre las indagatorias de las autoridades, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que la Fiscalía General de la República se hará cargo del caso.
Mientras, los miembros de Guerreros Buscadores de Jalisco dicen que quieren seguir haciendo su labor en el lugar, para evitar que haya nuevos “errores” como los de las investigaciones pasadas.
“Queremos quitarnos la inquietud de que haya personas enterradas alrededor del rancho”, afirma Servín.


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