El arte de renacer en Altadena
El pintor Alejandro M. López crea un espacio seguro para los afectados por el incendio Eaton

Alejandro M. Lopez enseña una pintura que hizo relacionado al incendio Eaton en Altadena. Crédito: Fotos: Isaac Ceja | Impremedia
Después del incendió Eaton, el pintor Alejandro M. López se queda por lo menos dos veces a la semana en su hogar de madera que quedó intacto tras el impacto del fuego haciendo obras de arte, platicando con sus vecinos y ofreciendo su espacio como un oasis en el renacer de la naturaleza en Altadena.
Cada martes y jueves, López se va a la barra llamada “Good Neighbor” (“Buen Vecino”) para reunirse con la comunidad.
“Me siento en el bar un martes por la noche y veo a la persona que está a lado de mí y la primera pregunta es: ¿sobrevivió tu casa o no?”, cuenta López. “Así empezamos la conversación y luego compartimos nuestras historias. A veces lloran, nos abrazamos, seguimos hablando, intercambiamos números de teléfono y nos ofrecemos apoyo”.
El latino ha vivido en Altadena durante los últimos 16 años, después de vivir por casi todo el mundo, para poder estar más cerca a sus padres y para que sus hijos pudieran crecer en la tranquilidad de la naturaleza en una comunidad únicamente unida.
Cuando empezó a pintar tomó mucha inspiración de la cultura latina en el área de Los Ángeles donde creció, pero hace 5 años su estilo cambió por completo al tener una epifanía en la naturaleza.
López pinta “en plein air” o “al aire libre” y se enfoca menos en crear obras con un enfoque y más en la belleza y en compartir la sensibilidad del ambiente y la energía del lugar que lo inspira.
Se considera un ecologista con un mensaje a través del arte de la conexión a la naturaleza.
“En última instancia, incluso el incendio que ocurrió es un problema climático”, dijo el latino. “Sí, hubo negligencia por parte de la empresa Edison, pero el viento intenso, la sequía severa y la baja humedad son problemas relacionados con el clima, por lo que es fundamental que la conexión entre ambos se una para reflejar esta unidad”.
La noche del incendió huyó de su hogar con su hijo y se quedaron en West Hollywood. Al día siguiente, López prendió la radio de los bomberos y escuchó los informes de los hogares que fueron perdidos.
El latino explicó que decían los números de las casas que fueron destruidas y decían número tras número tras número lo cual fue impactante escuchar para el residente.
“Nos llamaron unos vecinos y me dijeron que nuestro vecindario estaba en llamas y mi hogar se perdió totalmente”, dijo Lopez.

Una hora después, otro vecino le llamó para decirle que su casa estaba bien, pero los alrededores de su propiedad estaban en llamas.
López y su hijo brincaron en el Jeep que el pintor utiliza como estudio de arte en cualquier lugar que viajan y llegaron a Altadena casi una hora después.
Cuando salieron de la autopista, López vio lo que describe como un infierno debido al humo negro y llamas.
“Le dije a mi hijo que, si pasábamos por esto, podíamos morir porque al otro lado podría haber llamas y quizá no lo lográramos, y él simplemente dijo que siguiéramos adelante, y con el Jeep atravesamos las llamas”, dijo el latino. “Gracias a Dios llegamos al otro lado y no nos quemamos, así que seguimos hasta que llegamos a la casa y fue una pesadilla como esas imágenes del infierno”.
De inmediato, López agarró una bomba para sacar agua de su piscina y junto con su hijo y otros vecinos rescataron su casa y por lo menos 2 más.
El latino dijo que la lucha duró un día y medio. Solo lo pudo hacer con la ayuda de sus vecinos y con la adrenalina y ansiedad que lo mantuvo en marcha.

“Durante semanas y semanas, no podía dormir por las noches y tenía pesadillas con fuego todas las noches”, dijo Lopez. “Y luego empezó a cambiar y empezó el postraumático”.
A pesar de que pudo rescatar su hogar, la culpa del sobreviviente, el trauma y la soledad del vecindario que antes estaba lleno de vida aún le causan dolor.
“Donde no hay nadie y cuando el barrio es por la mayor parte cenizas, sobre todo de noche, es muy, muy surrealista. Está oscuro, silencioso. Por la mañana entra niebla y todo es como un fantasma. Solo se ven las sombras de las casas y las chimeneas, y es como vivir en un cementerio”, dijo el residente.
Durante una etapa de melancolía, López se sintió atraído a Altadena y empezó a crear pinturas de las pesadillas que existían en su cabeza. Escenas de un hogar en llamas, las casas con solo las chimeneas en pie y los árboles con fuego.
Después, el artista ha visto el renacimiento natural como nunca en su vida, las hojas verdes naciendo de árboles que quedaron completamente quemados o los animales pequeños que han regresado.
Al mismo tiempo experimentó algo milagroso. Un oso que el residente dice visitaba su hogar cuando era cachorro se ha estado quedando cerca de su hogar. Para López, el oso representa la fuerza, la valentía y la curación.
“Ha sido un trauma terrible, terrible, terrible”, dijo el residente. “Y, sin embargo, la naturaleza encuentra su camino y hay una nueva energía que surge de la tierra aquí que creo que es transformadora”.

Hasta la fecha, el latino dice que no ha recibido dinero de su seguro después de 2 meses y no está calificado para las subvenciones que ofrece el gobierno. Pero mantiene que es mejor que las personas que perdieron sus hogares puedan tener acceso a esos recursos para que puedan regresar más pronto.
Además, los servicios de luz, gas y agua fueron restaurados rápidamente pero el servicio de internet se tardó un poco. Cuando López vio una camioneta de AT&T le pidió al trabajador que lo ayudara y después de 6 horas luchando para terminar el trabajo su servicio de internet fue restaurado.
“Son los técnicos en la zona quienes marcan la diferencia. Son los que están en primera línea. Eso fue algo realmente difícil, pero también me dio fe en la humanidad”, dijo el residente. “Veo gente que viene aquí para ayudar a restablecer el agua y los veo llorando en el jardín. Hombres adultos, tipos realmente duros, llorando porque no pueden creer que este lugar todavía esté en pie”.
Hoy en día, Lopez utiliza su hogar como un refugio para la comunidad donde, gracias a donaciones, ofrece palas, trajes de seguridad, baños portátiles y hasta ofrece su jardín para que sus vecinos puedan guardar sus plantas.
“Les digo que cuando recuperen su casa, podrán venir, retirar sus flores y volver a plantarlas en su casa”, dijo el residente.