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Así consiguió una RTX 3090 por solo $10 dólares: la increíble historia de un reciclador de hardware

El usuario de Reddit reveló que la costosa tarjeta de video había sido descartada como si fuera chatarra pese a estar operativa

Las tarjetas de video de Nvidia pueden venderse en el mercado por cientos o incluso miles de dólares

Las tarjetas de video de Nvidia pueden venderse en el mercado por cientos o incluso miles de dólares Crédito: Nvidia | Cortesía

No todos los días alguien se topa con una tarjeta gráfica de gama alta por el precio de un almuerzo. Pero eso fue exactamente lo que le ocurrió a un usuario de Reddit que trabaja en el mundo del reciclaje tecnológico y que, gracias a una combinación de suerte, conocimientos técnicos y una pizca de ingenuidad por parte de sus jefes, logró hacerse con una NVIDIA RTX 3090 por apenas $10 dólares.

Este caso no solo refleja cómo a veces el desconocimiento puede traducirse en gangas impensadas, sino también cómo el mundo del e-waste (residuos electrónicos) puede esconder verdaderos tesoros tecnológicos.

Cuando el desconocimiento es rentable

El protagonista de esta historia forma parte de una empresa dedicada al reciclaje y reacondicionamiento de equipos electrónicos. Un día, mientras trabajaba en las instalaciones, un compañero le avisó que había una enorme caja en el suelo repleta de tarjetas gráficas de la serie RTX 30. El lote pesaba más de 1.500 libras y contenía modelos como la RTX 3070, 3080 y 3090, muchas de ellas visiblemente deterioradas o con signos de uso intenso.

Sin embargo, en el mundo del reciclaje tecnológico, lo que importa muchas veces no es si un componente funciona, sino cuánto pesa y qué materiales contiene. Es por eso que, al estar clasificadas como residuos electrónicos, la compañía vendía las piezas basándose únicamente en el valor del material crudo, sin considerar su verdadero valor de mercado.

Gracias a eso, el usuario logró adquirir una RTX 3090 por solo $10 dólares, una cifra irrisoria si se tiene en cuenta que este modelo llegó a venderse por más de $1,500 dólares en su lanzamiento y que incluso hoy sigue siendo una GPU de altísimo rendimiento.

No todo lo que brilla está roto

Antes de encontrar la RTX 3090 funcional, el usuario probó suerte con una RTX 3080 Ti que parecía estar en perfecto estado, pero que lamentablemente no dio señal de video. Fue entonces cuando decidió probar con una 3090 un poco golpeada, que tenía una de las aspas del ventilador rota y la carcasa algo deformada, pero que todavía conservaba los plásticos protectores originales.

Para su sorpresa, la tarjeta funcionó a la primera. Desde entonces, ha sido su GPU principal durante dos años sin presentar fallas graves. Y lo mejor de todo: solo le costó $10 dólares.

Su compañero también aprovechó la oportunidad y se hizo con una RTX 3070 Ti, que aunque presentaba una línea en la pantalla, pudo hacer un RMA (proceso de garantía) y recibir una tarjeta totalmente funcional, por apenas $30 dólares.

¿Cómo es posible que ocurran estas cosas?

Lo que ocurrió en esta empresa no es un caso aislado. Muchos centros de reciclaje y compañías de tecnología desechan equipos completos sin verificar su contenido, especialmente cuando provienen de lotes empresariales, devoluciones o productos fuera de garantía. A menudo, quienes toman las decisiones de descarte no tienen conocimientos técnicos suficientes como para reconocer el valor de los componentes internos.

Además, en entornos donde se maneja gran volumen de hardware, la logística y la eficiencia suelen primar por encima del análisis detallado de cada pieza. Eso genera oportunidades para trabajadores que sí saben identificar y recuperar componentes valiosos.

Sin embargo, este tipo de oportunidades no duran mucho. Según relató el usuario, la dirección de la empresa se dio cuenta del error y prohibió la venta de piezas a empleados a precios reducidos, cerrando así una etapa dorada para quienes sabían dónde buscar.

Estas historias no solo son curiosas, también revelan una realidad del sector tecnológico: el conocimiento técnico puede marcar la diferencia entre desechar basura electrónica o descubrir oro puro. Y aunque no todos trabajan en un centro de reciclaje con cajas repletas de GPUs, lo cierto es que la próxima gran ganga tecnológica podría estar más cerca de lo que imaginamos si sabemos buscar.

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