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El Mes de la Herencia Hispana llega en un escenario crítico en Estados Unidos

Este año, los hispanos enfrentan retos sobre representación en la historia de EE.UU., inmigración y derechos civiles

Una bandera estadounidense y banderas latinoamericanas ondean en una ceremonia de la NFL para celebrar el Mes de la Herencia Hispana.

Una bandera estadounidense y banderas latinoamericanas ondean en una ceremonia de la NFL para celebrar el Mes de la Herencia Hispana. Crédito: Julio Cortez | AP

En 1968, el expresidente demócrata Lyndon Johnson inauguró una semana de celebración de la herencia hispana, la cual fue extendida a un mes por el exmandatario republicano Ronald Reagan en 1988 y, desde entonces, no había enfrentado un escenario tan crítico para la población hispana como este año.

Desde su campaña, el presidente Donald Trump ha enfocado su mensaje a una supuesta “invasión” en los Estados Unidos, la cual ha derivado en políticas en su segundo mandato que afectan precisamente a los hispanos, incluido establecer el inglés como la lengua oficial de Estados Unidos, en detrimento de millones de personas que hablan español y otros idiomas.

“[La orden de Trump] no se trata de una norma que quiera defender el inglés, porque el inglés no está en peligro en los Estados Unidos y hay una amplísima mayoría de gente que habla el inglés”, explicó en entrevista en marzo a este periodista el poeta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes. “Es un mensaje de poder”.

Expuso que esta decisión recuerda lo que EE.UU. vivió en el siglo XIX, cuando en estados como Texas y California se organizaron “ceremonias de entierro del español”, a través de las cuales se obligaba a los niños en los colegios a que escribieran palabras en español, las cuales echaban en un ataúd y lo enterraban.

El idioma no es la única acción, también lo es la obligación al Instituto Smithsonian para reorientar cómo cuenta la historia de los hispanos, con la censura reciente de varias obras, como ‘4 de Julio desde la Frontera Sur’ del artista mexicoamericano Felipe ‘Feggo’ Galindo.

Esa decisión de la Administración Trump forma parte de una estrategia más amplia sobre un intento de controlar la narrativa histórica de EE.UU., ya que el 27 de marzo, el presidente firmó la orden ejecutiva “Restaurando la Verdad y la Cordura en la Historia Estadounidense”, que ordena acciones en el Smithsonian y en monumentos públicos, incluido el Independence Hall, para revertir y eliminar las investigaciones y actividades públicas relacionadas con la raza y el género, incluida la perspectiva sobre los hispanos.

“Vivimos en una economía de la atención, donde el objetivo es mantener a las personas enganchadas a narrativas que apelan a lo personal, lo económico y, sobre todo, lo emocional. En este contexto, las redes sociales amplifican los extremos porque generan más reacciones que el discurso racional”, explicó Carlos Aguasaco, profesor titular de Estudios Culturales Latinoamericanos y director del Departamento de Artes y Ciencias Interdisciplinarias del City College de CUNY.

Sobre el texto del Smithsonia compartido por la Casa Blanca, el experto agregó que con ese mensaje se “busca provocar indignación en distintos sectores para movilizar emociones”.

“Estos discursos no surgen de la nada; responden como reflejo a posiciones extremas contrarias que también se sostienen en la polarización. […] La cultura de la cancelación y el prescriptivismo lingüístico son expresiones de ese afán de control”, agregó Aguasaco. “Me ocurrió recientemente en una presentación en español: una persona del público interrumpía cada vez que yo decía ‘todas las personas’, corrigiéndome en voz alta con ‘todes’. Aunque respeto su derecho a expresarse así, imponer esa forma en un espacio público resulta pues busca obligar a otra persona a cambiar su gramática independientemente de sus valores ni de su ética. Esa insistencia se convierte en una forma de violencia simbólica que genera divisiones incluso entre quienes compartimos ideales de igualdad”.

¿Menos interés en la población hispana?

‘Feggo’ destacó en una entrevista en el podcast ‘El Diario Sin Límites’, de esta casa editorial en colaboración con City Limits, que la exhibición donde se retiró su obra se destacaban aspectos positivos de las administraciones con la población latina y aspectos en contra.

“Es el problema que hubo con mi imagen. Junto a mi imagen está un texto que dice que desde la época en que fundaron a esta nación, como Benjamin Franklin, tenían miedo de que fuera a haber migración no blanca. [Mi texto] decía que era una cosa muy contradictoria, porque en lugar de enfocarse en todo lo que contribuyen los latinos, los consideran como invasores, cuando aquí viene uno a trabajar y a luchar por los ideales que tiene esta nación, los ideales positivos que tiene esta nación”, expuso.

En su proyecto presupuestal 2026 enviado al Congreso, la Administración Trump solicitó $5.8 millones de dólares para el Centro Latino Smithsonian, pero eliminaría la financiación para el museo independiente.

La inmigración como primer frente

El plan de deportaciones masivas del presidente Trump han impactado en forma desproporcionada a las poblaciones hispanas o latinas, según diversos análisis sobre arrestos y deportaciones.

Un análisis del Migration Policy Institute señaló que los mexicanos y centroamericanos representaron el 87% de todas las deportaciones internas y los mexicanos por sí solos representaron el 63%.

El CATO Institute especificó que las acciones contra latinos se intensificaron, según un análisis estadístico que reveló que se acumularon “los arrestos callejeros de latinos sin condenas penales, cargos pendientes ni órdenes de deportación”.

“Si bien sabemos que ya existía discriminación racial incluso antes de mayo [de 2025], el pico a mediados de mayo es diferente”, advirtió el reporte.

Un informe de julio pasado de Equis Research señala que la población latina considera que, en materia migratoria, “el gobierno de Trump está pasándose de la raya”.

Ernesto Castañeda, director del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos y del Laboratorio de Inmigración de la American University en Washington, D.C., señaló que “muchos tipos de hispanos están siendo negativamente afectados por las prácticas y políticas públicas de Donald Trump en general e incluyendo el tema migratorio”.

Destacó que hay personas con protecciones a la deportación, en referencia a programas de visas provisionales o incluso si están en proceso de modificar su estatus migratorio.

“Individuos pidiendo asilo después de sus citas en las cortes, gente aplicando a la ciudadanía después de años como residentes, e incluso algunas personas con DACA, permisos de trabajo y visas de estudiantes han sido removidos del país”, expuso.

Castañeda hizo énfasis en el perfil étnico y racial de los agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para las detenciones, un aspecto ahora aprobado por la Corte Suprema.

“De estas realidades los más afectados son los llegados más recientemente y en las bases de datos del gobierno por haber usado aplicaciones como el CBP One, así como la gente con tez más morena y facciones que podrían ser vistas como indígenas o parte de la diáspora afro y que no hablan inglés”, lamentó.

Para Aguasaco, además del perfil racial, un tema preocupante es el debido proceso para las detenciones y procesamientos de deportación y una lentitud en los contrapesos ante acciones del Ejecutivo.

“El verdadero problema no es únicamente la política migratoria en sí, sino la crisis del sistema de pesos y contrapesos: el Legislativo y el Judicial suelen tardar demasiado en reaccionar frente a las acciones del Ejecutivo”, dijo. “En un mundo donde en pocas horas se puede trasladar un tanque de guerra a otro continente, también es posible deportar personas con gran rapidez, incluso antes de que se cumpla el debido proceso. Esto revela la ineficacia de un sistema judicial lento y un legislativo intermitente que depende en exceso del Ejecutivo”.

¿Hay motivos para celebrar?

A pesar del escenario negativo hacia las poblaciones latinas en materia migratoria, representación y derechos civiles, Castañeda consideró que hay motivos de celebración.

“Es importante celebrar el mes de la herencia hispana porque los hispanos son, y lo han sido por mucho tiempo, parte importante de la población, cultura y economía estadounidense”, dijo. “A pesar del énfasis en los inmigrantes, la gran mayoría de los hispanos en EE.UU. son ciudadanos y nacidos en este país, por eso lo adecuado e importante de celebrar las contribuciones de este grupo que seguirá aquí más allá de la administración Trump”.

Aguasaco insistió en cómo se fomentan los discursos extremos que enfilan a la sociedad a un escenario radical.

“Lo que sí me preocupa es cómo la narrativa en los extremos —ya sea desde el poder o desde la oposición más radical— fomenta una dinámica de control y confrontación que, en el fondo, revela una patología social y cultural en decadencia”, lamentó.

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