Duro con Tesla: la política le cobra factura a Elon Musk
Un estudio revela que Tesla habría vendido más de un millón de autos adicionales en EE.UU. si Musk no se hubiera involucrado activamente en política
V4 Supercharger de Tesla. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía
Tesla, durante años símbolo del progreso tecnológico y la movilidad sostenible, enfrenta ahora un problema que no tiene que ver con chips ni con baterías: la polarización política.
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Un reciente estudio del National Bureau of Economic Research (NBER), elaborado por economistas de la Universidad de Yale, sostiene que la empresa habría vendido entre 1 y 1.26 millones de autos más en Estados Unidos si Elon Musk no se hubiera involucrado de lleno en el escenario político.
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El análisis, que ha encendido el debate en los círculos económicos y tecnológicos, pone números a una realidad que muchos sospechaban: las decisiones políticas y los comentarios del CEO de Tesla han tenido un costo tangible en la reputación y las ventas de la marca.
De empresario visionario a figura política
Durante más de una década, Elon Musk fue visto como el rostro del futuro eléctrico y la innovación. Sin embargo, esa percepción cambió drásticamente desde que adquirió Twitter (rebautizada como X) en octubre de 2022.
Lo que comenzó como una operación empresarial se transformó pronto en un escenario político donde Musk amplificó su ideología y sus simpatías con el Partido Republicano.
El estudio del NBER analizó las matriculaciones de Tesla entre octubre de 2022 y abril de 2025, un periodo que coincide con la etapa en la que Musk pasó de ser un magnate tecnológico a un actor político con poder institucional.
En ese tiempo, ocupó un cargo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) dentro de la administración del presidente Donald Trump, cargo desde el cual impulsó políticas de recorte presupuestal y reducción de empleos federales.
La consecuencia, según los investigadores, fue clara: los consumidores con afinidad demócrata, que durante años fueron el núcleo de la clientela de Tesla, comenzaron a alejarse.

El costo político: más de un millón de autos
El informe del NBER lo resume sin rodeos: “Sin el efecto partidista de Musk, las ventas de Tesla entre octubre de 2022 y abril de 2025 habrían sido entre un 67% y un 83% más elevadas, lo que equivale a entre 1 y 1.26 millones de coches adicionales”.
El cálculo parte del análisis de datos de ventas en condados de todo Estados Unidos, cruzando las cifras de matriculación con la proporción de votantes republicanos y demócratas en cada zona.
Los resultados revelan una correlación directa: a medida que Musk reforzaba su discurso político, las ventas de Tesla disminuían en los condados de mayoría demócrata.
Mientras tanto, las imágenes de centenas de autos Tesla acumulados en campas de distribución se convirtieron en un símbolo visible del impacto comercial de su postura política.

El vacío que aprovecharon los rivales
El desplazamiento del público progresista de Tesla no solo afectó a la compañía, sino que benefició directamente a sus competidores. El mismo estudio detalla que la caída de Tesla impulsó las ventas de otros fabricantes de vehículos eléctricos e híbridos.
“A medida que los compradores con tendencias demócratas se alejaron de Tesla, impulsó las ventas de vehículos eléctricos e híbridos de los competidores en aproximadamente un 17% a 22%”, destaca el análisis.
Marcas como Ford, Rivian, Hyundai o Kia encontraron una oportunidad en ese cambio de percepción, posicionándose como alternativas menos politizadas y más neutrales.
California, el epicentro del declive
El golpe más visible para Tesla se ha sentido en California, el estado que durante años fue su bastión comercial y el mayor mercado de autos eléctricos del país. Allí, la caída en las ventas de la marca ha sido tan pronunciada que incluso ha afectado los objetivos de electrificación del propio estado.
El California Air Resources Board (CARB) había fijado como meta que el 35% de los autos vendidos para 2026 fueran eléctricos. Según el estudio, esa cifra podría haberse alcanzado sin la caída de Tesla.
Entre abril y junio de este año, las entregas de Tesla en California descendieron un 21%, con 41,138 vehículos vendidos frente a los 52,119 del mismo periodo de 2024. Y el retroceso continúa: en el tercer trimestre recién finalizado, las matriculaciones se redujeron otro 9.4%.
De orgullo nacional a marca incómoda
El declive de Tesla no se debe a una menor demanda de autos eléctricos, sino a un rechazo simbólico hacia su líder. Entre enero y julio del año pasado, la cuota de mercado de los eléctricos en California creció un 21%, pero Tesla no fue parte de ese impulso.
“Tesla era el líder, ahora a la gente le da vergüenza conducir uno”, señaló el año pasado un analista de la agencia MBLM, reflejando un cambio de percepción social.

Por su parte, Loren McDonald, director de la consultora EVAdoption y antiguo propietario de un Tesla Model Y, fue aún más contundente: “Hay muchos propietarios de un Tesla que no quieren darle más dinero a Elon. Cada vez hay más gente que está harta de él”.
Este tipo de testimonios muestran que, más allá de la política, la figura de Musk se ha convertido en un factor emocional que influye en las decisiones de compra.
Un fenómeno con repercusiones globales
El estudio del NBER también sugiere que el efecto no se limita a Estados Unidos. La exposición política del empresario y su alineación con el gobierno de Donald Trump ha comenzado a erosionar la imagen global de Tesla.
Aunque la compañía mantiene un sólido liderazgo en producción y tecnología, su reputación como marca “verde” o “progresista” se ha visto debilitada en mercados como Europa y Canadá, donde los consumidores asocian la marca con discursos polarizantes.
Esta tendencia podría abrir espacio para competidores europeos y asiáticos que promueven la electrificación desde un enfoque más institucional que personalista.
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