A dormir también se aprende: cómo funcionan las escuelas de sueño para familias
La falta de sueño en niños puede resultar en problemas de conducta, bajo rendimiento escolar, obesidad, riesgo de infecciones y dificultad en el crecimiento
Niño expuesto a pantalla, sin control parental por la noche. Crédito: Studio Nut | Shutterstock
La vida moderna presenta desafíos significativos para el descanso infantil. Familias equilibrando la rutina diaria, actividades extracurriculares y el uso de pantallas están viendo disminuir las horas de sueño recomendadas para sus hijos.
Este tipo de necesidades está impulsando iniciativas como las escuelas de sueño para las familias.
El Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid, España, ha lanzado un programa dirigido a familias de niños de 5 a 9 años con problemas de sueño. La iniciativa busca educar a los padres sobre la importancia de una adecuada higiene del sueño, reseña EFE.
Estructura del programa
El curso se compone de cinco sesiones de 90 minutos, donde se comparten experiencias y se proporcionan herramientas prácticas basadas en evidencia para mejorar el sueño infantil.
Para esto se lleva a cabo un seguimiento individualizado para evaluar el progreso.
“La idea de la escuela de sueño nos surge de nuestra propia práctica clínica; cuando íbamos hablando con las familias, muchas nos decían que sus hijos tenían periodos cortos de sueño, y viendo las consecuencias que la privación de sueño tiene en los niños, fuimos investigando cada vez más”, explicó a EFE Salud la enfermera Noemí Castillo, del Servicio de Neurofisiología de referido centro hospitalario.
La formación, dice Castillo, la recibirán directamente los padres y madres, quienes son los que luego pondrán en marcha en casa las medidas que les enseñan en la escuela. Los profesores no hacen ninguna intervención directa con los menores, subraya.
Causas de los problemas de sueño
Exposición a pantallas. La exposición temprana y prolongada a dispositivos electrónicos afecta la calidad del sueño. Los contenidos estimulantes y la luz azul interfieren con la producción de melatonina.
Ritmo de vida acelerado. Actividades extracurriculares excesivas y horarios familiares agotadores complican el establecimiento de una rutina de sueño, contribuyendo a problemas de descanso en los menores.
Consecuencias de la privación de sueño
La falta de sueño en los niños puede resultar en problemas de conducta, bajo rendimiento escolar, obesidad y mayor riesgo de infecciones. El sueño adecuado es esencial para funciones metabólicas, inmunológicas y cognitivas.
Las señales que indican que un niño puede tener problemas de sueño incluyen tanto comportamientos durante el día como durante la noche. Durante el día, se observan mal rendimiento escolar, dificultades para concentrarse, hiperactividad, irritabilidad o agresividad, somnolencia excesiva, dolores de cabeza o en extremidades, y accidentes frecuentes. Por la noche, señales importantes son despertares frecuentes, dificultad para conciliar el sueño (más de 30 minutos para dormirse), ronquidos, sudoración excesiva, movimientos frecuentes en la cama, dificultad para despertarse y gran irritabilidad al despertar.
Estos síntomas pueden indicar problemas o trastornos del sueño que requieren consulta con un pediatra para evaluación y posible tratamiento especializado.
Detectar estas señales a tiempo es importante para ayudar al niño a tener un sueño saludable y mejorar su bienestar general y desempeño diario.
La falta de sueño en los niños puede tener efectos negativos a largo plazo que afectan su crecimiento físico, desarrollo cerebral, salud mental y rendimiento académico. Entre las consecuencias se incluyen alteraciones en el crecimiento debido a la disminución de la hormona del crecimiento, mayor susceptibilidad a infecciones, diabetes, obesidad y problemas metabólicos. Además, la falta de sueño altera la conducta y el desarrollo emocional, aumentando el riesgo de enfermedades mentales futuras, deterioro cognitivo, dificultades en el aprendizaje y problemas de atención. También puede afectar la regulación emocional, incrementando la irritabilidad, ansiedad y tendencia a conductas de riesgo.
Mejorar la higiene del sueño
Rutinas efectivas. Establecer horarios regulares, favorecer la exposición a luz solar, evitar pantallas antes de dormir y mantener una buena alimentación son claves para mejorar la calidad del sueño en la infancia.
Flexibilidad familiar. Cada familia debe adaptar su rutina antes de acostarse según sus preferencias, buscando siempre crear un ambiente propicio para el relax y la desconexión antes de dormir.
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