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La Marcha de la generación Z, mezcla de terrorismo y demandas para la reflexión

Es tiempo de que la dirigencia del Partido Morena tenga conciencia de la necesidad de cerrar filas y extirpar a esas manzanas podridas

Manifestantes golpean a miembros de la policía durante una marcha de la generación Z en CDMX.

Manifestantes golpean a miembros de la policía durante una marcha de la generación Z en CDMX. Crédito: Marco Ugarte | AP

La generación Z de México convocó para el 15 de noviembre a una marcha bajo el argumento de que es necesario que el gobierno tenga más energía contra los carteles de la droga, generadores de violencia y desorden social que operan el territorio nacional.

Esta semana, mexicanas y mexicanos residentes en Los Ángeles anunciaron un plantón frente al Consulado General de México de esta ciudad para hermanarse con los manifestantes en la capital azteca y hacer eco de sus consignas y demandas. Habrá que analizar por qué a esta convocatoria no la hizo suya nadie a pesar de que recibió inusual publicidad en los medios de difusión angelinos. 

Quienes asistimos a lo que se había vaticinado como una trascendente gesta político-social de la juventud mexicana migrante terminamos retirándonos con un muy mal sabor de boca. Al igual que en Madrid y en varias ciudades de México, la tan anunciada jornada de protesta no se llevó a cabo por falta de asistentes. Un fracaso rotundo, pero con un gran significado.

Por otro lado, nos alegró saber que en México asistieron no menos de cien mil personas a la marcha de la Generación Z, que partió del Ángel de la Independencia y avanzó por las avenidas Reforma, Juárez y Madero hasta llegar al Zócalo. Según información de primera mano compartida con quien escribe, un asistente aseguró que durante más de una hora la muchedumbre marchó en paz.

Esta marea humana elevó como demandas principales el impostergable saneamiento de las filas del Partido Morena, exigió la reivindicación de la figura del asesinado alcalde de Uruapan y llamó narco gobierno al encabezado por la presidenta Sheinbaum.

La depuración de Morena es impostergable. Es de conocimiento público que Morena ha sido infiltrado con todo tipo de malandrines de las diferentes formaciones políticas de la nación. En concreto del Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y el ya desaparecido Partido de la Revolución Democrática (PRD). Los fundadores de Morena y la militancia que en todo momento acompañó a su fundador y jefe máximo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, apechugamos y aceptamos como una necesidad coyuntural a todo tipo de delincuentes de la política mexicana en nuestras filas. 
Sin embargo, es fundamental que la dirigencia del Partido tenga conciencia de la necesidad de cerrar filas y extirpar a esas manzanas podridas que pueden infectar a todo el cuerpo partidista e iniciar la debacle como ocurrió con el PRD, proceso de involución que ocurre con tricolores y azules, que tienen cada vez menos aceptación y credibilidad popular.

Precisamente, los convocantes de la marcha, de la extrema derecha y derecha nacional – apoyados por sectores internacionales del conservadurismo fascista- han usado como estandarte al fallecido alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, para arremeter contra el gobierno de Sheinbaum y la 4T. Se agarran de un muerto para impedir llegar a la sala de terapia intensiva, donde les darán luz verde para su proceso de desaparición, como ocurrió con el PRD. Apelan a Manzo para no morir. 

Volviendo a Morena, llegó el momento de extirpar a los execrables enquistados en sus filas. El comité ejecutivo nacional no puede hacer caso omiso a esta exigencia de los miembros del instituto político guinda y que esta mañana fue puesto de manifiesto por los ciudadanos que marcharon en la capital de la República.

Es justo resaltar que los marchistas, jóvenes y los no tan jóvenes pertenecen a la derecha y extrema derecha y por ello sus expresiones para que Trump ordene la invasión a México para acabar con los narcos. No faltaron las imágenes de la Virgen de Guadalupe y los cánticos a la “guadalupana, la guadalupana” y sus deseos de volver al poder.

Cabe recordar que atrás de esta marcha se encuentran magnates mexicanos encabezados por Ricardo Salinas Pliego, titular de TC Azteca, quien con esto recurre a la presión política para eludir un pago de impuestos de 48 mil millones de pesos, como lo dispuso la Suprema Corte. Y tiene más adeudos.

Sin embargo, lo que inició de manera pacífica, tranquila, en el Zócalo irrumpieron los extremistas de la anarquía. Con el rostro cubierto, lanzaron petardos contra las vallas y uniformados y usaron esmeriles eléctricos, tijeras corta cadenas y cuerdas para derrumbar esas protecciones de acero del Palacio Nacional. Los policías los contuvieron con gases lacrimógenos. La reyerta duró más de una hora. La intención de esos grupos de choque era entrar al Palacio Nacional y crear incendios, intención mostrada a lo largo de la semana en millones de mensajes pagados por derechistas, donde se veía la sede presidencial en llamas.

Las fuerzas del orden actuaron con mesura si se toma en cuenta que los provocadores estaban armados y tuvieron como objetivo dañar la sede presidencial.

Los encapuchados anarquistas integran el “bloque negro” y con sus acciones violentas deslegitimaron la protesta pacífica en las que se insertaron. La autoridad reportó 40 detenidos y 100 policías agredidos, 40 de los cuales fueron llevados a un nosocomio.

Es muy importante que la autoridad investigue a los agresores para saber a qué intereses responden ya que en anteriores marchas han quemado negocios y saqueado comercios con pérdidas multimillonarias, vandalizan monumentos y edificios históricos y se enfrentan a la policía.

Son grupos que en apariencia buscan visibilizar el descontento social, pero su trasfondo es desestabilizar al gobierno de la 4T.

Si esta violencia terrorista hubiese ocurrido en los tiempos del PRI y del PAN, sin duda ahorita estaríamos contando muertos y desaparecidos a manos de las autoridades federales y de la Ciudad de México.

Sin duda, esta provocación fue planeada, articulada, organizada y financiada por la ultraderecha política. Sin embargo, hay que ponderar la actitud pacífica de miles de manifestantes con planteamientos válidos, que deben ser asumidos de la mejor manera por la presidenta Sheinbaum y los miembros de la 4T y dar paso a la autocrítica y poner orden en casa, caiga quien caiga.

Llegó el momento de una profunda autocrítica al interior del Gobierno de México y de todos los niveles de Morena, para depurarse a fin de seguir fortaleciendo la propuesta de la transformación, que dentro y fuera del país quiere ser eliminada.

Es un modelo que funciona por su visión y compromiso social. Una prueba evidente es que más de 13.4 millones de mexicanos han salido de la pobreza en los 7 años de la 4T, entre un largo catálogo de logros.

México es grande, está nutrido por culturas milenarias que son factores de envidia alrededor del mundo, tiene existen cuadros altamente calificados y comprometidos para encontrar las impostergables soluciones a la infinidad de problemas y retos que enfrenta la nación enfrenta.

Las y los mexicanos residentes en el exterior, desde siempre nos hemos manifestado comprometidos con el destino de la nación, y de ahí nadie, ningún poder, podrá apartarnos de ese pensamiento y acción.

Queremos, además, ser un valladar que impida que el poder económico se fusione con el poder político para volver a saquear a México. La marcha de este día les quitó la careta y dejó claro que, cueste lo que cueste —incluso mediante la violencia y sus secuelas—, buscan regresar al poder.

No lo vamos a permitir.

Juan José Gutiérrez es el director ejecutivo de la Coalición Derechos Plenos para los Inmigrantes.

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Los Angeles marcha ultraderecha
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