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Los retos del regreso a México para los inmigrantes

'México no tiene una infraestructura para recibirlos y protegerlos', dice Luis Valentán, quien regresó en agosto

Luis Valentán regresa a México.

Luis Valentán regresa a México. Crédito: Luis Valentán | Cortesía

Después de 35 años de vivir en Estados Unidos, mayormente en Los Ángeles, Luis Valentán regresó en agosto a vivir a México, junto con su esposa, su hijo adolescente y sus dos niñas menores. No imaginaba los retos que le esperaban en su país de origen.

Eso sin contar con que la mitad de su corazón se quedó en el norte porque sus dos hijas adultas decidieron permanecer en Estados Unidos.

“Estaba cansado de un gobierno nefasto, racista e hipócrita que se pinta como el policía del mundo y el país de las oportunidades, yque te dice que si trabajas duro, puedes tener el sueño americano”, dice.

Valentán recuerda que cuando llegó a Los Ángeles, le tocaron los disturbios de Rodney King contra la brutalidad policiada, luchar contra la ley del gobernador Pete Wilson que pretendía negar servicios sociales a los inmigrantes, empujar por una licencia de manejo; y también ver cómo la comunidad se organizaba, luchaba y resistía. Él mismo se convirtió en activista.

Sin embargo, dice que lo desanimó ver que los que no los quieren, se hacen más fuertes, y cada vez elaboran leyes más racistas.

“El gobierno de Estados Unidos se ha convertido en una maquinaria caníbal; y las oportunidades son más difíciles y solo quieren hacer dinero para los que están arriba”.

Pero fueron las políticas de Trump lo que lo animó a regresar a México.

“El criminal racista llegó más fuerte. Hemos vivido entre el odio de los que no nos quieren (los republicanos) y la lástima de los demócratas que no han hecho nada por nosotros”.

Debido a su activismo por los inmigrantes, y que se había mudado a Utah, dice que los sheriffs lo amenaban, vigilaban su casa, y no paraban de hostigarlo.

“Tenía miedo que le fuera a pasar algo a mi hijo, todo el peso del sentimiento racista, estaba funcionando”.

En medio de este acoso, llegó a la conclusión de que el resto de su vida, quería vivirla en paz, sin andarse cuidando.

“Debido a que entré sin papeles, era muy complicado para mi obtener mi residencia. Una de mis opciones era que mis hijas se hicieran parte de las fuerzas armadas, pero no quería poner esa carga en sus hombros y mandarlos a las guerras”.

Así que tres décadas después de esperar por una reforma migratoria que nunca llegó, regresó a México. Atrás quedaron sus años de jornalero en el campo, su trabajo en la construcción, como cementero; y más recientemente en la Red Nacional de Jornaleros (NDLON), además de haber sido fundador de la Radio Jornalera.

Los retos

Su retorno voluntario a México ha estado plagado de desafíos.

“Ha sido un choque cultural después de tantos años de vivir en Estados Unidos. Es una paradoja brutal. Cuando estamos allá, añoramos nuestro México; y al estar en México, añoramos Estados Unidos por los hijos que dejamos, porque tenía una comunidad y un trabajo que era mi pasión”.

Valentán reconoce que está en un proceso de adaptación como cuando llegó por primera vez a Estados Unidos.

“Es un nuevo comienzo lleno de nuevas experiencias como conocer a mis primos y mis sobrinos; y reencontrarme con mis tíos a quienes no había visto por tantos años y la gente que amo ha sido muy bonito. Ver a mi mama orgullosa de mi, agarrarme  la mano, no tiene precio”.

No obstante, dice que aunque México se está transformando, todavía no tiene una estructura sólida para recibir a los migrantes, y evitar que sea víctima de extorsiones y abusos de los funcionarios. 

“Lo ven como una cuestión de poder sobre los demás. Los albergues no dan los servicios como se debe. No te atienden con dignidad. Hay prepotencia y maltratos”.

Pero además observa que el gobierno mexicano no ha logrado que los consulados sean efectivos.

“No están dando los servicios. Los deportados llegan sin ningún documento. Ojalá los consulados se conviertan en verdaderos apoyos”.

Debido a que muchos jornaleros están siendo deportados, con el apoyo de NDLON, Valentán encontra ocupación, y está trabajando en  construir manuales de apoyo para la comunidad migrante.

“No es facil para el migrante que retorna. Tiene que dar moches (sobornos) por aquí, moches por allá, lidiar con oficiales corruptos. Muchos vienen de sufrir torturas en los centros de detención del ICE (Servicio de Inmigración y Aduanas) como en el de Manhattan, donde los metía en una celda a la que llenaban de agua, y prendían el aire acondicionado”.

Pese a todo, dice que confía en el gobierno de la 4-T en México, pero considera irresponsable decirle a los inmigrantes ‘si vengan’, cuando el país no está preparado para darles la bienvenida y protegerlos de la corrupción y las extorsiones de funcionarios y empleados sin escrúpulos.

Dice que su esposa y él fueron víctimas de un choque simulado durante un paseo que hicieron cerca de la Ciudad de México, en el que no pudieron hacer nada porque la Guardia Nacional se coludió con los maleantes.

Dolores Unzueta junto a Luis Valentán, retornado de Estados Unidos y Romina Hernández en retorno de Canadá. (Fotos Cortesía de Dolores Unzueta)

Comunidad en retorno

Dolores Unzueta abrió hace seis años el colectivo Comunidad en Retorno en la Ciudad de México para atender a los mexicanos que regresan de Estados Unidos, deportados o por su propio pie.

“Nuestro grupo es pequeño. La diferencia con los últimos cuatro o cinco años cuando recibíamos puros hombres deportados, ahora están llegando mujeres con hijos pequeños o de brazos que nacieron en Estados Unidos. Eso no lo habíamos visto”.

Afirma que les tocó recibir un avión completo lleno de deportados, y un cuarto de ellos, eran mujeres.

“Los regresan esposados. No les quitan las esposas ni para ir al baño”.

Dolores comparte que entre más tiempo, los migrantes hayan vivido en Estados Unidos, se enfrentan a más problemas, contrario a quienes duraron cuatro o cinco años fuera.

Por la sencilla razón, de que al regresar aún cuentan con familia.

“Los que han vivido más de diez años fuera de México, llegan con la cultura de Estados Unidos asimilada. Hablan español con acento diferente, y la gente se da cuenta de ese detalle y sufren problemas de discriminación con las personas que van a convivir”.

Encontrar vivienda es otro problema porque la Ciudad de México es muy cara, y tienen que irse a vivir al estado de México, donde las rentas son más baratas.

“Para rentar les piden el aval de una persona con escrituras de una casa en México, y no es fácil porque ya no tienen esa vinculación fuerte con la familia”.

Dolores Unzueta con personas retornadas, y dos estudiantes de servicio social en la Biblioteca Vasconcelos.(Cortesía fotos Dolores Unzueta)

Dice que la cosa cambia cuando el migrante tiene un apoyo en Estados Unidos que les manda dinero.

Y conseguir empleo es otro reto. 

“Si regresan con un nivel de estudios de secundaria y preparatoria, van a tener un salario muy bajo en México, más aceptable si cuentan con una licenciatura. Pero no siempre encuentran trabajo ni logran incluirse en la planta laboral, por lo que terminan entrando al mercado informal o poniendo un negocio”.

En el plano emocional, empiezan a tener problemas de depresión, porque no tienen esa red de apoyo que los rodeaba allá. 

“Es un proceso muy difícil superar todas estas problemáticas cuando no tienen una familia que los apoye”, dice.

Y agrega que en Comunidad sin Retorno los acompaña durante el proceso de regreso y adaptación.

“Los ayudamos a sacar sus documentos, como la cédula única de población (CURP), la credencial electoral (INE), su acta de nacimiento, su licencia de conducir para que puedan moverse en México, porque para subirse a un autobús, les piden una identificación”.

Reveló que también tienen en marcha la campaña de la tarjeta verde que es una guía de bolsillo, no un documento de inmigración de EE. UU., que contiene información vital para mexicanos deportados o retornados.

Incluye derechos básicos, contactos de emergencia, rutas de ayuda y una red de organizaciones aliadas en México y Estados Unidos.

Dolores Unzueta con mujeres retornadas saliendo del Instituto Nacional de Migración en México. (Fotos cortesía Dolores Unzueta)

Desde Chicago, Manuel Castro de la Coalición de Migrantes Mexicanos, lidera talleres de trabajo en línea para que los inmigrantes se preparen a su regreso a México.

“Lo primero que les digo es que planeen su retorno. Tiene que ser un acto consciente, seguro y planeado”.

Precisa que lo segundo que deben preguntarse es de qué van a vivir, qué patrimonio tiene en Estados Unidos o en México

“El tercer factor es su salud y si tienen problemas, quién los va a atender en México. Les digo que se lleven todo su expediente médico”.

Hace ver que el cuarto elemento a considerar es tramitar todas las identificaciones que van a necesitar en México y sacarle a sus hijos su nacionalidad mexicana en los consulados.

“El último elemento es su red de apoyo en México. Quién les va a echar la mano por lo menos mientras se estabilizan. ¿Van a ser sus parientes o amigos?”.

Castro dice que la gente inmigrante está muy ansiosa y desinformada; y por primera vez a diferencia de otras épocas difíciles para los inmigrantes, están pensando en volver a México.

“Los números que tenemos es que han sido deportados entre 500,000 y 600,000 mexicanos; y que habría entre un millón de retornados por su voluntad”.

Señala que frente a la caída de la economía y las políticas agresivas de migración, la gente migrante ya no se siente a gusto en Estados Unidos.

“El orden que antes apreciaba ya no les viene bien. Empiezan a comprender que este país no es perfecto ni es la potencia que se dice que era, y que México no es tan malo como se dice”.

Afirma que entre quienes planean regresar, ha visto familias y mucha gente adulta de 50 años para arriba con hijos que viven lejos e hicieron su vida.

“Se plantean, ‘qué sigo siendo aquí, si no puedo salir libremente’. Muchos dueños de negocios no ven venir una reforma migratoria para los próximos años y con una economía que no se recupera, mejor deciden regresar a México”.

Asegura que el chiste es planear el regreso.

“Con esto no digo que todos se regresen. Cada caso es diferente.Tienen que ver su situación personal. Si tienen bienes e hijos que se van a quedar en el país, no se deshagan de todas sus cosas en Estados Unidos, les puede ayudar a ustedes o a sus hijos”.

Y recuerda el caso de un señor que rentaba dos carros para Uber, y planeaba venderlos para irse a México.

“Lo que hizo fue rentarlos y recibe $2,000 al mes con los que puede vivir medianamente cómodo en México. Hay que aprovechar que somos binacionales y vivimos tiempos en que se puede trabajar de manera remota”.

Si quieres saber más sobre el Colectivo Comunidad en Retorno, buscalos bajo ese nombre en las redes sociales.

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