Niño guatemalteco vive milagro médico en Fort Wayne (video)
Jenri Rivera, un niño que nació sordo de siete años de Guatemala, pudo escuchar por primera vez este lunes, tras recibir tratamiento gracias a la organización Ray of Hope Medical Mission,
Un niño guatemalteco de siete años de edad y de nombre Jenri Rivera, sordo de nacimiento, pudo escuchar por primera vez este lunes, luego de recibir un tratamiento del centro Ray of Hope Medical Mission, una organización sin ánimo de lucro ubicada en Fort Wayne, Indiana, no pudo evitar emocionarse tras escuchar por primera vez la voz de sus padres.
Este hecho ocurrió en Fort Wayne, Indiana, el lunes pasado, cuando el pequeño de siete años que había sido sordo desde su nacimiento pudo escuchar por primera vez.
De acuerdo con un reporte de WANE15, reproducido por DailyMail, Metro Uk y otros medios de información, lo primero que Jenri Rivera escuchó fueron las voces de su familia a través de Skype luego que su implante coclear fuera activado.
La aventura de Rivera comenzó hace tres años –cuando conoció a Erin Van Oordt, una enfermera registrada, que visitó Guatemala en un viaje de trabajo.
Hace tres años, Erin Van Oordt un voluntario de Grand Rapids, Michigan, conoció al joven Jenri en un viaje laboral a Guatemala.
“Había algo especial en él desde el principio. Yo empecé a hablar con él pero no me entendía. Yo sabía que mi español no era tan malo, así que empecé a preguntar por ahí y me dijeron que desde que nació no escuchaba nada. Entonces dije que eso lo teníamos que resolver, y fue entonces cuando empezamos todo el proceso”, comenta Van Oordt en wane.com.
Para tratar a Jenri se le facilitó una tarjeta médica para viajar a Estados Unidos. El implante necesario para que pudiera oír fue donado por Advanced Bionics (40.000 dólares) y el implante fue realizado por el Dra. Tina Sheehan de Audiología Focus y Servicios de la audición.
El momento más emotivo fue cuando pudo hablar con sus padres vía Skype y escuchó sus voces por primera vez en su vida. El joven tendrá que pasar varios meses en Estados Unidos mientras se trabaja en su habla y aprende a comprender lo que escucha.
“Cuando vi que me oía tuve un ‘flashback’. Volví a la primera vez que le conocí, cuando no me oyó. Ahora todo lo que hemos hecho en los últimos tres años ha merecido la pena”, cuenta emocionado Erin Van Oordt.