‘Conocí al asesino de mi hija y nieto’
Tras casi un año del asesinato de su hija y nieto, un hombre peruano enfrenta al supuesto asesino en corte
Humberto Yauli entró al juzgado 108 de la Corte Superior de Los Ángeles el 3 de marzo decidido a pasar una durísima prueba: ver al presunto asesino de su hija, Gisella, y de su nieto, Dillan, de un año.
La Fiscalía alega que el sospechoso, Robert “Bam” Ransom, amordazó y ató de manos a Gisella, una inmigrante peruana, y le prendió fuego a la cochera convertida donde vivía. Su cuerpo terminó quemado al grado de no poder ser identificado. Dillan murió intoxicado de camino al hospital.
En un principio se creyó que este incidente, que ocurrió en la calle 50 del Sur de Los Ángeles el 5 de marzo de 2014, había sido un accidente, pero después fue catalogado como doble homicidio.
Poco antes del primer aniversario luctuoso, Ramson acudió a una audiencia preliminar. Yauli estuvo en el juzgado. “Quería conocer a la persona que me causó esa tremenda pérdida”, dice.
“Sentí una impotencia al pensar el dolor que le causó a ella y a mi nietecito. No me explico por qué hay seres humanos que puedan cometer ese tremendo crimen”, continúa Yauli.
Cuando Ramson entró al tribunal, Yauli lo recordó durmiendo en un coche estacionado frente a la casa de su hija y compartiendo en un departamento contiguo. Lo vio cuando venía de Washington a visitar a su hija. “Esta persona sabía exactamente todos los movimientos”, afirmó.
Si Ramson es hallado culpable de éstos y otros crímenes, pasaría el resto de su vida en prisión.
Los fiscales también lo acusan de intento de homicidio, violación, secuestro y asalto de una menor.
Quince días después de la muerte de Gisella y Dillan, una adolescente fue secuestrada cuando caminaba de la escuela a su casa. De acuerdo a la Policía, Ransom se acercó a la menor cerca de la esquina de la avenida Gage y la calle San Pedro, y utilizó un cuchillo para obligarla a subir a una furgoneta blanca.
Documentos judiciales alegan que el sospechoso llevó a la menor a dos lugares antes de que ella pudiera escapar, la abusó sexualmente e intentó prenderle fuego.
“Yo pido el castigo máximo para él”, dice Yauli, quien se mudó a Los Ángeles para estar cerca de su otro nieto. “Al menos así descansará el alma de mi hija, sabiendo que se hizo justicia”.