Lydia Cacho, una heroína que no se deja amedrentar por las amenazas
La autora lanza la edición en inglés de su bestseller “Las esclavas del poder”, donde relata sus experiencias tras investigar la trata sexual de niñas y mujeres en el mundo
Valiente. Intrépida. Atrevida. Y bien chingona. Así es Lydia Cacho Ribeiro. La sola mención de su nombre irrita e incomoda a nombres en las esferas del poder internacional: políticos y gente de negocios, autoridades, los carteles, las mafias, y el ‘pimp’ del club VIP y de la esquina. Por su trabajo, vive constantemente en la cuerda floja, perseguida y amenazada de muerte. Pero eso a esta mexicana no la intimida. Al contrario, continúa una lucha ferviente, que empezó hace 15 años. Desde entonces, no ha parado de contar sobre los temas más oscuros de los que nadie quería molestarse, ni hablar, ni mucho menos, en el caso de la prensa, reportear.
Por aquellos días “claro, la mayoría de los editores eran hombres. A mí me lo dijeron hasta el cansancio. Mi editor se burlaba de mí cuando yo comencé a publicar sobre estos temas, me decía ‘¿a quién le importa? Son asuntos privados’. Hoy, por supuesto, todas las leyes dicen que la violación contras las mujeres son asuntos públicos”, dice con satisfacción.
Nacida en México D.F., Cacho es periodista, escritora, activista, orgullosa feminista y acérrima defensora de los derechos humanos. Sufrió en carne propia el abuso sexual y fue encarcelada por sus denuncias, que le han granjeado importantes premios y reconocimientos. Ha recorrido el mundo denunciando la violencia y femicidios, como la tragedia en Ciudad Juárez. Tiene su propia fundación y en Cancún construyó un albergue para mujeres maltratadas. Una vida de servicio inspirada en su madre.
Cacho estuvo en Nueva York para el lanzamiento de la edición en inglés de su bestseller internacional “Las esclavas del poder“. Un libro tan brutal, crudo e impactante, como importante y necesario. Publicado por Soft Skull Press, “Slavery Inc.: The Untold Story of International Sex Trafficking “tardó más de tres años en encontrar una casa en Estados Unidos. Los heavyweights de la industria (incluido Simon & Schuster) le bajaron el pulgar. “Las editoriales no querían el libro, porque de por sí, no es muy fácil de leer, además me decían hay que recortarlo, nadie lo va a leer”, recuerda con una sonrisa.
En una charla en la librería McNally Jackson de Soho, la escritora habló con El Diario/La Prensa del trabajo y labor humanitaria que es motor de su vida. Con la buena onda que la caracteriza, y vestida de manera informal, dice que no fue fácil la tarea de cortarle pasto a un texto que en principio superó las 800 páginas, pero finalmente lo logró “con mucha disciplina. Decidí por ejemplo, quitar algunos países africanos de los que ya he escrito mucho, y concentrarme sobre todo en las rutas de Latinoamérica, de las que casi nadie está hablando, elegí publicar cosas de las que menos escuchamos ¿no? Mi preocupación fundamental era dejar muy claro como sí funcionan los carteles como las mafias italianas y japonesas, verdaderamente como empresas aliadas”.
Slavery Inc. incluye testimonios de las víctimas de los delitos trasnacionales y sus devastadores efectos en mujeres y niñas. La violencia de género, los efectos colaterales de la guerra (por ejemplo, en la Franja de Gaza, donde operan las mafias sirio-libanesas), la economía, la discriminación, la trata sexual, el trabajo forzado, y otras plagas están nítidamente retratados en el libro, que le tomó cinco años de investigación.
“En esta edición norteamericana íbamos a meter el tema de la trata en Estados Unidos, pero por falta de tiempo y espacio no se pudo, y yo estaba trabajando en otro libro. Pero por supuesto lo tengo en la mirada”, dice y agrega “hay un vacío informativo tremendo, la mayoría de la gente en los Estados Unidos sigue creyendo que en este país están libre de pecado con el problema de la trata y este problema es monumental. Hay documentadas por lo menos 60 mil esclavos en este momento y la mayoría son mujeres, muy jóvenes y dos terceras partes son norteamericanas. Esos son los temas que me interesaría explicar, cómo están funcionando las redes norteamericanas operadas por norteamericanos que siguen creciendo y que se vinculan con otros países, incluidos los que traen mujeres desde México, Colombia, Argentina“.
Con el compromiso que la caracteriza, se le ponen los pelos de punta al recordar con dolor que hoy en día, por ejemplo, “el norte de Miami está totalmente tomado por la mafia rusa, todo esto ocupado por tratantes. En un club VIP donde entró la policía había una chiquita de 13 años. Siguen actuando lo mismo en Nueva York“.
“El papel que juega la sociedad y la justicia norteamericana es fundamental. Su capacidad de negación va a ser que eventualmente el problema explote de una manera mucho más poderosa”, agrega.
Lydia Cacho, quien tiene su propia fundación, ha recibido algunos de los más importantes reconocimientos en materia de derechos humanos y prensa. En 2011 fue nombrada por la ONU como Embajadora Lazo Azul (Blue Ribbon) por su lucha contra el tráfico sexual de niñas y mujeres, y la revista Newsweek la incluyó ese año en su lista anual de las cien mujeres más influyentes del mundo. El International Press Institute le concedió en 2010 el premio World Press Freedom Hero. También ha recibido el Ginetta Sagan Award, Olof Palme Award, CNN Hero, premio UNESCO Guillermo Cano a la Libertad de Expresión,Premio Francisco Ojeda al Valor Periodístico, y fue reconocida por Human Rights Watch, entre otros.
– A la periodista le encanta bailar salsa y escuchar buena música.
– Es una apasionada de la cocina.
– Escribe todos los días.
– Le encanta el tequila, como buena mexicana.
– Cultiva su propia verdura y fruta en el jardín de su casa.
– Es una mujer enamorada de la vida.