Juan Zepeda, exesposo de Ninel Conde: “Soy inocente”
DiarioBasta.com platicó con el empresario que se encuentra enfrentando un proceso tras ser denunciado por la artista
Mi mañana del domingo inició con un “buenos días, ¿podrá llevarme al Reclusorio Norte?”, y un taxista amable, pero con el rostro sorprendido, emprendió el camino a Cuautepec, Barrio Bajo, justo en la esquina de donde termina la Ciudad de México y comienza Tlalnepantla.
“Vamos abajito del cerro del Chiquihuite”, afirma con ánimo, un rincón de la capital en el que Juan Zepeda, exesposo de Ninel Conde, seguramente nunca imaginó estar, y menos cuando siete días antes descansaba en un departamento en Acapulco, Guerrero.
Tras 35 minutos de viaje, librar puestos de tacos, bolsas, guardarropas, ambulantes… De cruzar una explanada, pasar los protocolos de visita del Reclusorio Norte y sus cuatro filtros de seguridad, conversé con Juan Zepeda, a quien encontré vistiendo un pants blanco. Luego de caminar lentamente unos cuantos pasos, dijo contundente: “He recibido muchas visitas, me siento muy apoyado por mis amigos, sobre todo, tranquilo”. Es así como nuestra visita forma parte de una conversación y no de una entrevista.
El 3 de febrero a las 5:30 de la mañana fue detenido por tres decenas de policías que, sin darle mayores detalles, se lo llevaron al Reclusorio Norte para enfrentar un proceso por el delito de utilización de títulos auténticos para el pago de bienes y servicios sin conocimiento de quien está facultado para ello, acusado por su expareja, la actriz Ninel Conde.
Mientras hablábamos, a nuestro alrededor llegaban al ‘Reno’ ( como le dicen comúnmente) mujeres y niños que caminaban apresurados con bolsas repletas de comida, tortillas, chicharrones y hasta botes de agua, dispuestos a visitar a quien está ahí culpado por robo, violación, narcotráfico o por acusaciones en proceso.
“Estoy comenzando a enfrentar un juicio desde el reclusorio. Aunque ella (Ninel) lo diga, aún no ha ganado ningún proceso, estoy enfrentando una resolución de un juez que determina que soy probable responsable y que estoy sujeto a un proceso para probarlo. Estoy dispuesto a enfrentar lo que venga, tengo la conciencia tranquila”.
Según los procesos de impartición de justicia de nuestro país, hasta el dictado de sentencia definitiva será cuando se determine si toda la evidencia aportada por las partes, defensores y MP es determinante, entonces el procesado es culpable.
“Así es la justicia en México, pero tengo la esperanza de que se arregle pronto. Para que la gente lo entienda, es como el caso de Presunto culpable (el documental) y esto es algo que no cometí, soy inocente“.
En ocasiones desconcertado, pero siempre determinante, Zepeda recuerda el momento de su detención: “Mi aprehensión rebasó todos los límites, fueron más de 30 personas las que me detuvieron, sin una orden de cateo, ni un convenio de colaboración entre estados. De repente vi mucha gente entrar al lugar donde estaba, a policías judiciales, y sin decir más me llevaron”.
Respecto a su estado anímico, quien fuera oficialmente pareja de Ninel Conde desde el 7 de diciembre de 2007, acepta que este es uno de los golpes más difíciles de su vida.
“Me cuesta mucho trabajo creer lo que está pasando, tuvimos muy buenas etapas y siempre le di lo mejor de mí, es una pena que las cosas terminen así. Nuestra separación no fue por dinero, fueron problemas de pareja que he decidido no comentar más por respeto a mí y a mis hijos. Ahora estoy dispuesto a luchar por mi inocencia”.
A pesar del encierro, Zepeda reconoce que ha recibido buen trato, tanto de los internos como de las autoridades.
“Han sido minutos muy largos, pero todos me han tratado muy bien, no me quejo de nada, no falta quien me grite algo, pero todo en el mejor sentido. Me han respetado mucho, desde los internos hasta las mismas autoridades. Creo que frente a lo que viví afuera con ella en contra, estoy más seguro aquí adentro”.
Devoto de la fe cristiana, Juan ha recibido la visita de pastores de su congregación para encontrar mayor consuelo y un punto de fe.
“Me dedico a leer la palabra, estoy en espera de que el juicio avance, apenas comenzó el viernes y hay que estar listos para cuando avance. Emocionalmente estoy muy triste y debo estar firme ante mi fe. Me duelen mucho mis hijos, no soporto ver el sufrimiento de mis papás –dice con los ojos llenos de lágrimas–, yo veo por ellos, los mantengo y los he sacado adelante desde hace mucho tiempo. Verlos acá, llorándome, es un trago muy difícil, él es mayor como para pasar por esto (tiene 90 años)”.
Entre las declaraciones que dio Ninel Conde, la noche del sábado, destaca la que dijo que sólo busca que le regrese su dinero y que en diversas ocasiones buscó la manera de acercarse a Zepeda para negociar, incluso a través de Yuri.
“Nunca me llegó un mensaje de un tercero, lo poco que tenía de información de ella, eran ofensas y amenazas, nada más. Además ella, ante una autoridad, dijo que no tenía la intención de negociar nada y que por ello me denunciaba”.
“Argumenta muchas cosas, como que yo metí un cerrajero a mi casa, teniendo yo las llaves y que mandé abrir mi caja fuerte, cosas que están fuera de toda proporción y que ahora con este proceso se desahogarán”, advierte.
Antes de su captura, Zepeda borró imágenes de sus redes sociales, así como mensajes y lo hizo –asegura– porque había recibido muchos ataques y otros más eran dirigidos para su gente más cercana y que nada tiene que ver con el tema.
“Todos ellos creen en mi inocencia y yo no tengo por qué afectarlos, confío en que esto se arreglará y todo regresará a su cauce”.
La visita al reclusorio continúa y Juan debe atender a familiares y amigos que lo están apoyando, por lo que damos por concluida nuestra charla.
Con un rostro que guarda sentimientos encontrados, se despide y mientras los visitantes e internos lo observan con curiosidad y otros más sencillamente lo ignoran, preocupados únicamente por su propio bienestar y por probar el mejor regalo que da la vida: la libertad.
Nota del reportero: Esta visita informal a Juan Zepeda al Reclusorio Norte, la hice también junto con Gustavo Adolfo Infante.
POR: Gilberto Barrera M.