BID: Latinoamérica es la región más violenta del mundo y eso produce “distorsión económica”

Los hogares mexicanos destinaron el año pasado 226 mil 700 millones de pesos para cambiar la cerradura, colocar rejas protectoras o pagar tratamientos médicos luego de sufrir un delito

Policía Federal

Policía Federal Crédito: Getty Images

América Latina y el Caribe es la región más violenta del mundo. La principal preocupación de esa población es el crimen, incluso por encima del desempleo o de la situación económica de sus países. En la región vive menos del 9 por ciento de la población mundial, pero se registran el 33 por ciento de los homicidios en todo el mundo lo que la convierte en la de mayor porcentaje de asesinatos a nivel global.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó el estudio “Los costos del crimen y la violencia en el bienestar en América Latina” este 2015. En él afirma que el crimen y el temor al crimen influyen en la conducta de las personas, limitan las decisiones de inversión de las empresas, minan la confianza en las instituciones responsables de garantizar la seguridad pública y distorsionan la asignación de recursos públicos y privados.

“Tenemos la tendencia a protegernos con sistemas privados de seguridad, alarmas y rejas, y los gobiernos nos protegen asignando una parte no desdeñable del presupuesto a la prevención y disuasión del crimen a través de los cuerpos de policía y de intervenciones específicas. Las empresas también gastan en seguridad para no convertirse en víctimas. La seguridad privada y pública es cara y produce una distorsión en la economía”, determina.

Los hogares mexicanos destinaron el año pasado 226 mil 700 millones de pesos para cambiar la cerradura, colocar rejas protectoras o pagar tratamientos médicos luego de sufrir un delito, de acuerdo con datos del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).

Aunque la proporción de personas pobres es relativamente baja en esta región, dice el estudio, la incidencia de la violencia es muy alta, y es más alta que en países más pobres de otras regiones. Además, aunque los países que la integran son muy desiguales, sus tasas de homicidio son mucho más altas que las de países con niveles de desigualdad similares o superiores.

El informe explica que es posible que la correlación parcial positiva entre desigualdad y crimen se deba al hecho de que hay una concentración más alta de víctimas potenciales (los ricos) a los cuales se les puede sustraer objetos valiosos en relación con el costo de oportunidad de los delincuentes potenciales.

Otras teorías citadas, como la teoría de la tensión, en psicología, también sugieren que la desigualdad puede estar asociada con altas tasas de criminalidad, dado que las personas que no tienen acceso a las mismas oportunidades y bienes que sus vecinos “pueden sentir una frustración que puede conducir a la violencia”.

MÉXICO GASTA MILES DE MILLONES 

Si el gobierno no fuera ineficiente en materia de seguridad, la población, principalmente la de menor ingreso, no tendría que gastar en medidas preventivas como cerraduras o rejas, expuso anteriormente el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp), lo cual denominó un “impuesto silencioso”.

Los hogares mexicanos destinaron el año pasado 226 mil 700 millones de pesos para cambiar la cerradura, colocar rejas protectoras o pagar tratamientos médicos luego de sufrir un delito, reportó.

“No hay que olvidar que el impuesto silencioso que esto representa y que afecta principalmente a los hogares de menores ingresos es reflejo de la ineficiencia e ineficacia del Estado para cumplir cabalmente con su obligación de ofrecer seguridad a la población”, determinó el sector privado.

Un año antes, comparó, el costo de la inseguridad y el delito sumó un total de 213 mil 100 millones de pesos, lo que representó 1.27 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y menos que en el 2014.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), existen 33.7 millones de delitos asociados a 22.8 millones de víctimas durante 2014.

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