Editorial: Una decisión que da esperanzas

Una puerta de esperanza se abrió ayer para millones de jóvenes y adultos indocumentados ante la decisión de la Suprema Corte de Justicia de aceptar el caso de las acciones ejecutivas del presidente Obama, DACA y DAPA. Esta acción revive el caso legal y coloca en medio de la elección presidencial la situación de la gente que ha establecido raíces por años a pesar de carecer de papeles.

Esta es la mejor noticia para los hijos de indocumentados que fueron traídos como menores de edad al país y para los padres sin papeles de ciudadanos estadounidenses. La decisión del presidente Barack Obama de no deportarlos, sino de incorporarlos a la sociedad, fue necesaria ante el rechazo de la Cámara de Representantes a cualquier reforma de inmigración integral que conduzca algún tipo de legalización. Varios Estados encabezados por Texas demandaron a la presidencia alegando que su acción era un exceso del Poder Ejecutivo, que era una negativa a hacer cumplir la ley y que el impacto de la acción le iba a costar dinero a los estados.

Las decisiones del juez federal y del Quinto Tribunal de Apelaciones dejaron inaplicable la orden de Barack Obama, y los retrasos deliberados tanto de Texas como de los jueces de apelación, dejaban moribunda la acción, hasta ayer.

Se estima que el fallo final sobre DACA y DAPA se produzca en junio o  julio, lo que colocará esta papa caliente en medio de la elección presidencial. Un fallo favorable pondría en una posición incómoda a quien sea el candidato republicano, porque hoy todos los aspirantes han puesto como prioridad la eliminación de las órdenes ejecutivas. Este caso, sea el fallo que sea, motivará la participación de los votantes a favor y en contra de la inmigración.

Es lamentable que la suerte de los casi cinco millones de beneficiados dependa de una orden ejecutiva que puede ser cambiada por el próximo presidente. Es injusto tener a gente honesta que por años ha aportado su labor al país, pendiendo de un hilo. Pero hasta esta condición precaria significaría una mejora en un momento en que los indocumentados son el chivo expiatorio político de las frustraciones.