El incendio Saddleridge paraliza a los angelinos

Las llamas causan caos en el tránsito, muchos pierden clases y un día de trabajo

Decenas de camiones de bomberos acudieron a la zona del siniestro a ayudar.

Decenas de camiones de bomberos acudieron a la zona del siniestro a ayudar.  Crédito: Getty Images

Eran las 6:50 a.m., cuando Jesús López salió de su casa este jueves rumbo a su trabajo en Sylmar. En un día normal —dijo— desde su vivienda en Panorama City solo hace 15 minutos de camino. No obstante, ayer no fue un día cualquiera.

El incendio Saddleridge, que se originó la noche del jueves en Sylmar y se extendió voraz por diversas ciudades de San Fernando debido a los fuertes vientos, provocó caos en las calles y carreteras causando retrasos a los trabajadores, clases canceladas y cierre de negocios.

“Yo me quedé encargado porque mi supervisor no está y desde temprano me empezaron a llamar [compañeros] de Lancaster y Palmdale diciendo que no podían ir a la compañía, que porque la autopista 14 por Newhall y la 5 estaban cerradas”, indicó Jesús, quien lleva más de una década como empleado de una empresa que vende artículos dentales.

Agregó que se puso a ver las noticias y al pensar que no era algo tan grave decidió tomar el volante e ir a trabajar.

En el camino se dio cuenta que las carreteras estaban cerradas y decidió ir por la avenida Bradley “pero la Polk, la Bledsoe y la Roxford estaban cerradas por las trancas del tren”, indicó en entrevista telefónica con La Opinión.

La odisea de encontrar una vía libre le duró 40 minutos. Cuenta que al llegar vio solo a 10 empleados, cuando normalmente a esa hora, ya hay cerca de 40.

“Otro supervisor se puso a repartir mascarillas pero como trabajamos en un warehouse [bodega], a pesar de que cerramos las puertas y prendimos los abanicos, el humo se empezó a meter”, contó el hombre de 34 años.

Ese intento de cumplir con sus labores, duró poco. Media hora después, se dio la orden de volver a sus casas. La mala calidad del aire hizo imposible seguir en el lugar.

“Cuando salí de mi trabajo, en la avenida ya había una línea [de autos] como la fila del In-N-Out… Ni siquiera podía salir del parking”, relató.

Agrega que volver fue peor. “Ya habían puesto seguridad en los cruces. Las calles

Hubbard, Maclay y el bulevar Brand estaban cerradas. Me tardé más de hora y media en volver a casa”, dijo fatigado.

Las rampas y diversas calles fueron cerradas en el transcurso de la mañana. / fotos: Aurelia Ventura.

Un día sin paga

Andrea Sánchez, de 30 años de edad y madre de una pequeña de 8, decidió no ir a trabajar este jueves.

Cuenta que las clases de su niña, quien cursa el tercer grado en una escuela de Simi Valley fueron canceladas, y que le avisaron a las 6:30 a.m.

“A última hora, se me hace difícil encontrar a alguien con quién dejarla… A veces hay que depender de amistades pero no todos pueden”, indica.

Además, la trabajadora de una oficina médica, explica que con todo el embotellamiento iba a demorar mucho en llegar al trabajo, sumado a la gasolina —que dice— cada vez está más cara que iba a consumir en el tránsito.

Ahora está en la espera de saber si le van a ofrecer cambiar esta inasistencia por un día de vacaciones o simplemente no le van a pagar. “Si es lo segundo, implica un día menos de trabajo”, refiriéndose a un posible cheque incompleto.

Las autopistas 210, 5 y 118 permanecieron cerradas durante este jueves creando demoras entre los automovilistas. / foto: Aurelia Ventura.

Las escuelas cierran sus puertas

A Marian Reyna, quien trabaja en una compañía de procesamiento de préstamos para la compra de casas en Granada Hills, cuenta se le hizo imposible permanecer en su oficina este jueves.

“La puerta da a la calle [principal] y el humo se empezó a filtrar… Solo aguanté tres horas porque me picaban los ojos y la gargante me ardía”, comentó.

También dijo que durante la mañana recibió una llamada del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD), en la que se indicaba que los niños iban a salir temprano de clases debido al incendio Saddleridge.

“Su escuela no estaba en la zona de evacuación pero luego decidieron dejar salir a los niños por el humo”, dijo la mamá de dos pequeños de 6 y 4 años de edad, alumnos de Lemay Elementary.

Agrega que cuando llegó a recogerlos, el más pequeño salió tapándose la boca y por ratos la nariz.

Otro de los afectados por el fuego fue su esposo, quien trabaja en el área de paquetería de UPS en Sylmar. “Él entra a las 4:00 a.m., pero como el warehouse tiene las puertas abiertas, los mandaron a casa por la [mala] calidad del aire”, indicó Reyna.

Señaló que el restaurante donde también labora su esposo, ubicado en Chatsworth, cerró su atención al público debido a las evacuaciones.

A cuidarse

El humo del incendio puede afectar a personas que padecen una enfermedad cardiaca o pulmonar, como asma, indica la agencia de Protección Ambiental de EEUU.

Agrega que otras personas en riesgo son los adultos mayores, los bebés y las embarazadas.

La entidad indica que para protegerse, debes alejarte del lugar afectado, mantener medicamentos a la mano, usar mascarillas, evitar ejercicios en el exterior y/o comprar un filtro de aire.

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