Carreteras mexicanas llenas de criminales

Los que transitan deben cuidarse de los 'guardianes del orden' y la policía

Segunda de una serie de tres partes

TIJUANA, México.- Las carreteras del noroeste de México irradian espanto: los migrantes centroamericanos que la recorren lo hacen con el temor de ser señuelos de Los Zetas. Y los que son deportados desde Estados Unidos buscan evitar ser repatriados por ese lado atlántico de la frontera.

Los periódicos mexicanos han reportado los abusos con los que son sometidos y torturados los migrantes, desde Nuevo León hasta Chiapas.

Pero son pocos los reportes que llegan desde los caminos del noroeste mexicano, el lado del Pacífico, el que dicen que controla el cartel del Chapo Guzmán.

Son los choferes de camiones públicos los que mejor pueden hablar de los peligros que viven en las carreteras.

Un paseo por la central camionera de Tijuana basta para asomarse a un creciente problema. Además de los problemas que representa el crimen organizado, la extorsión y el maltrato a viajeros puede ser cometido por elementos de las propias corporaciones policíacas establecidas en la región. Los choferes señalan a miembros de lo que fue la Agencia Federal de Investigación (AFI), ahora Policía Ministerial Investigadora.

No es un pago oficial, pero según versiones del personal de la Central Camionera de Tijuana, agentes de la AFI, sin uniforme, vestidos de civiles, cobran una cuota a los migrantes que viajan en camión rumbo a la frontera con Estados Unidos. Solo por adentrarse a las carreteras del noroeste mexicano.

Desde hace 16 años deambula en el corredor de la Central de Tijuana un hombre con el cabello entrecano, bien peinado, camisa blanca y corbata roja. Es Juan Carlos (sin apellidos), el encargado de taquillas, quien dice: “Sí nos ha tocado que al operador lo bajen y hay un poquito de exceso de autoridad. Eso sí ha sucedido, no mucho, pero sí hay de cierto de algo que el operador viene y se queja… Entonces, nosotros aquí como empresa, no podemos hacer nada”.

En el cubículo de transportistas de la Central Camionera, un chofer que prefiere mantener el anonimato afirma: “Un federal no te para por pararte. Te para para ver qué traes. A ver qué te va a sacar. Para eso te paran. Te paran para chingar, nada más”.

Da su relato de lo que sucede en los retenes de la carretera 15, de Ciudad de México a Nogales –norte a sur y viceversa–, donde aparecen señales con un signo de ‘Alto’ y las iniciales de la AFI.

Detalla que quienes hacen la parada no están uniformados, pero hay que obedecerlos. Si son personal de la AFI o del crimen organizado, no lo puede afirmar, pero describe el operativo. A la orden de “Bájense todos” comienza la revisión, en la que algunos son separados y resguardados en “un cuarto”. Hay usuarios del transporte que son agredidos verbal y físicamente, a otros les quitan el dinero. Sus pertenencias.

“Los bajan a todos y los meten a todos a un pinche cuarto, ahí tapado con mantas y madre y media, un cuarto que tienen ellos allí. Ahí los van pasando uno por uno por uno, ¡órale!, y ya salen con que ‘no pues de a 200’, ‘de a 300’, hasta 500 pesos les quitan. ¡Caray! No puede ser posible eso. Eso es un robo. Entonces, ¿qué está haciendo nuestro gobierno? ¡Nada! Estamos cada día pior, pior, pior (peor, peor) “.

Treinta y tantos años en el servicio del transporte y este chofer presiente que el negocio del transporte, en lugar de mejorar, es más degradante.”¡La gente ve a una persona vestida de policía y se pone hasta a temblar! Ya siente miedo, la gente ya siente miedo. Porque, te digo: si se sube un federal, es a quitar dinero; se sube uno de la AFI, es a robar”.

Esto le sucede a cualquiera, sea migrante indocumentado o mexicano con papeles. “¿Por qué le vas a pagar tú a los de la AFI? Si tú eres mexicano, nacionalizado aquí en México, y si tú ya pagaste a la unidad en el cual vas viajando, tengas que pagarle a uno de la AFI, para que tú puedas circular de aquí a donde vas. ¿Por qué? O sea, el señor debe tener un sueldo del gobierno, ¿no?, ¿por qué le quitan a la gente el dinero?”, cuestiona este transportista con hartazgo.

En los últimos cinco años, señala, este tipo de extorsiones suceden con más frecuencia en retenes asentados en Sinaloa, como en Escuinapa y Guasave, ida y vuelta.

También en los límites de la frontera, en Sonoita, Sonora.

Por su parte, el chofer de la línea de transporte Estrella Blanca, Juan Manuel López, toma un receso en los corredores de la Central de Tijuana, antes de zarpar de regreso a Michoacán, responde directo a un breve interrogatorio. Al preguntarle cuál es el mayor peligro en las carreteras sostiene que la AFI.

Las versiones de extorsión y robo descritas por choferes de unidades de transporte las ratifica el jefe de oficina de la Central Tijuana, Ángel Camacho Martínez: “El riesgo que se tiene de aquí a la Ciudad de México es bastante. En todos los retenes. Más de aquí para allá, de allá para acá también. Muchas veces bajan a todos los emigrados, los señores de los retenes, y pues los meten a un cuarto y al rato ya les dicen al operador: ‘Oye, a mí me robaron 1,000 pesos’. ‘A mí me quitaron 500’, y ‘a mí me quitaron 200’, y dice el operador: ‘qué podemos hacer’, son gente prepotente”.

Asimismo, Camacho calcular alrededor de 20 mil o 22 mil usuarios al mes en las diferentes líneas de transporte que llegan y salen de esta central camionera ubicada en la última frontera de Latinoamérica: Tijuana.

Respuesta oficial

Ninguna de las instituciones policiacas o de seguridad en México atinaron a responder sobre estos abusos en las carreteras de México.

Los voceros de la Procuraduría General de la República, Secretaría de Seguridad Pública, Seguridad Pública de la Presidencia y el Instituto de Capacitación Profesionalización en Procuración de Justicia Federal pasaron la responsabilidad de un organismo a otro.

Por su parte, la vocera de la PGR “quien señaló que ella no puede considerarse como fuente” dijo desconocer “los delitos” mencionados, y para que haya seguimiento a estos casos, son necesarias las demandas de quienes reciben estos abusos.

Pero como mencionó uno de los choferes anónimos: Muchos son migrantes que van de paso, y ya no denuncian.

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