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Gingrich al desnudo

El precandidato republicano a la presidencia, Newt Gingrich, consolidó su ventaja en las encuestas a menos de un mes de que comiencen las primarias.

A diferencia de otros que le precedieron en esa posición, Gingrich cuenta con un largo historial político. Lideró la toma de poder de los republicanos en el Congreso en 1994. Se convirtió en el mayor detractor de Bill Clinton, que había llegado a la Casa Blanca un año antes (una serie de desacuerdos presupuestarios llevaron al cierre del gobierno federal en dos ocasiones entre 1995 y 1996). Defendiendo valores conservadores a ultranza, Gingrich lideró los esfuerzos de la Cámara de Representantes, en 1998, para revocar a Clinton por mentir sobre su relación con la becaria Lewinsky. El Senado, sin embargo, exoneró al presidente.

Posteriormente, se supo que Gingrich había sido infiel a su segunda mujer con una empleada de la Cámara de Representantes, y que mantuvo el engaño durante los meses que duró el proceso de revocación a Clinton. Hoy en día, esa empleada, de nombre Callista, es su mujer. Por ella abandonó el baptismo y se convirtió al catolicismo, algo que le puede reportar problemas electorales entre las bases evangélicas.

Enormemente controvertido por su vida personal y por sus clamorosos cambios de posición, la nueva estrella, Gingrich, no es garantía de un periodo de mayor seriedad y calma.

La historia reciente de Gingrich, en realidad, está repleta de ejemplos de falta de ortodoxia. Apenas miembro del Congreso, apareció en Meet the Press en octubre de 1993 y se declaró a favor de que todos los estadounidenses fuesen obligados a comprar seguros de salud, justo como el mandato individual contenido en la Ley de Salud Asequible del presidente Obama. “Estoy por que los individuos -exactamente como los seguros de automóviles- tengan seguros de salud y sean obligados a ello”, dijo entonces, posición política que repitió recientemente en mayo. Hoy, como candidato, ha cambiado de parecer, diciendo que su primera decisión como presidente sería rechazar “Obamacare” porque su mandato individual es inconstitucional.

Más penoso aun, tal vez, es que hoy Gingrich diga no estar seguro de que haya calentamiento global alguno, aunque apareciera en el 2008, en una propaganda nacional de TV llamando a la urgente acción del Congreso respecto al cambio climático, junto a Nancy Pelosi

Al tiempo que cobraba ventaja en los sondeos, el expresidente de la Cámara Baja ha buscado presentarse como un halcón en política exterior y ha indicado que propondría como su secretario de Exteriores a John Bolton, quien fuera embajador ante la ONU durante el mandato de George W. Bush y quien se caracterizó por la dureza de sus posiciones durante su estancia en ese puesto.

Eso basta para ganarle el amor y la lealtad provisoria de la gente del Tea Party, pero no para calificarlo como comandante en jefe.

Cuando le preguntaron si apoyaría un ataque preventivo para evitar que Irán consiga un arma nuclear, no titubeó en decir que “se tienen que tomar las medidas que sean necesarias” para evitar que el régimen islámico obtenga una bomba nuclear.

Es también dado a las declaraciones incendiarias. Declaró que los palestinos no existen como pueblo, son una “invención”. Gingrich había manifestado que antes de que se creara el Estado de Israel no había un Estado Palestino sino que éste era parte del Imperio Otomano, por lo que habría un “pueblo palestino inventado” que forma parte de la comunidad árabe.

Y uno puede preguntar ¿por qué este señor Gingrich hace estas declaraciones tan extremistas negando la existencia del pueblo palestino?. Porque sabe que entre los multimillonarios hay un 25% de judíos pro israelitas. Las declaraciones extremistas son para conseguir el apoyo de los poderosos ricos

Fuentes de la campaña de Gingrich aseguran que su alza en las encuestas ha venido acompañada de más fondos, y que en octubre y noviembre ha recaudado más de cuatro millones. Aun así, no le hace sombra a Romney, que ha ingresado más de 32 millones de dólares.

El hecho de que Gingrich esté temporalmente en la punta de la cima es menos sorprendente que el hecho de que todavía esté participando.

Después de todo, Gingrich comenzó su campaña criticando el draconiano plan de corte presupuestario de Paul Ryan, que fue aprobado por todos los republicanos en la cámara y que el Tea Party adoptara como su nueva biblia.

También se atrevió a ir contra la corriente ideológica del partido al lanzar una visión más centrista de cómo resolver la situación de millones de inmigrantes indocumentados en el país.

Gingrich propuso que aquel inmigrante que haya vivido largo tiempo en el país, trabajado y pagado sus impuestos, criado una familia y asistido a la iglesia, debería tener la oportunidad de ser residente, aunque subrayó que no era una amnistía.

Señalan que…”Newt está intentando hacer que el partido vea a un buen número de inmigrantes como futuros republicanos”.

Queda por ver cómo la propuesta cala dentro del partido.

El sector más conservador de los republicanos, que es muy influyente en establecer la agenda política del partido, se opone firmemente a cualquier tipo de concesión para aquellos que hayan entrado a EEUU ilegalmente, no importa cuánto lleven viviendo en el país, cuál sea su condición ni qué tanto hayan contribuido a la sociedad.

Por ahora, las declaraciones no han afectado su ascenso en los sondeos.

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