Leyes migratorias afectan el campo en EE.UU.

El sistema agropecuario está en conflicto con las políticas de inmigración

Un agricultor latino realiza su labor cotidiana en los campos de Dudley  condado de Wayne en Carolina del Norte.

Un agricultor latino realiza su labor cotidiana en los campos de Dudley condado de Wayne en Carolina del Norte. Crédito: EFE

Washington – El sistema agropecuario de EEUU, que depende en buena parte de la labor de los peones rurales, está en conflicto con las políticas de inmigración que han endurecido la situación para los indocumentados, indicó hoy el Instituto Pan para el Mundo.

“Desde que se han empezado a aplicar las nuevas leyes contra la inmigración ilegal hemos visto escasez de mano de obra en estados como Georgia, Alabama y en parte de California”, dijo en una teleconferencia Andrew Wainer, un analista del grupo cristiano que aboga por esfuerzos para aliviar el hambre en el mundo.

“Muchos de estos trabajadores han vivido en Estados Unidos durante décadas y están altamente capacitados con mucha experiencia, pero viven con el temor constante de la deportación”, añadió.

“La edad promedio del trabajador agrícola en EEUU es 57 años”, dijo Wainer. “Son muy pocos los jóvenes interesados en seguir esta profesión y los trabajadores que han hecho esto durante muchos años carecen de protecciones legales”.

Las leyes estatales contra los inmigrantes indocumentados han causado el éxodo de muchos de ellos y la renuencia de los empleadores a contratarlos, por lo cual en algunos estados se ha probado con programas que ofrecen la mano de obra de presos.

“No ha sido exitoso el uso de presos en el campo”, dijo Wainer. “Los dueños de las fincas y los capataces dicen que no funciona bien- Después de poco tiempo de trabajo (los presos) abandonan la labor, en cuestión de horas o pocos días”.

Muchos agricultores, según un estudio del Instituto divulgado hoy, advierten que sin la mano de obra de los inmigrantes tendrán que dedicarse a cultivos que puedan trabajarse con maquinaria, o deberán cesar la producción totalmente.

“Por supuesto se puede mecanizar más la agricultura, pero no se puede hacer todo con máquinas”, explicó Wainer. “Se puede reducir la necesidad de mano de obra con tecnología, pero no se puede eliminar trabajo humano”.

Esto es más notorio en los productos que van directamente de la plantación al mercado como las frutas y las verduras frescas, “para cuya recolección se necesita la destreza y la experiencia del humano”.

“Es más fácil reemplazar la mano de obra cuando se trata de alimentos que serán procesados, enlatados”, continuó. “Pero la recolección, selección y manejo de la fruta o las verduras frescas dependen de la mano de obra humana”.

El informe sostuvo que los niños de los peones rurales migrantes, muchos de los cuales son ciudadanos nacidos en EEUU, encaran tasas más altas de pobreza y de inseguridad nutritiva, todo ello derivado de la situación de inmigrante ilegal de su padre o su madre.

“Los estudios señalan que los inmigrantes no ‘quitan’ trabajo a los estadounidenses ya que no son muchos los trabajadores estadounidenses dispuestos a tomar esos empleos rurales.

Una de las razones para esta renuencia es que los trabajos rurales tienen remuneración muy baja y los peones de zafra ganan un promedio de $11,000 al año. Otra de las razones es que estos trabajos se cuentan entre los más peligrosos en EEUU.

El Instituto Paz para el Mundo recomendó que al Gobierno de Estados Unidos que legalice la situación de los peones rurales que ya están en el país para eliminar la amenaza constante de deportación con la cual ellos viven.

También recomendó reformas en el programa de “trabajadores huéspedes”, que reciben una visa de tiempo limitado porque los trámites son complejos y llevan mucho tiempo.

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