Para Gingrich: un día de apatía y adoración
Gingrich en el townhall de First Baptist Church of Aloma, en Orlando. Casi 2,000 personas asistieron al mitin. Crédito: Maria Padilla / La Prensa
ORLANDO, Florida.- Dos mítines. Dos resultados distintos. Así le fue el sábado al precandidato republicano a la presidencia, Newt Gingrich, en Orlando.
La primera reunión estilo townhall en la iglesia Centro de la Familia Cristiana era para los hispanos, con el alcalde de Aguadilla, Puerto Rico, y presidente del Partido Republicano de la isla, Carlos Méndez, presente para endosar al candidato –de la misma manera que el gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, endosó a Mitt Romney el viernes en una reunión en Orlando que fue descrita como ‘un fiestón’.
Pero, a diferencia al mitin con Romney, pocos hispanos asistieron a la reunión con su contrincante Gingrich. Los representantes de los medios eran más numerosos que los miembros del público. Antes de llegar Gingrich a la iglesia, su equipo buscaba la manera de agrupar los allí presentes en los asientos en el medio del santuario para que se viera más lleno.
“Quizás la reunión no fue bien publicada u organizada”, dijo Bill Negrón, un puertorriqueño republicano, un tal decepcionado.
Cuando arribó a la iglesia el ex presidente de la Cámara Baja de E.U., con su esposa Callista, dos horas tarde, habló quizás unos 10 minutos.
Exhortó a la audiencia que hablaran con sus amistades y vecinos sobre las diferencias entre los candidatos y la importancia de la elección, a aplausos. Buscó crear un ejército de los medios sociales, para riegar la voz de su campaña.
Y, en vez de conducir un townhall mitin, Gingrich se bajó de la tarima para tomar fotos con la gente, junto a su esposa.
Gingrich es el candidato favorito de Nancy Acevedo, de la National Republican Hispanic Alliance. Acevedo saltó a la campaña de Gingrich cuando el gobernador de Texas, Rick Perry, suspendió su campaña.
“Me gusta que es una persona consistente, me gusta que es más compasivo en cuanto a los inmigrantes, aunque este tema no me afecta”, dijo la puertorriqueña del condado Seminole.
Gingrich concluyó su visita a la iglesia tras una hora, partiendo en el autobus de su campaña, dejando al comisionado de la ciudad de Longwood, Bob Cortés, meneando su cabeza de lado a lado en el estacionamiento.
“No sé qué pasó aquí”, dijo.
Sin embargo, unos 30 minutos a cruzar Orlando, una audiencia de casi 2,000 mayormente no hispanos, esperaba a Gingrich en Aloma Baptist Church, para un townhall donde el candidato recibió más de cinco ovaciones por sus posturas acerca de aborto, inmigracion, y otros temas.
El una vez catedrático se comportó como un profesor, contestando preguntas de un panel y de la audiencia, con un micrófono en la mano.
Tantas personas querían asistir a este townhall que tuvieron que cerrar las puertas al público a las 4 p.m., según los organizadores. En las calles aledañas habían descenas de apoyadores del ex senador Rick Santorum buscando compartir la publicidad.
Y así pasó Gingrich el sábado en Orlando. Un día de altas y bajas, de apatía y adoración, para el precandidato a la nominación republicana a la presidencia.