México: ‘No seré más de lo mismo’
Josefina Vázquez Mota quiere hacer historia. Brasil, Chile, Argentina, Costa Rica, Nicaragua y Panamá han tenido mujeres en la presidencia. México no -y Vázquez Mota quiere ser la primera. Le pregunté acerca de los retos que enfrenta como candidata en el mundo político mexicano, dominado por los hombres. “Ser mujer, sin duda, es un desafío en México”, me dijo la candidata del Partido Acción Nacional y la quinta mujer que se ha postulado para la presidencia en una entrevista, reconociendo los problemas de machismo y discriminación en el país. “Pero confío en que seré la primera presidenta de México.”
El principal problema de Vázquez Mota no es de género. Tiene nombre y apellido: Felipe Calderón, también panista. Muchos mexicanos no están dispuestos a darle seis años más al PAN -ya lleva 12 en el poder- y quieren a alguien diametralmente opuesto al presidente Calderón, responsable de una política anti-narco que ha generado más de 50 mil muertos.
Pero cuando le pregunté a Vázquez Mota si estaría dispuesta a calificar como un fracaso esa política y romper con Calderón, no quiso hacerlo. “Yo no soy ni seré más de lo mismo”, me contestó, “lo cual no significa romper con el presidente Felipe Calderón … En la agenda de seguridad y de justicia, transitaré a una segunda fase con mejores policías, con una mejor impartición de justicia y cadena perpetua a los políticos cómplices del crimen.”
Esta es una contradicción que Vázquez Mota tendrá que resolver si quiere ganar. No quiere ser más de lo mismo pero esa es precisamente la impresión que da al negarse a romper con Calderón.
La primera vez que hablé con Vázquez Mota, el 7 de marzo del 2011, se destapó: “Sí quiero”, me dijo tras preguntarle si buscaría la presidencia. Era la primera vez que lo decía y tenía todo en contra. Incluso al mismo presidente que apoyaba a otro candidato, Ernesto Cordero. Pero ganó la nominación de su partido y tras cientos de entrevistas, ya aprendió a hablar en “sound bites”.
Ya tampoco cae en trampas fácilmente. Se rehusó a llamar tonto o ignorante al candidato del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto, como famosamente lo había hecho antes el escritor Carlos Fuentes. Pero fue igual de dura al hablar del puntero en las encuestas. Peña Nieto “es un hombre que no conoce a fondo los problemas del país y que tiene muchos compromisos”, me dijo.
Pero Peña Nieto se ha convertido en un candidato Teflón; todo se le resbala. No supo decir cuáles eran los tres libros que más lo influyeron. Tampoco pudo explicar con claridad de qué murió su primera esposa ni sabía cuál era el salario mínimo o el precio de las tortillas. Y a pesar de esos grandes errores mediáticos, sigue adelante en las encuestas.
¿Cómo lo explica? “Esa brecha se ha cortado y la campaña no ha empezado aún”, me dijo. “Peña Nieto ha perdido puntos y ha demostrado su vulnerabilidad”. Ella está dispuesta a debatir “abiertamente y las veces que sea necesario” con Peña Nieto y con el candidato del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador.
Otros temas. Vázquez Mota se mostró abierta a una tercera o cuarta cadena de televisión. “México debe abrir competencia, no solo en esto, sino en otros mercados. Es indispensable. Si queremos un país próspero y un país más justo, la competencia tiene que darse prácticamente en todos los sectores.”
Vázquez Mota, católica y de misa los domingos, está en contra de los matrimonios entre homosexuales -para ella el matrimonio es solo entre un hombre y una mujer- y en contra del aborto. Pero ese es un tema que duele. En México, el aborto está prohibido en 18 estados y, según el Consorcio Latinoamericano Contra el Aborto Inseguro, cada año se llevan a cabo 800 mil abortos clandestinos en la nación. Muchas mujeres han sido perseguidas y hasta encarceladas tras someterse a abortos. “Lo que yo quiero confirmar nuevamente es que estoy a favor de la vida”, me dijo, “pero estoy absolutamente en contra -y esto quiero dejarlo muy claro- que se criminalice a las mujeres.”
Vázquez Mota ha aprendido a no prometer mucho. Vicente Fox me dijo que crearía un millón de empleos al año y no cumplió. Felipe Calderón me dijo que sería “el presidente del empleo” creando más de un millón de trabajos anuales y también rompió su palabra. Ella ya no pone cifras pero en cambio habla de tres prioridades: “una educación de calidad, fortalecer el mercado interno y una reconstrucción de la paz en el país.”
El reto ya está escrito. Si Vázquez Mota quiere ser la primera presidenta de México, primero tendrá que separarse del legado funesto de Felipe Calderón y de sus muertos. Y luego está obligada a ganarle a la bien aceitada maquinaria priísta de Enrique Peña Nieto, que busca la revancha. Si sobrevive políticamente a estos dos desafíos, Josefina Vázquez Mota habrá recibido el mejor entrenamiento posible para el que es, sin duda, uno de los trabajos más difíciles del mundo.