Escándalo por restos de víctimas de septiembre 11
Errores en morgue en Delaware provocaron que fueran depositados en vertedero
WASHINGTON, D.C.- Con una actitud pocas veces vista en el Pentágono, funcionarios reconocieron ayer graves errores en el manejo de los restos pertenecientes a víctimas no identificadas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 tras la difusión de un nuevo informe.
El documento enfocado en la morgue militar de Dover Port, en Delaware, fue realizado por una comisión independiente, liderada por el general en retiro, John Abizaid. Este lugar es el punto de entrada, por definición, de los cadáveres de soldados fallecidos en el exterior.
El centro ya había dado problemas al Pentágono, en noviembre pasado, cuando se dieron a conocer errores en la recepción de los cadáveres de efectivos provenientes de Irak y Afganistán.
En 2009, empleados de la morgue, alegaron “preparación impropia de restos; mal manejo y transporte de los mismos, con posibilidad de transmitir enfermedades contagiosas”, entre otros errores.
El informe señaló que “antes de 2008, partes de los restos que no podían ser testeados ni identificados y de los cuáles no se requirió identificación, eran incinerados bajo el contrato de un crematorio civil y devueltos a Dover Port”. Una política iniciada poco después de los ataques del 11-S.
Esta vez, los restos de las víctimas de los atentados del 9-11 perpetrados en el Pentágono y Shanksville, Pensilvania, están en el centro de la controversia. Un total de 224 personas perecieron en estas áreas. Se estima que cerca de 25 no fueron identificadas, sin embargo no está claro el número de restos afectados por el mal manejo en Dover Port.
Diversos restos de Shanksville y el Pentágono, no pudieron ser testeados, ni identificados. “Estas porciones cremadas fueron puestas en contenedores cerrados, provistos por un contratista de depósitos biomédicos. Bajo el contrato de desechos biomédicos vigente en ese periodo, el contratista luego transportó estos contenedores y los incineró. Se asumió por parte de la morgue de Dover Port, que luego de la incineración final no quedaba nada. Pero una consulta de administración encontró que existía material residual, luego de este proceso y el contratista lo estaba tirando en un vertedero”, detalló el documento.
Aunque a partir de 2009 la política cambió y ahora este tipo de restos residuales son depositados en el mar, el Pentágono, enfrentará ahora la controversia y responsabilidad asociada a los errores cometidos entre 2001 y 2008.
“Tenemos que entender que así como en el negocio de desechos nucleares, este es una misión donde la meta en un 100%, es no cometer errores y eso significa que el mismo nivel de cuidado debe ser puesto en el lugar final donde descansarán los restos de nuestros caídos”, dijo a la prensa Abizaid. “Creemos que esto no debió haber ocurrido”, enfatizó.
Por ahora, los familiares de las víctimas del atentado al Pentágono no se han pronunciado respecto al reporte. Consultado por La Opinión, el vocero del grupo que conformó el memorial en este lugar, Jerry Mullins, aseguró que “no hay reacción por el momento”.
Individuos como el forense del condado de Somerset, Wallace Miller, quien ayudó en la identificación de las víctimas de Shanksville se mostró sorprendido tras las revelaciones incluidas en el reporte, en declaraciones a medios de comunicación estadounidenses.
Miller explicó que se enviaron muestras de ADN a investigadores federales, mientras que muestras de los cuerpos de los terroristas fueron enviados al Buró de Investigaciones (FBI).
El reporte de la morgue de Dover Port también incluye otras irregularidades, como un arreglo de 25 mil dólares otorgado en 2008 a la esposa de un soldado, cuyas pertenencias fueron destruidas. Asimismo, figuró la eliminación de los restos de víctimas de un accidente aéreo de entrenamiento naval, como desechos médicos.