Rubio busca postura que le favorezca
Modera su tono sobre migración y pide al GOP también lo haga
El senador de la Florida, Marco Rubio, es una de las estrellas más rutilantes del universo republicano. Hijo de cubanos que inmigraron antes de la revolución en ese país, Rubio, de 40 años, es carismático, buen orador y a pesar de su juventud tiene una importante carrera política, como presidente de la Legislatura de Florida y ahora como uno de los dos senadores federales del estado de Florida.
Se menciona a Rubio como posible candidato a la vicepresidencia de los republicanos. Lo han mencionado algunos precandidatos y muchos activistas del partido, que opinan que el joven senador puede ayudar a los republicanos con el voto latino o cuando menos puede ayudarles a ganar el importante estado de Florida, en el que Obama triunfó en 2008.
No obstante, el senador Rubio tiene un talón de aquiles: sus posturas sobre inmigración han oscilado y por el momento siguen en el área del restriccionismo más alineado con la posición del llamado ‘Tea Party’, movimiento ultraconservador al que pertenece y por el cual fue electo al Senado federal en 2010.
Actualmente, Rubio se opone a la reforma migratoria y al Dream Act, aparte de apoyar medidas como la Ley de Arizona, pero en los últimos dos meses, al mismo tiempo que la competencia interna republicana por la presidencia continúa, Rubio ha comenzado a cambiar su tono sobre la inmigración y a pedir que sus colegas también lo hagan.
En enero, durante la reunión de la Red Nacional Hispana en Miami, un grupo formado por el exgobernador de Florida, Jeb Bush, Rubio dio un emotivo discurso sobre el valor de los inmigrantes, habló de su historia familiar y pidió moderación política.”Para nosotros en el movimiento conservador debemos admitir que algunos hemos usado retórica muy fuerte, intolerable e inexcusable…y que a veces, yo me incluyo, no hemos sabido condenar ese lenguaje por lo que es. Hay quienes han usado esto por pura política”, dijo Rubio, ante el fuerte aplauso de la audiencia, formada principalmente por latinos republicanos.
No obstante, en el contenido de la política migratoria, Rubio sigue en una posición similar a la que tenía antes del discurso y a la que manifestó en aquella conferencia en Miami en enero: se opone al Dream Act “tal y como está formulado”, aunque no ha ofrecido alternativas.
Al mismo tiempo, los pre candidatos presidenciales Newt Gingrich y Mitt Romney han hablado de apoyar una versión “militar” del Dream Act para jóvenes indocumentados que sirvan en las Fuerzas Armadas, pero no para estudiantes. Un legislador de Florida, David Rivera, ha presentado una medida similar en la Legislatura estatal de ese estado. Hasta ahora, Rubio no ha dicho si apoya esa medida.
Romney ha prometido vetar el Dream Act si llega a la presidencia y el Congreso lo aprueba.Esta semana Rubio saltó otra vez a la palestra pública cuando se reunió en Washington con una joven estudiante indocumentada, Daniela Pelaez, la mejor de su clase en una secundaria de Miami.
Pelaez acababa de recibir un retraso de dos años en su deportación, pautada para la semana pasada, luego que varios políticos, incluyendo la congresista cubano americana Ileana Ross intervinieran por ella ante el Departamento de Seguridad Nacional DHS y compañeros de su secundaria protagonizaran una nutrida marcha hace unos días.
Pero tras la reunión, Rubio declaró seguir oponiéndose al Dream Act, un proyecto de ley que ha sido presentado ante el Congreso por al menos 10 años y que legalizaría a estudiantes indocumentados que fueron traídos a este país por sus padres o representantes cuando eran pequeños. “El Dream Act es la solución equivocada para un buen objetivo. Espero que podemos lograr una solución bipartidista a este problema. Una solución que no recompense a la inmigración ilegal ofreciendo amnistía, pero que acomode a talentosos jóvenes como Daniela, que son indocumentados sin tener la culpa”, dijo Rubio en un comunidado.
El hecho de que a pesar de su gesto y de su discurso de enero, Rubio siga declarando que el ‘Dream Act’ no es aceptable es considerado como una “gran muestra de cinismo” por parte de grupos activistas. “Todos tenemos inmigrantes en nuestras familias y la enorme mayoría de nosotros favorecemos soluciones como el Dream Act y repudiamos la Ley de Arizona, exactamente lo opuesto que Rubio”, dijo Roberto Lovato, activista de Presente.org, cuya campaña “no somos rubios” denuncia las posiciones del senador en torno a tema migratorio. “Todo lo demás no son más que lindos discursos para confundir a nuestra gente”.
Otros opinan que Rubio “cambió antes, y puede volver a cambiar”. Bob Quassius, quien encabeza el grupo Café con Leche GOP, formado para presionar al Partido Republicano a tomar posiciones más proinmigrantes desde dentro del propio partido, dijo creer “que Rubio se está ablandando un poco”.
Quassius recordó que cuando Rubio era legislador estatal de Florida, y presidía la Legislatura, llegó a bloquear 10 proyectos de ley antiinmigrantes, incluyendo el establecimiento del sistema E Verify obligatorio para las empresas de Florida. Pero cuando Rubio se lanzó al Senado federal por el Tea Party en 2010, asumió una posición “dura” contra los indocumentados y posteriormente ofreció su respaldo a la Ley de Arizona. “Aún no estamos de acuerdo con él en sus posiciones, pero no creemos que es un extremista como otros, por ejemplo el congresita de Texas, Lamar Smith o como un Steve King”, dijo Quassius, quien es anglo pero está casado con una mexicana. “De todas maneras yo no creo que Rubio pueda ayudar si el nominado es Mitt Romney, quien recibe asesoría de personas nefastas como Kris Kobach, el que ideó el concepto de auto-deportación”.
En cuanto a la posibilidad de que Rubio pueda ser candidato a la vicepresidencia del país por el lado republicano y aunque el propio Rubio ha dicho no estar interesado en la posición, existen quienes argumentan que no sólo ayudará con Florida sino con la imagen del partido ante los latinos.
Pero expertos asesores republicanos como David Johnson indicaron que Rubio puede ayudar con Florida, pero probablemente no con el grueso del voto latino. “En mi opinión sería mejor Susana Martínez, la gobernadora de Nuevo México, que Marco Rubio”, dijo Johnson. “Ella es más representativa de la mayoría de los latinos del país, que son mexicanos”.