Benedicto XVI competirá con el carisma de Juan Pablo II

En su primera visita a México, Benedicto XVI tratará de llenar expectativas de locales y encantarlos como hizo Juan Pablo II

Mariachis, con una enorme figura de Juan Pablo II, honran al Pontífice en la Basílica de Guadalupe tras conocerse su muerte en 2005.

Mariachis, con una enorme figura de Juan Pablo II, honran al Pontífice en la Basílica de Guadalupe tras conocerse su muerte en 2005. Crédito: AP

MÉXICO, D.F.- Las iglesias mexicanas levantan carteles de la imagen de Benedicto XVI en los costados de los púlpitos y en muros exteriores para promover en la víspera la visita del Papa, que compartirá nostálgicos cariños y simpatías con su omnipresente predecesor Juan Pablo II.

Lo mismo en la Catedral de León que en la Basílica de Guadalupe algunos fieles oran frente a la fotografía de un Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) sonriente al lado del altar; otros besan los pies de esculturas de Karol Wojtyla (Juan Pablo II) levantadas en los atrios respectivos.”Nos habíamos acostumbrado al otro Papa además de que era, ¿cómo le diré?…”, dijo Alejandra Veloz, cirujana católica de la Ciudad de México. Ella baja la voz y se ruboriza para completar su idea: “…¡más guapo y tierno!

Juan Pablo II aprovechó su imagen de hombre bondadoso y afable, así como su gusto por la gente, y se montó como el primer Sumo Pontífice en la era de la globalización para ganarse adeptos en sus 26 años de reinado con 129 viajes.

El primero de ellos incluyó a República Dominicana, Bahamas y México en 1979 tras ese siguieron cuatro más en 1990, 1993, 2000 y 2002.

De su lado, Benedicto XVI lleva 23 visitas oficiales al exterior del Vaticano en siete años de Pontificado, pero sus prioridades estuvieron lejos de los mexicanos, el segundo país con mayor número de católicos después de Brasil, que recorrió en 2007.

A decir de algunos ministros católicos, la distante actitud responde a tantos cambios que el propio Ratzinger pretende hacer al interior del catolicismo como a los requerimientos actuales de los fieles, como explica Jorge Antilano, quien lidera la Pastoral Juvenil de los jesuitas en México.

En su trabajo cercano a 83 organizaciones de jóvenes, el sacerdote ha observado que la figura de Benedicto XVI resulta más atractiva para los muchachos intelectuales que para los menos inclinados por las letras.”Por eso decimos que al papa Benedicto XVI hay que irlo a escuchar, no a ver; en cambio Juan Pablo II era más para observar, ideal para las masas”.

Antilano considera que la apuesta del hoy pontífice va más por los católicos de calidad y el apostolado de servicio hacia los más desprotegidos.

El trabajo popular ya lo hizo Juan Pablo II con Ratzinger como principal consejero durante 24 de los 26 años al frente de los católicos; perdonó al hombre que intentó asesinarlo en la plaza de San Pedro y hasta se declaró mexicano y fiel a la virgen de Guadalupe.

“Ahora son otros tiempos”, observa el religioso: Ratzinger quiere reformar la Iglesia Católica desde el mismo seminario para acercarse más a la gente y necesita centrar la religión en Jesús y no en su propia figura”.

Lejos de su fama de hombre inteligente, la edad y otros rasgos de personalidad han jugado en contra del carisma de Benedicto XVI.

El alemán aficionado al piano y reclutado a la fuerza por el Ejército Nazi fue elegido cuando tenía 78 años mientras que Wojtyla, asumió el poder con 58 con antecedentes de actor y víctima de los intentos de expansión comunista en su natal Polonia.A pesar de las diferencias, el analista Darío Flores, de la Universidad de Guadalajara, resume que se trata de dos personajes que responden a una institución que ha apostado por la difusión de la religión a través de las masas.”Benedicto XVI es un continuador de una política que ha funcionado en los últimos años y ahora necesita refuerzos porque se aproxima la canonización de Juan Pablo II mientras otras religiones ganan terreno”.

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