Claman justicia
Crece el pedido de justicia en todo el país; manifestaciones en varias ciudades
Ataviados de suéteres con capucha (los llamado “hoodies”) y exigiendo una investigación a fondo de la muerte de Trayvon Martin, más de mil manifestantes se congregaron ayer en el centro de Los Ángeles, como lo hicieron además en varias ciudades del país y de costa a costa, al cumplirse un mes del suceso.
La multitud angelina era tan diversa como la metrópolis: afroamericanos, latinos, asiáticos, blancos, jóvenes, mujeres y personas mayores, casi todos con sus “hoodies”, portando carteles o simplemente parados en silencio, unos al lado de otros.
Muchos eran familias enteras: padres con sus hijos que buscaban respuestas y se condolían con los progenitores del muchacho de 17 años muerto de un balazo hace un mes en Sanford, Florida.
Rokina Robbo llegó con su esposo, dos retoños y una niña amiga de su hija mayor. “Queremos que nuestros hijos crezcan sin tener que temer por sus vidas por ser de un color u otro. Este muchacho era un ser humano y los peor es que la persona que lo balaceó no ha sido arrestada”, dijo la mujer, mientras sostenía a su nena pequeña, de 1 año, entre sus brazos.
Arturo Blas, mecánico de profesión, llegó con su esposa Ana, su hija Zyania, de 12 años y Sofìa, de 10. “Estamos hartos de que a un muchacho lo puedan juzgar por su forma de vestir aunque no haga nada”, dijo Blas.
Zyania hizo eco de las palabras de su papá. “Es una injusticia, no debemos juzgar por la ropa o por el color de la piel”, dijo la jovencita. “Como dice mi papá, eso no está bien”.
Mientras las manifestaciones se daban por todo el país, en el estado de Florida seguían las interrogantes sobre el incidente en el cual Martin, un muchacho de 17 años, fue muerto de un balazo en el pecho por George Zimmerman, un vigilante de barrio voluntario del que se dice es mitad hispano.
Por varios medios locales de Florida, fuentes no identificadas ,pero supuestamente policiales, filtraron a la prensa que Martin había sido suspendido de su secundaria en Miami por dos semanas porque le descubrieron entre sus pertenencias una bolsita vacía con residuos de marihuana.
El abogado de su familia y sus padres no negaron lo de la suspensión, aunque sostuvieron que nada tiene que ver con el evento en el cual Martin falleció. El incidente ocurrió mientras caminaba de regreso de una tienda al apartamento de su padre dentro de un complejo residencial en Sanford, una ciudad cerca de Orlando.
También se filtró a la prensa, sin fuentes claras, una declaración que supuestamente Zimmerman, el pistolero del incidente, había dado a la policía, en la cual asegura que Martin lo asaltó cuando él iba de regreso a su carro tras asumir que había perdido de vista al joven.
Los manifestantes en Pershing Square no se inmutaron con las nuevas revelaciones. “Mire, yo creo que puede haber una explicación para lo ocurrido. Lo que pasa es que no la hemos escuchado y yo quiero escucharla. Saber qué pasó exactamente. Por lo menos eso”, dijo Graciela Markarian, que llegó a la protesta del centro proveniente de Santa Mónica con su esposo Ed.
Su esposo indicó que lo ocurrido también pone en tela de juicio la ley de Florida que permite a cualquier persona en cualquier lugar donde se encuentre, alegar autodefensa cuando usa la fuerza contra alguien a quien percibe como una amenaza para su seguridad. “Yo creo que hay que echar una mirada a esas leyes”, dijo Markarian. “Creo que parte del problema es que la policía tenía miedo de investigar más por temor a que los demandaran bajo esa ley alegando autodefensa”.
David Dang, de ascendencia vietnamita y china realizaba una protesta silenciosa con su capucha, una lata de te frío y una bolsita de Skittles en la mano, los mismos productos que cargaba Martin en la mano a su regreso de la tienda, cuando se encontró a Zimmerman. “Soy Trayvon Martin, todos lo somos”, dijo Dan.
Muchos de los presentes anoche eran afroamericanos. Randy Hugues, un líder comunitario del sur de Los Angeles dijo que si Zimmerman fuera un activista o líder preocupado por la seguridad de su comunidad, debió de haberse comportado de otra manera.
“Si fuera decente, debería haber tratado de comunicarse con el joven de otra manera. No sospechar primero y disparar enseguida”, dijo Hugues.
Se anunció también que mientras avanza la investigación, que lleva a cabo una fiscal especial nombrada por el gobernador de Florida, los padres de Martin acudirán hoy a un comité del Congreso que lidia con temas de perfil racial y delitos de odio.