Obama arranca batalla electoral

El Presidente Barack Obama disparó ayer contra sus contrincantes, sin contemplaciones. En lo que ha sido su discurso más beligerante desde el anuncio de su campaña por la reelección, el mandatario calificó la propuesta de presupuesto republicano como "risible" y de ser "un caballo de Troya".

Atrás quedó aquel Barack Obama que privilegiaba un tono más conciliador, al referirse al trabajo del Congreso.

Atrás quedó aquel Barack Obama que privilegiaba un tono más conciliador, al referirse al trabajo del Congreso. Crédito: AP

WASHINGTON, D.C.- El Presidente Barack Obama disparó ayer contra sus contrincantes, sin contemplaciones. En lo que ha sido su discurso más beligerante desde el anuncio de su campaña por la reelección, el mandatario calificó la propuesta de presupuesto republicano como “risible” y de ser “un caballo de Troya”.

A pesar de que las primarias republicanas aún no definen candidato, la lucha entre los partidos principales a nivel nacional están a toda marcha.

Obama tomó el micrófono y no lo soltó, hasta completar su descripción de la propuesta aprobada recientemente por la Cámara de Representantes por un voto partidista de 228 a 191.

“Es una mala idea”, dijo el Presidente. “Implicará el término de Medicaid, como lo conocemos”, “es risible”, agregó, en el almuerzo anual de Associated Press. “Impone una visión radical de nuestro país, recortando áreas necesarias para que nuestra economía perdure”.

La medida promete disminuir el gasto fiscal en 5.3 billones de dólares en los próximos 10 años. Parte de los ahorros en el plan, contemplan la eliminación de la reforma sanitaria, que pretende expandir la cobertura médica a 30 millones de personas para 2014.

Además, traspasa la responsabilidad a los estados de programas como Medicaid, asistencia social y cupones de comida.

En este escenario, los gobiernos locales podrían poner límites de tiempo para la entrega de estos beneficios, además de requerimientos de trabajo.

Obama fue más allá e incluso se refirió abiertamente a la reacción de su oponente principal en la campaña, al hablar del presupuesto. “El gobernador Romney ha dicho que espera la presentación de una versión similar de este plan, como el primer proyecto de ley, en el día uno de su presidencia […] incluso lo ha calificado como maravilloso, una palabra que no se usa comúnmente para describir este tipo de documento”, comentó riendo.

El Presidente explicó que en 2014, el plan disminuiría la ayuda financiera de 10 millones de estudiantes. También insistió en que 200,000 niños quedarían fuera del programa Head Start y que cientos de parques nacionales se verían en la obligación de cerrar sus puertas parcial o totalmente.

Atrás quedó aquel Obama que privilegiaba un tono más conciliador, al referirse al trabajo del Congreso o aquel que simplemente ignoraba los ataques en su contra, propinados por sus oponentes en campaña.

Una señal de la fuerza que está tomando la carrera electoral, pero también un indicio complicado para Washington, donde aún quedan al menos cinco meses de trabajo legislativo, con votos cruciales por delante, como por ejemplo, el proyecto de ley de transporte.

Al otro lado del debate, líderes republicanos reaccionaron de inmediato a las palabras del mandatario. “Obama ha escogido hacer campaña en lugar de gobernar”, declaró el presidente de la Cámara de Representantes John Boehner (R-OH).

“En vez de cruzar al otro lado del pasillo, para implementar los cambios necesarios que restauren la prosperidad de Estados Unidos, ha acudido a distorsiones”, comentó.

“El Presidente debería estar avergonzado de sí mismo por intentar anotarse puntos políticos baratos atacando los planes republicanos”, enfatizó el Presidente del Comité Nacional Republicano Reince Priebus.

“El discurso mostró lo peor de una política desesperada y engañosa. […] Claramente, Obama engañó al pueblo americano en 2008 cuando se comprometió a ser un líder no-partidista de ‘esperanza y cambio’. Todo este tiempo él ha sido un político frío, calculador y de grandes gastos”, aclaró.

Ahora, las palabras no sólo van acompañadas de consecuencias políticas, sino también en la reacción de los donantes a las campañas. Hasta el momento la campaña de Obama ha recolectado 157 millones de dólares, mientras el Partido Demócrata cuenta con 158 millones.

Resultados menores, en comparación con la campaña 2008.

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