Un modelo de disciplina
La secundaria Garfield del Este de LA elimina práctica de suspender a estudiantes por un 'desafío'
Las suspensiones en las escuelas antes estuvieron reservadas a ofensas muy serias, como pelear, llevar armas o drogas a las escuelas. Pero las cosas han cambiado y en estos días el estudiante puede ser suspendido por faltas menores, como hablar a espaldas del maestro, llegar tarde a clase o incluso por hacer gestos con los ojos.
Más del 40 por ciento de las suspensiones en California son por “desafío voluntarioso”, o por cualquier conducta que interrumpa el ritmo de las clases.
Los críticos de esta práctica aseguran que el término se ha generalizado para incluir ofensas menores y que las suspensiones son aplicadas de manera desproporcionada contra los estudiantes afroamericanos y latinos, quienes, por otro lado, son los que más necesitan permanecer en las escuelas.
“Es muy amplia y no es útil”, dijo Marqueece Harris-Dawson, presidenta y jefa ejecutiva de la Coalición Comunitaria del Sur de Los Angeles. “Actualmente no se puede definir claramente qué puede provocar la suspensión y que no”.
El asambleísta Roger Dickinson (D-Sacramento) a principios de este año introdujo una propuesta para eliminar el “desafío voluntarioso” como razón para ser suspendido y expulsado. Su iniciativa, conocida como AB2242, podría reemplazar esa categoría con conductas específicas, como acoso, amenazas, intimidación, conducta desordenada o ambiente hostil
La categoría de “desafío voluntarioso” está bajo escrutinio ahora que la atención se está centrando en las políticas disciplinarias de “cero tolerancia” instituidas en muchas escuelas en la década de los 90’s y que son aplicadas, especialmente a estudiantes de minorías. Un reporte de la oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación de Estados Unidos encontró una gran disparidad en el uso de las suspensiones en contra de estudiantes de color.
Los estudiantes afroamericanos comprenden el 18 por ciento de los estudiantes inscritos en las escuelas públicas del país, pero tienen el 35 por ciento de las suspensiones y 39 por ciento de las expulsiones, dice el reporte.
El tema de la disciplina en las escuelas, atrajo ya la atención de la jefa de la Corte Suprema de California, Tani G. Cantil-Sakauye, quien abordó el tema en su informe de labores a la Legislatura el pasado mes de marzo, asegurando que había encontrado que tan sólo el año pasado el estado había aplicado más de 700,000 suspensiones y expulsiones.
“¿Ustedes podrán preguntarse, por qué la disciplina en las escuelas en un asunto de la justicia? La respuesta es obvia, cuando los niños no están en las escuelas, los estudios muestran que enfrentan un riesgo mayor de ingresar al sistema de justicia juvenil”, dijo Cantil-Sakauye. “Los estudios muestran que las suspensiones o expulsiones triplican las posibilidades de que ese niño o muchacho entre en problemas y caiga en manos del sistema de justicia juvenil”.
La mayoría de los distritos escolares de todo el país estipulan que el desafío o la insubordinación son causas por las que el estudiante debe ser disciplinado. El problema es que el castigo es mucho mayor que la ofensa.
En California la conducta de “desafío” es el factor principal detrás de la mayoría de las suspensiones y expulsiones, especialmente entre estudiantes latinos y afroamericanos. Un reporte de la Universidad de California en Los Ángeles encontró que los estudiantes de minorías son suspendidos con más frecuencia por conductas relacionadas con la falta de respeto, desafío y desobediencia.
“Hay un poco de perfil racial en todo esto, particularmente con los estudiantes afroamericanos y latinos de bajos recursos”, dice Harris-Dawson. “Una estudiante blanca puede gritar, tirar los libros sobre el escritorio y su conducta no va a ser considerada como amenazante, pero si un estudiante afroamericano hace la mitad de eso, va a ser considerado como ‘trató de atacarme'”.
Para los maestros mandar a los estudiantes problemáticos a la oficina del director es una herramienta necesaria para mantener la disciplina, dice Frank Wells, representante para el Sur de California de la Asociación de Maestros de California.
Pero si las estadísticas muestran un desproporcionado uso de las suspensiones por el desafío contra ciertos estudiantes, esto puede indicar que hay un vacío cultural. “Es algo que sin duda debe ser estudiado”, agregó. “Pero no quisiéramos limitar la autoridad de los maestros en el campo de la disciplina en su salón”.
Brett Williams, estudiante de secundaria en el Sur de Los Ángeles dijo que los maestros usan la categoría de “desafío” como excusa para no escuchar el punto de vista de los estudiantes. “Es siéntate y cállate, nunca puedes decir tu versión de las cosas. A eso ellos le llaman desafío”.
Hace unas semanas, Williams después de jugar basquetbol, no traía puesta la camisa del uniforme bajo su sudadera. Cuando le indicaron que fuera a la oficina del decanoo, él se resistió porque ya se estaba poniendo la camisa y quería seguir dentro del salón de clase. Entonces le amenazaron con suspenderlo si seguía con la actitud desafiante, y lo mandaron a casa suspendido.
Cuando regresó al día siguiente, tuvo un encuentro con el decano y se le dijo nuevamente que había sido irrespetuoso, rudo y desafiante, por lo que fue enviado a su casa nuevamente.
“Esto creció de una manera increíble, perdí dos días de escuela por un asunto con el uniforme”, dijo Williams, quien agregó que está determinado a graduarse en junio a pesar de los problemas.
En la secundaria Garfield High School en el Este de Los Ángeles, los administradores han empezado a abordar el tema de la disciplina desde otros ángulos, especialmente a partir del 2004, cuando con 600 suspensiones, establecieron un récord.
La escuela con 2,700 estudiantes tiene ahora un sistema de disciplina muy avanzado, donde los maestros y los consejeros intervienen antes de que la situación llegue hasta el director.
Los padres son llamados y a los estudiantes en problemas se les pide que escriban una carta de disculpa y de que se disculpen públicamente por sus acciones. También se ha recurrido a que estos estudiantes coman junto al director de la escuela.
En esa escuela el desafío ya no es una causa para ser suspendido.
“Eliminamos la opción de suspender a un estudiante por cualquier infracción”, señaló el subdirector Ramiro Rubalcaba, que solía tener estudiantes en su oficina por todo tipo de motivos, desde mascar chicle y dormirse en clase a llegar a la escuela sin un lápiz. “Todo parecía ser un pretexto para la suspensión”.
Los maestros, que al principio se rehusaron al nuevo sistema disciplinario, reciben más capacitación en técnicas para el manejo del aula si informan tener muchos estudiantes con problemas de conducta.
La escuela solo tuvo una sola suspensión el año pasado y a la fecha solo se ha registrado una suspensión. Teniendo en cuenta estos antecedentes, la escuela Garfield se ha convertido en un ejemplo para la reforma disciplinaria, y en la actualidad recibe muchas visitas de administradores de otras preparatorias e incluso legisladores del estado.
Cuando las estudiantes del duodécimo grado Jaime Rodríguez y Janaye Esparza tuvieron una pelea durante la práctica del equipo de porristas a comienzos de este año -lo que se considera motivo para una suspensión en la mayoría de las preparatorias- se llamó a sus padres, a las estudiantes se les prohibió participar del equipo durante toda una semana y debieron pasar la hora del almuerzo en la oficina del decano estudiantil, además de recibir sesiones de orientación para aprender a llevarse mejor.
“Aprendimos a mantener la distancia y a respetarnos”, dijo Janaye. “Aprendimos a dejar de lado nuestras diferencias”.
Ambas estudiantes dicen que el peor castigo fue no poder practicar con el equipo. “Eso fue muy duro”, dijo Jaime. “Era algo por lo que realmente había trabajado mucho”.
Rubalcaba señaló que ha observado que los estudiantes responden mejor a la suspensión de privilegios que a ser enviados al hogar donde se sientan a ver la televisión.
“Les gusta que los suspendan un jueves, así tienen un fin de semana largo”, señaló. “Pero ahora la suspensión es la última opción”.